8. El primer beso.

2.8K 196 90
                                    

Capítulo 8.

Narra Pavon.

Hay veces, momentos, circunstancias, en las que uno siente que el tiempo se detiene. Que no importa lo que pase afuera. Lo importante está ahí, en ese preciso instante. Y este abrazo es un claro ejemplo. Me aferro con fuerza, como si mi vida dependiera de ello. Nuestros cuerpos calientes en una noche fría se funden el uno en el otro. Cómo si se complementaran. Hundo mi cabeza en su hombro. No voy a llorar. Pero estoy a punto. Despues de unos minutos que quisiera que fueran eternos, nos toca separarnos.

Va a estar todo bien -dice buscando mi cara-

Yo solo me mantengo agachado. Tengo vergüenza. Y mucha. Pero no hay vuelta atrás. Me limpio el rostro y retrocedo un poco.

Viejo, perdoná. Tengo un mambo en la cabeza y vos no te mereces ésto. -me limpio la cara-
Deja de hablar pavadas...
No son pavadas... No tengo derecho a decirte algo así, a hacer este espectáculo, ya se me va a pasar y todo va a estar como antes, dame tiempo vos a mi -esbozo ya un poco más tranquilo-
Tiempo para qué? Dejá de dramatizar tanto... -intenta hacer un chiste-
Tiempo para dejar esto atrás y que sea solo una anécdota, esta boludez que dije ya se me va a pasar.
Y si a mí no se me pasa? -dice-

Lo miro un tanto sorprendido. Bueno no un tanto, del todo sorprendido. Mis pulsaciones vuelven a subir.

Cómo a vos? Q-qué? -el que frunce el ceño ahora soy yo-
Nos podemos sentar? -dice caminando hacia atrás-

Lo sigo y nos acomodamos. Cuando noto que estoy muy cerca, me alejo para poder mirarlo de frente. Tengo miedo de lo que pueda decir, pero hay que aclarar todo de una vez, y qué mejor que ahora para aprovechar la privacidad en un lugar con tanta gente dando vueltas.

Déjame hablar -me mira- Yo... A ver cómo explicarte... Nunca te pasó de ver alguien a lo lejos y pensar? Pero pensar en algo cualquiera, y cuando te das cuenta estás sonriendo?

Intento contestar.

Déjame hablar dije... Bueno, desde que llegamos a acá... No -se corrige- Desde aquel partido contra Nigeria, por las eliminatorias... Te acordás?

Asiento, sin decir nada.

Bueno, me pasó eso. Con vos. Te miraba, ahí en tu mundo, tan metido en tus cosas, tímido... Que admiraba cómo abajo de todo eso guardas un pibe excelente, y no hace falta conocerte para darse cuenta.

Lo miro sin decir nada.

Y ahora, con esto que me decís... Con esto qué pasó, me doy cuenta... Creo que vos también me gustas... -se mira las manos- No, no creo... Sé que vos también me gustás, tenia que decírtelo.

Me levanto.

No, no es así. Esto me lo decís para que no sea tan humillante lo que yo te dije -río nervioso-

Intento pensar que esto no está pasando. Intento pensar que es una joda. Un chiste de mal gusto. Quizás para tapar que me muero de ganas de que todo sea real.

Que? -se levanta también- Vos pensas que joderia con algo así?
Que casualidad, yo te digo que me gustas y vos me lo decís ahora? Por qué no me lo dijiste antes? -lo enfrento-
Vos sos pelotudo? Qué mierda sabes lo que me pasa a mi?
No sé, para mí es raro.
No me crees?

Lo miro enojado. Tengo bronca. Demasiada bronca. Ésto no se supone que tenia que ser así. No tenía que ser mutuo. Tenía que ser algo mío, que iba a reprimir, guardarlo y listo. Iba a pasar desapercibido.

Sabés qué? Me pudriste con ésto. Porque si vos hubieras estado en mi cabeza cada noche que estuvimos acá, sabrías que te pensé como nadie te pensó seguramente. Sabrías que las manos se me hacían agua cuando te iba a hablar. Sabrías que dudé mil veces en contártelo, en cómo te lo ibas a tomar, en cagar el momento... Pero no te importa, claro... Lo importante es lo que te pasa a vos. Forro -me empuja y se va-

Debe ser la quinta vez en la noche que él se va. O hace el intento al menos. Y en todas lo dejé ir, y volvió solo. Pero esta vez no.

Esperá, esperá -lo tomo del buzo-

Pero se zafa. Corre su brazo violentamente y yo lo sigo. No la voy a cagar. No de nuevo. Lo único que me sale es abrazarlo por detrás. Fuerte. Y apoyar mi cabeza en su espalda.

Paulo, de verdad, perdón -no lo suelto-

Se detiene. Por fin. Y siento cómo niega con la cabeza.

Boludo -solloza- Yo también tengo miedo, yo también quiero que esto no sea así, pero es verdad... Me gustas, y ahora me doy cuenta.

Se gira. Ninguno de los dos mira a la cara al otro. Una brisa fría corre sobre nuestras mejillas. Muerdo mis labios hasta que siento los suyos sobre los míos. Levanto el rostro para entender qué pasa, y me doy cuenta. Nos estamos besando. Primero no reacciono, pero después me acerco más y la distancia entre nuestros cuerpos es mínima. Siento su mano fría en mi rostro, y lo tomo de la cintura, para acércalo más. Solo un poquito más. La noche fría y estrellada de Rusia fué testigo de lo qué pasó en esa terraza.

Continuará.

Desde que te ví - Paulo Dybala & Cristian Pavón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora