100. Parte de mi historia. (Parte uno)

767 74 111
                                    

Capítulo 100. Primera parte.

Ese mismo día, anteriormente.

Narra Paulo.

Ya desde la llegada al estadio que mi cuerpo reaccionó distinto. Aunque mi objetivo era disfrutar del partido y del buen fútbol, inconscientemente mi atención se posó en él. Lo veía distinto, no sé, algo me decía que cambió. Pero a mí me seguía gustando como el primer día. Verlo feliz festejando el gol de su equipo me entusiasmó a mi también, así como me amargué después. Verlo tan vulnerable, tan triste... Me encantaría poder hacer algo para aliviar el dolor y la frustración que estaba sintiendo. Repentinamente mi cuerpo se invadió de nervios, necesitaba verlo. "¿Y si bajo a los vestuarios a saludar?" me pregunté mil veces. Hasta que me decidí. Lo hice. Pero esperé un tiempo prudencial. Era matar o morir, o lo encontraba ahora o me quedaba con las ganas para siempre. Para mí suerte llegué al lugar y al abrir una puerta, reconocí su espalda. Era él. Ese torso desnudo era suyo, esos kilos de más aumentados últimamente eran suyos. Un calor recorrió mi cuerpo y al verlo moverse lentamente al compás de lo que parecían ser sollozos, no me salió otra cosa que acercarme sigiloso a abrazarlo.

Narra Pavon.

Sentí un beso en mi mejilla y me quedé estático ante la situación. Cerré mis ojos y me concentré en sentir su respiración sobre mi cuerpo. Me centré en seguirla, lograr calmarme, estabilizarme en cierto punto. Cuando la presión de sus brazos disminuyó, finalmente pude girar y hablar.

Paulo... Qué hacés acá? -pregunté viéndolo con mucho calor en mis mejillas-
No sabías que venía? -sonrió de lado-
N-No... No sabía -respondí con la voz temblorosa-
Querés sentarte? -invitó y asentí-

No podía mirarlo. Sentía ésto demasiado irreal para ser cierto. Mis manos temblaban y sudaban sin control. Si era un sueño quería despertar en ese mismo instante.

Cómo estás? -preguntó tomándome por sorpresa-

Levanté la mirada a verlo. Estaba muy bien arreglado y su rostro tenía una serenidad increíble. Toda la que a mí me faltaba. Yo era un desastre, transpirado, despeinado, con el autoestima por el piso. No respondí, preferí negar en silencio. Sentí su mano sobre mi hombro, intentando transmitirme calma. La mantuvo ahí.

Ahora seguro para vos todo está mal, pero va a mejorar -buscó mi rostro-

No dije nada y me encogí de hombros.

No vas a decir nada? Vine a vos -largó una risita-

Cómo puede estar tan tranquilo? Cómo puede tener esa paz? Yo soy un desastre. Me siento un desastre. Tomé aire para hablar, para poder decir lo que sea.

Ha-Hace... Mucho que no sé nada de vos -expresé nervioso-

Suspiró y retiró su mano de encima mío.

Es verdad. Ni yo de vos -dijo con tristeza- Pero estamos acá no? Vine a verte -completó la frase-
Al partido mejor dicho -corregí-
También, de paso -rió también-

Coincidimos miradas por un momento y el calor en mi rostro me impidió seguir mirándolo. Cómo puede provocarme esas cosas si lo vi tantas veces? En todas las situaciones posibles, y seguía causando ese efecto inhibidor en mi.

Te conté que los chuchis se comprometieron? -expresó entusiasmado-

Lo miré frunciendo el ceño y negué levemente. A qué venía ese comentario ahora?

Bueno, ahora te enterás -dijo feliz-

Cerré los ojos buscando paciencia en mi interior. Lo escuché decir un par de palabras más y lo detuve repentinamente.

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora