TERMINADA» La homosexualidad es una mancha en la perfección del reino Foirfe «Perfecto». El llamado "Gen H" y es detectada en los humanos con ojos azules. ¿Qué hacer cuando uno de los príncipes tiene el Gen H activo?
Obra registrada en safecreative:...
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(vi ese fanart *de @jeong__sd* y me acordé de esta historia 😻💙)
* * *
-Ay, mi vida -Magnus abrió sus brazos y Alec corrió los pasos que los separaban, abrazándose a él, enterrando su rostro en el pecho de Magnus-. Tampoco me gusta, corazón. Pero eres un angelito, ¿recuerdas? Mi niño con ojos de cielo y tenemos que cuidar nuestro secreto, mi niño.
El pequeño Alec sorbió su naricita, intentando dejar de llorar. Magus hablaba bonito. Le gustaba Magus.
-Además -Magnus siguió, con voz dulce, mientras se sentaba en la cama con Alec en su regazo-, no eres el único, ¿recuerdas?
Magnus tomó la flor, que Alec había dejado mientras se probaba los lentes, y acarició con ella una de las mejillas de su niño hasta que las cosquillas lo hicieron reír.
Risitas entre sollozos que rompieron el corazón de Magnus.
El pequeño Alec lo miró, con sus ojitos y sus mejillas húmedas. Tomó la flor con una de sus manitas. -La flor de cielo también.
-Exacto, mi niño, tú y la flor van a ocultarse juntos, ¿sí? Y yo voy a ir a visitarte, cuando yo te visite, puedes tener tus ojitos de cielo para mí, corazón.
Los labios de Alec todavía temblaban. -¿Me vas a visitar mucho, Magus?
-Mucho, mi niño.
-¿Mucho, mucho? -una pequeña sonrisa empezaba a formarse en los labios de Alec.
Magnus sonrió también, sus pulgares limpiando las mejillas de Alec. -Mucho, mucho, mucho -le dijo, mientras picaba sus costados, haciéndolo reír.
Alec y Magnus terminaron ambos riendo, acostados en la cama. Magnus con su pequeño predestinado en sus brazos.
Magnus le quitó los lentes después de eso. Le explicó que al día siguiente él o Esperanza iban a ponérselos, porque la gente del FOIRFE no era especial y no debía ver sus ojitos.
-¿Papi tampoco?
Magnus hizo una mueca. -Sobre todo papi, mi niño.
-¿Ni mami ni Izzy? -los ojitos azules de Alec se abrían demasiado y Magnus no podía con la inocencia en ellos.
Magnus besó sus párpados. -No, mi niño. Tampoco ellas. Pero sabes que yo amo tus ojitos de cielo, ¿verdad? Sabes que no tienen nada malo, mi niño. Son hermosos y especiales. ¿Quieres que oculte también los míos para que te sientas mejor?
El pequeño Alec negó, sus manitas en las mejillas de Magnus. Se distrajo un momento, viendo como sus manitas pálidas contrastaban con la piel acaramelada de Magnus.
-No, Magus. A mí me gustan tus ojos. Son tan bonitos.
Después de cenar, Magnus se metió en la cama, con Alec en sus brazos, empezó a cantarle una canción de cuna cuando su pequeño predestinado comenzó a bostezar:
-Siente como te amo, toma mi mano y ven a soñar...
Magnus estaba quitando mechones rebeldes de la frente de Alec y éste atrapó su mano entre las suyas, aferrándola.
-Deja todo lo malo, porque te pesa para volar...
Porque el pequeño Alec era un ángel.
-Mírame, una vez más, ahora duérmete, aquí estoy...
Los ojitos azules de Alec se fijaron en el rostro de Magnus, hubo una pequeña sonrisa antes de volver a acurrucarse en sus bbrazos.
-No me iré, mi lugar es aquí, cuidándote.*
"Te quiero, Magus" balbuceó Alec antes de quedarse dormido.
-Te quiero, mi niño -Magnus sintió un nudo en su garganta y sus ojos arder por lágrimas no derramadas.
Magnus no durmió ni un minuto. Asegurándose de sentir cada instante a su predestinado en sus brazos antes de tener que dejarlo ir.
Seguía despierto cuando Esperanza tocó. Magnus se levantó, envolvió a Alec en una manta antes de salir y entregárselo a Esperanza.
Su corazón rompiéndose.
Le entregó los lentes para que ella se los pusiera, ya que no quería despertarlo. Dejó la flor en manos del pequeño Alec y besó su frente.
-Te amo, mi niño de ojos de cielo. No llores cuando despiertes, yo sigo cerca. Siempre.
Alec no despertó, pero se quejó entre sueños cuando pasó de brazos de su predestinado a los de su niñera.
-Cuídalo, por favor -los ojos de Magnus brillaban demasiado y Esperanza sintió que su corazón también se rompía.
-Lo haré, Magnus. Siempre. Con mi vida.
-Gracias. Él es la mía, mi vida.
-Lo sé -ella le sonrió, viendo como Magnus no podía apartar su mirada del niño-. Tenemos que irnos, debemos estar en casa antes del amanecer.
Magnus respiró profundamente. -Lo sé. Sólo cuida a mi corazón, por favor. Va contigo. Este pequeño en tus brazos es mi todo.
Magnus vio a Esperanza llevarse a su alma gemela y lloró tal vez por primera vez con el corazón roto.
No había llorado cuando su madre murió. Ni cuando creció y se dio cuenta que él era diferente a los demás niños, que los otros no hacían magia como él o tenían ojos así. Pero lo hizo ahora que tenía que dejar ir lo más valioso de su vida.
Alec era realmente su cielo y cada segundo separados era un infierno.
