20. Un cielo para mi ángel

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Feliz cumpleaños CelinaLeyva 🎉💙

* * *

Alec no había querido separarse de Magnus, incluso dormido se negó a soltarlo. Dejarlo ir no estaba en los planes del pequeño príncipe.

Magnus habría querido cerrar los ojos y dormir con él. Olvidarse de todos los problemas que los rodeaban y los impedimentos de su futura relación. Habría querido no ser el liberto más fuerte, que los habitantes de la SAOIRSE no dependieran de él, que Alec no fuera el primogénito del principal rey en el FOIRFE, que pudieran huir lejos, buscar otros reino, tenía que haber más, uno donde pidieran ser felices libres y sin preocupaciones. Donde Magnus pudiera ver crecer a Alec, él esperaría con paciencia hasta que la posibilidad de hablarle de los predestinados llegara, hasta que este cariño y necesidad de proteger se transformara en algo más.

Pero no podría, así que Magnus sólo cerró los ojos, sosteniendo con fuerza a su niño y dejando que él se aferrara a él.

Tal vez durante la próxima visita de Alec a la SAOIRSE entonces podrían dormir ambos.

Magnus se giró un poco, dejando a Alec descansar sobre el colchón, pero incluso así Alec no se soltó de él. Sus manitas seguían aferradas a la ropa de Magnus, su carita enterrada en su pecho. Y Magnus lo miró dormir, tarareando canciones de cuna que su madre nunca llegó a cantarle a él, quitando los mechones de su frente, acariciando suavemente sus mejillas para no despertarlo.

Esperanza había dejado una bandeja de comida para cuando el pequeño príncipe despertara, pero, después de avisarle que podría ser el jardinero de los Lightwood, se fue, dejándoles un tiempo a solas. -Llámame cuando despierte o tengas que irte. Estaré cerca.

Esperanza había tenido miedo de estar perdiendo su magia al pasar más tiempo en el FOIRFE que en su comunidad, pero con Magnus se sentía despierta y fuerte. Su magia nunca sería tan fuerte como la de Magnus, pero estaba ahí. Tal vez podría aprender a controlarla ahora que tendría a Magnus cerca.

Alec durmió tranquilamente durante un par de horas. Nunca había dormido tan bien, porque nunca tuvo unos brazos como los de Magnus a su alrededor. Aunque Maryse lo quería e intentaba ser una madre cariñosa, Robert nunca se lo permitía, porque eso era mal visto entre los "perfectos". Y Esperanza era la única que le daba momentos felices a él y a Izzy, pero nunca como las maripositas revoloteando alegres en su estómago que sentía con su Magus.

Despertó sobresaltado, sus ojitos parpadeando varias veces, sus manitas cubriéndolos cuando creyó que alguien podía verlos.

Pero al instante estaban ahí las manos de Magnus, quitando las suyas de su rostro, su voz tranquilizándolo. -Sshh. Está bien, mi niño. Está bien, estoy aquí, estás aquí conmigo. Nada malo va a pasarte mientras yo esté cerca.

Magus! -el miedo de Alec se convirtió rápidamente en alegría. Su sonrisa enorme, tanto que Magnus no resistió pellizcar suavemente una de sus mejillas y Alec soltó una carcajada feliz, mientras frotaba su mejilla y estiraba su manita intentando hacer lo mismo en el rostro de Magnus.

Magnus se sentó, llevando a Alec con él, para que sus manitas lo alcanzaran fácilmente, no se quejó cuando los deditos de Alec tomaron con demasiada fuerza sus mejillas. La risa de su pequeño predestinado hacía que valiera la pena.

Sus ojitos azules brillaban felices.

Y, por dios, que eso era el cielo para Magnus. El azul de los ojos de Alec.

En el momento en que los ojos de Alec se alzaron de las mejillas ya enrojecidas de Magnus, a sus ojos verde dorado, se encontró con lo miraban fijamente. -¿Por qué me ves así, Magus?

Magnus sólo sonrió un poco más. Se acercó a Alec, haciéndole una seña como si fuera a contarle un secreto. -¿Quién tiene los ojitos de cielo más hermosos?

Alec hizo un pucherito, ¿de quién hablaba Magus?, pero después Magnus le dio un golpecito en la nariz y le susurró un "Tú" y Alec sonrió feliz. -¡Yo! ¡Yo, Magus!

-Sí, tú, mi niño. Los más bonitos y sólo para mí, ¿recuerdas? Pero sólo cuando estemos solos -ahora que estaría más tiempo en el palacio de los Lightwood tenía que aclarárselo a Alec.

Alec asintió, feliz. -Pero vas a estar aquí mucho, Magus. Tú lo dijiste. Mucho mucho.

-Sí, mi niño. Vamos a jugar un juego, ¿quieres?

Alec asintió de nuevo, más feliz todavía. ¡Él nunca jugaba con nadie!

-Tú eres mi pequeño príncipe -le explicó Magnus-, mi ángel, mi niño con pedacitos de cielo en sus ojitos. Y los guardas para mí. Y yo... -Magnus tomó la flor, ahora azul, dándosela a Alec- voy a cuidar las flores de cielo de tu castillo, pero recuerda que es secreto, los demás no saben de los ángeles o las flores de cielo, Alec. Así que tenemos que guardar el secreto. Sólo tú y yo. Cuando me veas en tus jardines, dejando flores de cielo para ti, nadie puede saber que me conoces y yo sé que eres un ángel, ¿entiendes? Vamos a ser como súper espías, ¿te gusta?

Alec aplaudió una vez, pero luego dudó. -¿Los otros no pueden saber? -Magnus negó y Alec hizo un puchero-. Pero todavía me quieres, ¿verdad? Tú me quieres aunque seamos espías.

-Claro que sí -Magnus lo abrazó fuerte y Alec se apretó contra él, Magus olía rico y era bueno con él siempre-. Yo te quiero mucho mucho mucho, más que nadie, nadie te quiere más que yo, mi niño. Todos los días voy a traerte una flor, un pedacito de cielo para mi angelito. Voy a estar siempre cerca, puedes pedir a Espe que te lleve a los jardines, ¿sí?

Entonces Alec sonrió porque Magnus lo quería y le estaba prometiendo el cielo. Un cielo para su ángel. Alec era su ángel...aunque nadie pudiera saberlo.





CONTINUARÁ...

Sé que todos mueren por ver la evolución de esta relación y que Alec crezca, pero disfruten mientras Alec es peque 😻 ya vendrán otras etapas después 😌

Gen H (Malec)Where stories live. Discover now