Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.

73. Que tus deseos se cumplan.

Capítulo 73.

Narra Paulo.

Desde que soy chico que no creo en las supersticiones, más que nada en eso de que los deseos de cumpleaños no se cuentan. Por qué no los contaría? Si los deseo es porque quiero con todas mis fuerzas que se cumplan, no alcanza con eso? No le veo el sentido de guardártelo para vos. Nada más lindo que pasar mi cumpleaños entrenando con la albiceleste. Ya de noche, estaba tirado en la cama boludeando en la compu, borrando algunos chats innecesarios que me traían recuerdos un poco jodidos, y de repente los chicos llegaron a felicitarme con una torta improvisada. Rulli insustió en que pida deseos y lo hice, aunque cuando estaba por contar lo que pedí me obligó a callarme. Éste es uno de los que cree en esas cosas. En fin, estuvimos haciendo un poco de escándalo hasta que veo pasar a Taglia por el pasillo y salgo un momento de la habitación.

Capi! Qué onda? Vení con los pibes, querés torta? -señalo hacia atrás de mi-
Ey, ah... Por eso el alboroto? -dice mirando al interior-
Si, joda de cumple... Te sumás? -consulto-
No, me voy a acostar ya -expresa sin ganas-
Hablen Nico, hablen... Estás muy bajón, el también... Sabías que apenas me saludó hoy? No sé por qué... Bah, si sé. Pero él no es así -dije con algo de decepción-
Tenes razón, ésto nos está haciendo mierda -dice rascándose la barbilla-
Hablen ustedes que pueden y mirá, esperame un toque -voy al interior y vuelvo a los minutos- Tomá, llevale ésto y te perdona -reí-

Tomó el pedazo de torta entre sus manos asintiendo y se despidió. Volví con los demás para seguir escuchando unas altas cumbias.

Narra Meza.

Hoy sí que fué un día largo. Las cosas que uno piensa aprendiendo a estar en silencio son increíbles. Hablar menos y escucharse más a uno mismo. Sin dudar decidí apartar al amor de mi vida de ésta misma, y así fue como borré cada rastro de él en mi celular, en mi valija o en mi corazón. Quisiera poder decir que aún lo amaba, ciertamente no lo sentía así. Ya no sabía lo que era amar a ese hombre como lo hice alguna vez, como lo hice hasta hace 24 horas atrás. El daño que me hizo enterarme de su traición ni siquiera se comparó con el que sentí al enterarme de que aquello sucedió antes de la gira anterior y él decidió ocultarlo bajo falsos "te amo", bajo falsas promesas incumplidas. Y la excusa del alcohol a mi no me sirve de nada, la traición a mi confianza ya está hecha. Nicolás Tagliafico ya no era el amor de mi vida, hoy solo era mi compañero. Uno con el que no quiero tener amistad alguna, uno con el que si fuera por mi evitaría por el resto de mis días. Nicolás Tagliafico fué alguna vez el amor de mi vida y él mismo, así como me enamoró, me hizo salir de esa burbuja de ensoñación en la que éramos una pareja feliz y perfecta que se amaba incluso en los peores momentos. Él era el recuerdo más triste de que no se podía tenerlo todo en la vida, que no importa que tan bueno seas con tus pares siempre hay alguien que te recuerda que no todos son como vos. Ingresó en nuestra habitación con una mirada seria y los labios en levemente curvados.

Ey... Mirá lo que te traje, de chocolate como a vos te gusta -me ofreció lo que al parecer es torta-

Observe sus manos extendidas hacia mí y negué sin emitir un solo sonido.

Te encanta lo dulce dale, no te hagas -insistió-

Ésta vez no hice ni tampoco dije nada y solo seguí con lo mío.

Tenemos que hablar -dijo, sentándose frente a mi en su cama y dejando la porción sobre la mesa de luz- Ya vamos un día sin decirnos una sola palabra, no puede ser -dijo con notoria molestia-
Hace falta que sea antes del partido? Mañana jugamos, sigamos así -susurré ordenando mi cama-
No podemos seguir así, ésto no es convivir... -insistió-
No querés escuchar lo que tengo para decir, yo sé lo que te digo -expresé con una risa sarcástica-
Si quiero escuchar, por eso te lo pido -insistió-
Querés hablar eh? -me giré- Bueno, hablemos -respondí con firmeza sentándome también frente a él-