25. Perdón. (Final)

1.7K 149 132
                                    

Capítulo 25.

Narra Paulo.

Volver siempre es una caricia al alma. A pesar de tantos cambios en mi vida, el único lugar que me hace tener los pies en la tierra es acá. Mi gente, mi familia, mis amigos. El viaje fué largo pero valió la pena, nada como el calor del hogar.
Mi casa nunca fue un lugar tranquilo, y sonará arrogante, pero cuando vengo yo todo se multiplica. Intento pasar desapercibido, pero es al pedo. Unos amigos vinieron a tomar mate a casa y estoy muy feliz de verlos, pero mi cabeza está en otro lado. Me molesta estar así, porque nunca tengo tiempo para ellos y cuando al fin los veo no estoy del todo enfocado en el momento. Aviso que me voy al baño y miro mi rostro en el espejo. No sé por qué el hecho de mirarme y pensar de vez en cuando me hace filosofar conmigo mismo. Dos días pasaron de su mensaje. Ese último mensaje que no respondí. Y no sé por qué no lo hice, si yo quería. Juro por mi vida que abrí mil veces la conversación, y mil veces más la cerré sin siquiera intentar responderle. Me siento tan culpable. Sus me gusta en Instagram, sus reacciones a mis historias... Y yo ni siquiera lo sigo. Soy consciente de eso, y me reprocho no hacer nada al respecto. Quizás porque estoy tan perseguido de pensar que van a sospechar ante cualquier cosa que yo haga relacionada a él. Kichan no se merece ésto, no se supone que ambos estuvimos seguros de lo qué pasó? Me enerva pensar que ahora soy yo el que está tan inseguro de todo ésto. Vuelvo a mirar mi teléfono, y como siempre sigo mis impulsos, lo llamo. Esos segundos de espera se vuelven eternos y tan dolorosos, y cuánto me merezco que me lastimen así.

Buenas, como va? -digo con la voz temblorosa-
Hola viejo, qué hacías?
Nada, tomando mate con mi viejo, vos qué onda?
Yo también, con la banda.
Me alegro. A disfrutar los últimos días de vacaciones

Lanza una pequeña risita después de decir eso. Y con unos nervios que no puedo más. Pero nervios de los malos, de esos que no te dejan ser.

Qué haces hoy? -digo cortando su risa-
Hoy? Nada, juego de local en la cama... Por qué?
Ah. No querés...?

Estiro más de la cuenta esa palabra. Tomo aire. Camino hasta la puerta y me aseguro de que no haya nadie del otro lado.

Qué cosa? -consulta-
No querés que nos veamos? -digo por lo bajo-

No hay respuesta. Si pensé que esperar que me atienda el teléfono fue casi agónico, ésto lo súpera lejos.

Y? -digo impaciente-
Estamos a una hora de distancia... Voy o venís?

Su voz entusiasmada me reconforta y hace desaparecer por un momento todas las sensaciones horribles que sentía.

Como te quede más cómodo, mi auto es re conocido acá -digo lamentándome-
Yo tengo disponible el mío. Voy. -se ofrece-

Tengo terribles ganas de llorar. Después de cómo fui, él sigue firme. Y yo soy un cagon.

Perdón Kichan, perdón por no contestar, por desaparecer así... Tengo algo muy importante que decirte -sollozo-
Ya vamos a hablar, no te aflijas así -dice interrumpiéndome, con la calma que lo caracteriza-
Necesito hablar con vos, pedirte perdón pero de frente, y si no te digo lo que necesito decirte no me lo voy a perdonar nunca... Pasó algo -me interrumpe-
Che aflojá, tranquilo... Voy, no te preocupes. Vos tendrás tus razones... Vamos a hablar toda la noche si hace falta -rie-

Es tan comprensivo. Es tan él. Y yo soy lo que puedo. Bajo los decibeles y la charla sigue.

De madrugada puede ser? Tipo dos de la mañana.
Dale, para evitar bardo. Me pongo pituco? A dónde vamos?

Me saca una sonrisa y mientras me apoyo en el lavamanos.

Y a muchos lugares no podemos ir, pero tomar alguito en el auto te va?
Mientras estemos los dos juntos me parece un planazo

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora