Prólogo.

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Junio, 2016.


Sentía como la adrenalina corría por mis venas en el momento preciso de haber salido de casa. Sabía dos cosas, una de ellas era que mis padres me iban a matar y la otra, sería que debería fingir que eso no me iba a importar. Tenía que vivir mi vida al máximo si es que quiero sobrevivir. Jess me estaba esperando afuera de Bar Josh's, habíamos quedado de venir hoy. Las vacaciones de verano habían comenzado por lo que no me metería tanto en problemas por perder clases. Apenas terminaré el sexto semestre en la preparatoria estatal de Seattle, sólo dos semestre más y podré irme con mi hermana a California, lejos de nuestros padres, lejos de toda esta basura.

Jess estaba con una enorme sonrisa en los labios al momento de verme, ella era mayor que yo, dentro de unos días se iba a trasladar a la universidad de Seattle, ahí empezara a vivir ya que formará parte de una hermandad. Jess y yo éramos las mejores amigas del mundo, nos conocemos desde que somos unas niñas. Nuestra popularidad era muy masiva, por lo que no tuvimos ningún problema en haber encontrado unas identificaciones falsas para poder entrar al bar sin ninguna dificultad. Bueno, a menos que el guardia que este en la entrada nos cache, eso arruinaría nuestra noche.

—Pensé que no podrías escapar de casa, niña.

No contesté a ello, la verdad es que estaba muy emocionada como para decir un comentario erróneo que podría arruinar nuestra noche. Jess llevaba puesto un vestido extremadamente corto el cual, mostraba sus buenas curvas. En cambio yo llevaba unos shorts con una blusa de tirantes, no quería llamar la atención, ya que todos los chicos que estarán adentro son mayores de edad y la verdad es que prefiero no involucrarme con ninguno de ellos. Nos colamos en la fila y estuvimos haciendo bromas sobre la graduación. Helen, mi hermana mayor, se veía muy feliz y estaba feliz, su sueño siempre ha sido irse a estudiar a Los Ángeles, California, y mañana podrá cumplir ese sueño.

También es mi sueño, pero tendré que esperar hasta el próximo año, la verdad es que no me molesta en lo absoluto la idea de esperar, podré hacerlo con calma, así podré convivir más tiempo con Jess. Aunque ella también estará en la universidad y yo seguiré en la preparatoria; era nuestro turno para mostrar el carné, el guardia el cual tenía una expresión de amargura, se río al ver nuestras identificaciones. Estábamos fritas.

—¿Me quieren tomar el pelo? —el guardia nos arrojó las identificaciones a la cara—. Ni siquiera lo intenten, niñas —él se hizo a un lado para ver el cartel—, sólo son para mayores de edad.

Intercambié miradas con mi mejor amiga. Ella solo se encogió de hombros, pero no se hizo a un lado, sabía que Jess no se iría de aquí hasta que la dejen pasar. Aunque llegue la policía, ella no se moverá.

—No pierdan su tiempo —volvió a decir el guardia, esta vez sin reírse—. ¿Pueden irse a otra parte? Que atrás de ustedes si hay personas que tienen todo el derecho de entrar.

—Vámonos, Jess —la tomé del brazo, pero ella no se movió, lo cual me empezó a irritar.

Ella negó con la cabeza y caminó un paso hacia el guardia. Sus ojos estaban entrecerrados y tenía una expresión tan neutra en su rostro, que hizo que me tranquilizara por el momento.

—No pienso moverme de aquí, hasta que nos dejes pasar —susurró Jess—. Déjanos pasar y te puedo confirmar que vas a conservar tu empleo. Conozco al dueño, es amigo de papá y te aseguro que no le gustara en lo absoluto que no nos hayas dejado pasar.

El guardia nos miró con el ceño fruncido, Jess se veía demasiado tranquila, como si estuviera demasiado segura de que esto iba a funcionar, yo en cambio estaba más que nerviosa, ¿y que si la policía venía? El guardia ladeó su sonrisa y se apartó.

Prohibido Enamorarte. ✔Onde as histórias ganham vida. Descobre agora