Capítulo 18.

984 90 25
                                    


Ellen.

El exterior era tal y como me lo había imaginado antes de entrar. Por todas partes veía espejos, cosas brillantes y floreros hermosos —costosos— que le daban una decoración increíble a la mansión. Si por ver la Harley de Drake, me sentí fuera de lugar, ahora más viendo en donde vive.

Drake tenía una sonrisa nerviosa en sus labios. Quizá le incomodaba de alguna manera que me siento demasiado impresionada al ver lo enorme que es su casa y no solo eso, sino también lo cara que tuvo que ser.

—¿Quieres algo?

Negué con torpedad. Sentía que debería irme de aquí. Sabía una sola cosa: esta era una pésima idea. Nunca debí haber aceptado su propuesta, una persona como yo no debería estar involucrada con personas que están en este calibre. Así de simple.

—Creo que fue mala idea haber aceptado esto, debería irme...

Ni siquiera fui capaz de terminar la oración, ya que Drake me interrumpió con un resoplido lleno de frustración y desaprobación.

—Es más de media noche. Por una sola vez en tu vida, déjame ayudarte, ¿sí? Por favor.

Miré mí alrededor. No me gustaba en lo absoluto la idea de estar en este sitio, pero él tenía razón. Me vería demasiado patética intentando ir a las doce y media de la noche. Asentí, nuevamente, solo que esta vez un poco más tranquila.

—Puedes quedarte en mi habitación. No me molestaría quedarme en la de invitados.

Le sostuve la mirada una fracción de segundo. Admitía que me sentía uy agotada, pero n aceptaría también quedarme en su habitación, ya sería algo muy comprometedor. Subimos las escaleras en silencio. Él caminaba seguro de sí mismo, mientras que yo me sorprendía con cada cosa con la que me encontraba. Drake y yo nos detuvimos en un pasillo, el cual nos conducía a varias habitaciones en general. Miré a Drake por un segundo, hasta que él abrió la puerta de una habitación.

—Puedes dormir aquí, ya que no quieres dormir en mi habitación.

—Gracias —fruncí los labios. No estaba muy convencida acerca de dormir aquí, pero ya era demasiado tarde para querer huir de aquí—. Creo que te veré mañana por la mañana.

Drake asintió con la cabeza. A decir verdad, no pensaba quedarme demasiado tiempo, solo dormiría lo necesario y luego de ello, me iría sin que él se percatara de mi desaparición.

—¿Quieres que te preste alguna de mis camisas? Digo, por si quieres dormir mejor.

Drake colocó una sonrisa maliciosa. Tenía la espalda rígida y lo único que más anhelaba era dormir

—Estoy bien, Drake.

—Quiero asegurarme que duermas bien esta noche, Ellen.

Asentí: —Estoy bien, en serio.

Ambos nos quedamos un largo tiempo de pie a un lado del marco de la puerta. No era nada incomodo estarnos mirando sin saber cómo despedirnos, de hecho de alguna manera era divertido. Drake pegó su mejilla en esta y levantó sus pobladas cejas obscuras.

—¿Por qué me estas mirando de esa manera? —tuve que preguntar, intentando reprimir una carcajada.


—¿De qué hablas? —volvió a sonreír de la misma manera que lo había hecho anteriormente. Sus pupilas se habían dilatado y tenía los ojos entrecerrados. Suspiré.

—¡De esa manera! —dije, señalándolo con el dedo índice. Drake se rio.

—Solo estoy mirando lo que me gusta.

Prohibido Enamorarte. ✔Where stories live. Discover now