Capítulo 27.

919 82 18
                                    

Ellen.

Podía sentirme como antes. Algo mejorada, quizás.

Nunca antes había sentido como mi pecho se inflaba y desinflaba con alivio, era una sensación tan especial que hacía que me quedara con ganas de más y más, cada minutos que transcendía, parecía una eternidad, quizás.

Era todo lo que siempre había querido y soñado. No podía ni siquiera asimilar lo que estaba ocurriendo en estos momentos, pero cada minuto vale realmente la pena; era la primera vez que realmente sentía los labios de Harold encima de los míos, quizá la primera vez que nos besamos, mejor dicho, cuando el me robó un beso aquella noche en la que él estaba mal, no fue un beso que disfrute. Fue tan rápido que muy apenas me di cuenta de lo que había ocurrido, en cambio, esta vez es como si fuésemos una misma persona.

La tensión sexual entre Harold y mía era excesiva, sin embargo ninguno de los dos podía separar nuestros labios, es como si nuestras vidas dependieran de eso, y aunque sabía que esto es lo peor que podría hacer, no podía detenerme.

Mientras los minutos iban avanzando, nuestros besos eran más y más intensos, más llenos de salvajismo y deseo, porque es eso lo que estoy sintiendo ahora mismo por Harold: deseo.

No tenía la menor idea de cuánto tiempo seguíamos en la misma posición, pero hubo un momento en el que nos tuvimos que separar para poder recuperar el aliento. Yo tenis mis ojos cerrados, respirando con dificultad, podía sentir la respiración pesada de Harold, la cual me estaba golpeando el pecho desnudo; por un momento quise ser una chica que fuese atrevida, que no le importase lo que pasaría al día siguiente, pero no podía fingir una persona que no era. Estaba aterrada.

No sabía que pasaría el siguiente día, no sabía que significaba este beso, ni mucho menos sabía que es lo que realmente estaba sintiendo por Harold. Es demasiado obvio que todavía tengo sentimientos encontradas hacia ell, y quizá nunca se percató de ellos, pero con este beso, las cosas entre ambos cambiarían.

Podía escuchar mi corazón latir dentro de mi pecho, y estaba casi segura de que Harold podía escucharlos de igual manera. Suspiré con intranquilidad y abrí mis ojos; mi pecho volvió a inflarse cuando vi que Harold aún mantenía sus ojos cerrados, sus labios estaban entrecerrados y sus mejillas estaban sonrojadas.

Hubo un momento en el que me encontraba bajo presión, que no sabía que hacer o que decir, por lo que preferí quedarme quieta, sin decir nada y sin hacer nada.

Sus ojos se habían abierto al fin, encontrando mi mirada por unos cuantos segundos, hasta que tuve que desviarla para no sentirme tan avergonzada e intimidada por lo que había pasado anteriormente. ¿Pero qué demonios acabamos de hacer?

—¿Dónde has estado?

Su voz estaba ronca, algo áspera. Estuve mirándolo por un momento, intentando comprender sus palabras. Era difícil estar pensando con claridad en estos momentos: estaba pasmada.

—Yo...—intenté apartarme de él, pero Harold me tenía entre sus brazos, impidiéndome su escape—. L-Lo lamento...no sé... —tragué saliva, intentando hablar sin que mi voz rota fuese tan notable—. No sé qué paso...

—No digas que lo sientes, carajo —me encogí debido a su respuesta, sin embargo, Harold acaricio mi mejilla con su dedo pulgar, haciéndome encoger a un mas—. No quiero que digas que lo sientes, me haces pensar que no quisiste besarme en primer lugar.

Estaba aterrorizada. No podía pensar en otra cosa que no sea en Drake. ¿Cómo va a reaccionar? ¿Me odiara? Claro que lo hará.

Quería irme y decirle que no se había significado nada para mi ese beso, pero había sido un beso tan real que aunque se lo jure por Dios, no me iba a creer. Jamás había besado a nadie de aquella manera y nunca antes alguien me había besado de la misma manera en la que Harold me había besado. Me consumió.

Prohibido Enamorarte. ✔Where stories live. Discover now