Chapter fourteen: Colonel Claws

2.2K 186 14
                                    

Hola, aquí el Coronel Claws, reportándose desde las sedes de mi ejército. Estamos capacitados para preparar a los mejores soldados para combatir, apresar y destruir a ese punto rojo que, desde otras partes del mundo han informado, ha aparecido en reiteradas ocaciones. Le damos caza, con todas nuestras tecnicas, aún así no hemos logrado nuestro objetivo. Más creo que pronto el enemigo caerá para nunca volver a levantarse. Seguiremos los duros entrenamientos, manteniendo la esperanza.

Pero no estoy aquí para hablarles de cosas militares, en especial de algo tan delicado y secreto como nuestros planes para cazar al enemigo, si no de otra cosa: mi humano.

Aquel humano que me dio cobijo ese día, que me alimenta según mis demandas, que me provee de variados artículos para mi entrenamiento, pese a que me guste más cazar sus medias. Son fáciles de tomar, además de representar un blanco futuro, débil, inconsiente del peligro que se acerca, con la guardia baja. Aquel humano que, también, me ofrece su compañía, los mimos, claramente requeridos a mi criterio, y mucho cariño. Pese que me puso un nombre que en lo personal no va conmigo, agradezco sus servicios dejándole hojas y algún otro insecto que logra colarse en nuestra morada, pero al parecer ésto último no le agrada tanto. Y me veo obligado a soltarlos. Yo no tengo la culpa que sea un pésimo cazador. Le traigo comida y no la acepta.

Desde hace varios días he notado un cambio en la forma de ser de mi humano. Antes volvía a casa con una sonrisa, me saludaba y cada tanto me contaba su día. Pero ahora viene a casa decaído, sus saludos no son tan alegres si no más bien como por obligación. No lo voy a negar, me pone mal verlo así, me acerco a él con mis mimos y ronroneos, pero parece no funcionar.

Lo he visto llorar, lo he visto comer sin ganas, lo he visto quedarse mirando un punto fijo durante una cantidad incontable de tiempo, moviéndose arrastrando los pies de un lado a otro, como esperando algo.

El peor momento fue cuando regresó a casa hace uno o dos días, cuando se cayó al piso y pude apenas notar las lágrimas salir. Lloraba desconsoladamente. Me acerqué a él maullando, mimándolo, haciéndole entender que no lo dejaría solo, que estoy ahí.

Luego de eso lo veo más tranquilo, como si toda la tristeza se esfumara de un segundo a otro. Ahora me saluda con una gran sonrisa, juega conmigo un rato antes de comer, pero luego se encierra en su cuarto hasta casi la llegada de la noche. Sé que no quiere ser molestado, así que le dejo su lugar. Pero ni bien escucho sus pies tocando el piso, corro hacia él para, nuevamente, ofrecerle mi compañía.

Pese a no entender muy bien las emociones de los humanos, me hace mal que esté así.

Por lo que buscaré la manera de, aunque sea un poco, mejorar su ánimo.

Debo seguir con mis entrenamientos. Ese ratón sobre la bola me está mirando feo. Va a caer.


Entre CadenasWhere stories live. Discover now