Chapter 0: Start.

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No sé si decirte si fue un placer o una tortura el día que lo conocí. Creo que fue una tortura para luego convertirse en gloria.

Tampoco sé cómo describirte  los sentimientos que Dante me genera cada vez que lo veo.

A pesar de ser una persona totalmente seria, con mirada tan penetrante que hace temblar hasta las piedras y con un porte intimidante, tiene algo que me llama la atención. Demasiado, diría yo.

No entiendo por qué me hiela con su mirada, inquietante, con cierto ¿enojo?. No sé. Esa mirada definitivamente mata. Y me agrada en cierta manera, es cómo si él supiese que su presencia me pone nervioso  a la vez que intriga.

Eso es algo que debería averiguar por mí mismo, ¿no lo crees?  

......

Me llamo Benjamín Molina, tengo 25 años y trabajo como vendedor de seguros en una reconocida casa en el centro de la ciudad de Córdoba. Mido 1,75 cm, mi cabello es de color castaño claro y mis ojos café. Me considero, bueno, me consideraba una persona seria, bastante tímida y que me costaba salir de mi zona de confort. ¿Por qué hablo en pasado? Simple, por la llegada de este sujeto.

Era imposible pensar que alguien así entraría en mi vida y causara relevos de una forma estratoférica, llegando a apoderarse de todo. Sí, también de mí. Eso lo contaré más adelante, cuando fue el maldito día que lo conocí...

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Me encontraba en la terraza del edificio tomando una taza de café  y fumando un cigarrillo, observando desde la misma la hermosa y tranquila vista que la Cañada tenía para ofrecerme, cuando escucho una voz conocida.

- Siempre vienes aquí solo  -dijo Carolina, mi amiga de toda la vida y compañera de trabajo.- ¿Cuándo será el día en que me invites a mí?

- Cuando las vacas vuelen -dije sonriendo-.

- Ya basta -siguió-. La vista aquí definitivamente es espectacular, aunque el ruido de los autos es a veces insoportable...

- Tienes razón -contesté lanzando el humo gris que se esparcía por el aire exclamando libertad-, pero no queda otra ¿no?. Vamos adentro, el receso termina y no quiero que José empiece con su sermón de nuevo.

Íbamos bajando las escaleras a nuestros respectivos puestos cuando se estaba esparciendo el rumor de que alguien nuevo se incorporaría a la empresa, ya que vieron hablando a alguien que nunca vimos con nuestro jefe. No le di demasiada importancia... Hasta que lo vi entrar.

-Compañeros -anunció José-, permítanme presentar a su nuevo colega -siguió al abrir la puerta de la oficina-. Él es Dante Leone.

- Buenos días -exclamó con seriedad-, es un gusto comenzar a trabajar aquí.

Todo el mundo se quedó mudo ante tal presencia: Dante es un sujeto bastante alto, de metro ochenta, quizá más, con el cabello rubio recogido en un pequeño rodete y ojos verdes que son capaces de mirar lo más profundo de tu alma. Recorrió con la vista sin moverse y se detuvo en mí. Se acercó de forma lenta, mientras yo retrocedía con algo de miedo. Los demás simplemente se limitaron a quedarse en sus lugares.

- Tú eres Benjamín, ¿verdad? -dijo. Sentía que mi cuerpo se hacía pequeño y estaba acorralado.

- S.. sí.. sí -contesté tartamudeando-. Un gusto y bienvenido.

- Gracias -siguió ahora sin mirarme, sentándose en el escritorio de al lado para luego empezar con sus tareas.

Pasaron varios segundos antes que pudiera volver en mí. Sacudí mi cabeza para luego continuar con mis tareas, que en ese momento constaban de llamar a un cliente para realizar un acuerdo para el seguro de su automóvil. No podía concentrarme con la presencia de Dante, mis ojos lo observaban desde el rabillo, era imposible evitarlo. Quería saber por qué no podía quitar mi vista de encima de él.

Entre CadenasOn viuen les histories. Descobreix ara