Es hora de hacer mi trabajo.

558 44 9
                                    

Capítulo Cuatro: Es hora de hacer mi trabajo. 





No tenía ni la más remota idea de cuando pase de ser de uno de los mejores asesinos del mundo a la puta niñera de una mocosa de cabello negro. Aquello me cabreada muchísimo. Yo tenía una maldita reputación que cuidar, ¿qué diablos hacia siguiendo a una cría de dieciocho años para verificar que nada le pasase en su regreso a casa?. Joder, me compadezco de mi mismo.  

Lo peor del caso es que llevaba siguiendo a esta muchacha por una semana y nunca había visto nada sospechoso ni a nadie intentando atentar contra su vida o algo parecido. ¿De quién diablos la estaba protegiendo si nadie parecía querer hacerle daño?.  Comienzo a creer que Robert es un maldito paranoico. 

Cuando por fin Blue entró a su casa estaba dispuesto a seguir mi camino hacía mi departamento cuando algo llamo mi atención. Oculte rápidamente mi cuerpo detrás de unos árboles que estaban frente a la casa de Blue y centre toda mi atención en un muchacho de rasgos latinos que se encontraba mirando la casa de Blue desde unas cuantas cuadras lejos de su casa.  Él intentaba ser lo más discreto posible, sin embargo para mí era evidente que su plan, sea cual fuese, implicaba a Blue. Lo cuál, por ningún motivo,iba a permitir que este se llevará a cabo.

Comencé a moverme sigilosamente entre los árboles hasta estar lo más cerca de ese chico, no sabía quién era o cual era su objetivo, pero de algo estaba a seguro, él no tenía ninguna buena intención con Blue. Mi instinto me lo decía, y mi instinto jamás falla. 

Cuando estuve lo suficientemente cerca de él como para escuchar si alguien le hablaba o intervenir si intentaba hacer algo malo él tomo su celular. Oculte mi cuerpo aún más entre los árboles para que él no notará mi presencia y trate de escuchar su conversación. 

- Encontré a la chica... Si, ella está sola. Si, es muy delgada y dudo que pueda hacerme daño. - El chico espero a que el que sea que estuviera del otro lado de la línea le respondiera y luego se acomodó mejor mirando directamente y sin ningún disimulo hacia la casa de Blue. 

¿Acabarla?, no voy a hacer eso, joder. Camaleón dijo que la lleváramos con él, tenemos prohibido hacerle daño y lo sabes. 

Joder, ahora no sólo tenía que proteger a esta cría si no que tenía que averiguar quién diablos era Camaleón y que quería con Blue. Si iba a hacer mi trabajo, iba a hacerlo bien. 

El chico colgó la llamada cuando vio a Blue salir de su casa, él iba a dirigirse hacia ella pero antes de que pudiera siquiera dar un paso me abalancé sobre él tapando su boca con mi mano y sacando una pequeña navaja de mi bolsillo la coloque sobre su cuello. 

Es hora de hacer mi trabajo. 

- Si no quieres morir hoy, será mejor que colabores conmigo - Le advertí. 

-¿Quién diablos eres? - El muchacho, obviamente furioso, trato de liberarse ejerciendo presión sobre mi brazo y dando un golpe con su codo hacia mi abdomen pero fui más rápido e hice girar nuestros cuerpos derribando el suyo sobre el césped, el chico se quejó por el impacto pero antes de que pudiera hacer la más mínima acción me abalancé sobre él y saque el arma que se encontraban en la cinturilla de mi pantalón. 

- Es mejor que comiences a hablar, mocoso, o te sacaré la verdad a balazos - Lo amenace con voz fría. 

-¿Qué diablos quieres saber? - Respondió desafiante. Sonreí con diversión ante su intento de sonar amenazante. 

-¿Quién diablos es Camaleón y por qué esta buscando a esa chica?

- No voy a decírtelo, no eres nadie. - Hablo con coraje. Gruñí con irritación cuando escupió en mi cara y sonrió orgulloso por su patética acción. 

-No debiste de haber hecho eso. - Le advertí con furia antes de guiar mi arma hacía su muslo y disparar sin siquiera parpadear. El chico grito de dolor y está vez fue mi turno de sonreír orgulloso, solo que mi sonrisa no reflejaba nada más que frialdad y le juraba silenciosamente que no sería lo único que le haría si no colaboraba conmigo. 

》 Ahora habla, o la próxima ira a tus testículos - Lo amenacé. Sus ojos, antes desafiantes, ahora se encontraban cargados de miedo. 

- Yo te he visto antes - Él muchacho murmuró temeroso, parecía que acababa de ver al diablo. Su rostro estaba pálido y sudado. - Eres el silenciador - Su voz tembló y sus ojos reflejaban terror. Eleve mis cejas y lo mire divertido. 

Así que si estaba mirando al diablo. 

-Veo que me conoces - Le dedique una sonrisa sínica- Personalmente prefiero que sólo me llamen Jev o por mi nombre de pila, pero eso no es asunto tuyo - Moví mi arma de un lado al otro como si estuviera restándole importancia. - Y  ahora que sabes quién soy, y que sabes de lo que soy capaz, es mejor que comiences a hablar, si valoras tu vida claro. 

-No voy a decirte una mierda, si me matas Camaleón te encontrará y acabará con tú patética vida. - Su voz salió segura y una sonrisa titubeante colgaba de su boca, lo cual no me causaba nada más que repulsión y me hacía perder cada vez más la paciencia. 

Impacte varias veces mi puño en su morena cara haciendo que él se quejará de dolor. Su ceja sangraba y su boca escupía sangre cada vez que podía. 

- Escúchame maldita sabandija, habla ahora mismo o juro que te mataré. - Hable furioso tomando el cuello de su camisa negra y acercando su rostro al mío para que entendiera que no estaba bromeando en lo absoluto. Había sido demasiado paciente con este muchacho y él ni siquiera lo valoraba. Joder, el mundo está lleno de ineptos. 

- Que te den - Él movió sus labios demanera lenta, pronunciando cada una de las palabras con diversión y odio.  Furioso tome mi arma y la apunte en su cabeza, ni siquiera me temblaba el pulso, había echo esto tantas veces que era como dormir para mí.

- Última oportunidad, niño bonito. - Le advertí. El me dedico una mirada de repulsión y al ver que no tenía  la más mínima intención de colaborar conmigo tire del gatillo sin parpadear acabando con la patética vida de este humano. 

Los humanos son estúpidos y masoquistas, le das la oportunidad de vivir, jugando un poco a ser dios, pero prefieren su maldita lealtad antes que su preciada vida, incluso si sufren antes de perderla. La lealtad no es nada, es sólo una muestra más de debilidad, los humanos son seres vulnerables y patéticos. Yo soy un ser voluble y lunático, y aunque también soy humano, de lo cual me avergüenzo con todo mi ser, no tengo un gramo de debilidad, porque no tengo puntos débiles, porque no siento, si no que sobrevivo, y eso me convierte en una especie de demonio atrapado en el cuerpo de un ser débil, con la diferencia de que yo pude adaptar este cuerpo a mi manera. 

Y silenciar a todo aquel que tratará de poner algo de ruido a mi solitaria vida. 













*********

Ya estaban pidiendo mucho que actualice así que lo hice, siento la tardanza, tuve algunos problemitas, pero prometo estar actualizando mas seguido.

¿Qué les pareció el capitulo? ¿les gusto?

No olviden votar y dejar un lindo comentario,las quiero :))

CORRE Where stories live. Discover now