¿Serias capas de enamorarte de mi?

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Capítulo Cuarenta y tres: ¿Serías capas de enamorarte de mi?.

  
ABRAHAM.

Es la primera vez que estoy aquí desde ese día. Desde una de nuestras tantas peleas, pero por alguna razón esta vez  se sintió incluso más real, así que hice caso a lo que Blue me pidió y no me aparecí en su casa al menos en una  semana.
Fue una semana agotadora, por alguna razón estaba de muy mal humor, sólo podía pensar en aquella molesta chiquilla, me preguntaba una y otra vez qué demonios estará haciendo y me encontré a mi mismo más de una vez  manejando hacia su casa. Por fortuna  pude detenerme a tiempo porque de no haberlo hecho sentía que Blue era capaz de algo peor que volverse andando a casa conmigo mirándola irse como si de un perrito abandonado se tratase.

Toque el timbre, se sintió raro, generalmente abría la puerta sin pedir permiso, me colaba a su casa por alguna ventana o ella me esperaba afuera, saludandome euforicamente con una mano cuando me veía en una esquina. Espere un momento y la puerta se abrió, haciendo que mi ceño se frunza, me esperaba de todo, como a una Blue con cara de pocos amigos o un portazo en las narices, todo menos eso.

Damon, en su casa, y sin su maldita playera puesta.

Seguro que mi cara mostró todo lo que estaba pensando porque él abrió los ojos con sorpresa y comenzó a negar repetidas veces con la cabeza pero ya  era tarde, ya me había imaginado rompiéndole le nariz y una que otra parte del cuerpo. Solo llegué a dar un paso dentro de esa casa cuando Blue bajo apresuradamente las escaleras acomodándose la sudadera, se me aceleró el corazón y me senti realmente molesto.
Ella no me había notado aún, así que no midió sus palabras cuando dijo:

_¿¡Por qué no me despertaste, Damon!? -  Chilló, se la notaba agitada. - ¡Estabas literalmente al lado mío!- Cuando terminó de pronunciar aquellas palabras levantó la vista, sus ojos se encontraron conmigo.

Estoy seguro que a esta altura ya se me saltaba una vena del cuello por lo cabreado que estaba.

___ ¡Justo a tiempo!, Sofia, explícale las cosas a Abraham.  - Damon habló, nervioso, caminando hacia ella.

Y  yo espere, paciente como nunca, a que me explicara aquella situación.

____ ¿Explicarle qué? - Ella terminó de bajar las escaleras tranquilamente. - Por cierto, ¿has visto la playera que traía ayer?, la arroje por el apuro y no sé dónde fue a parar. - Ella miró en todas las direcciones, como si estuviese buscando algo por el suelo. Apreté los puños por la furia. Su actitud tan apaciguada solo hacia que me hirviera la sangre - Da igual, me voy o se me hará tarde. En la cocina tienes comida, sírvete. ¿Puedes, por favor, arreglar la cama antes de irte?, ayer la dejamos hecha un desastre.

Vale, esta chiquilla estaba provocando que quisiera matar a alguien que jamás considere matar.

Su teléfono comenzó a zonar y ella lo atendió.

___ Hey...¿Hoy?, no, no tengo nada que hacer. ¡Si, si!, vale, que si, pesado. De acuerdo. Yo también, adiós.

 

"¿Yo también?" ¿Qué ella también qué?.

___ Bueno, me voy. Pasa, Abraham, ponte cómodo. - Al fin se digno a  hablarme, pero el tono cordial que uso, como si sólo se tratase de un conocido, me molesto más de lo que debería.-

Ella paso por mi lado, ignorando completamente la mirada acusadora que le estaba dedicando específicamente a ella.

___  No creo que venga a cenar hoy, he quedado con alguien. Pueden irse cuando gusten. - Ella sacudió la mano en señal de despedida mientras se alejaba de la casa. Miré a Damon, quien miraba las escaleras.

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