xxxiv. batalla

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«BATALLA»


Anastasia bajó la mirada a sus manos mientras trazaba figuras al azar en la mano de Draco. Su pierna comenzó a saltar de arriba abajo incontrolablemente mientras las gotas de lluvia que golpeaban la ventana hacían eco en la habitación. Sus ojos esmeraldas fueron desde su regazo hasta el grupo de gente frente a ella, viéndola con el ceño fruncido.

—Bill me envió una lechuza. Harry, Ron y Hermione acaban de irse para ir a Gringotts —explicó Remus, llamando su atención.

—¿Por qué irían allí? —Molly preguntó, frunciendo el ceño.

—Están buscando los Horrocruxes de Voldemort —habló Anastasia, ganando la atención de todos—. Harry dice que Bellatrix esconde uno en su bóveda —su agarre en la mano de Draco se apretó, haciéndolo estremecer.

—La profesora McGonagall me envió una lechuza, también. Dice que los profesores están listos para pelear si es necesario —apuntó Kingsley, colocando sus manos en la mesa grande y vieja.

—¿Y qué hace Malfoy aquí? —Interrumpió George, cruzando sus brazos sobre su pecho mientras él y Fred lo veían cautelosamente.

—Su padre probablemente lo envió como un espía —añadió Fred, haciendo que el Slytherin rodara los ojos.

Remus exhaló profundamente. —Él se unió a nosotros.

—¿Qué?

—¡De ningún modo!

—¡Silencio! —Arthur regañó a los gemelos—. Él está de nuestro lado. Él traicionó al Señor Tenebroso cuando salvo el trasero de su hermano y de Hermione. Así que es mejor que cuiden sus bocas cuando se trate del novio de su hermana.

La pequeña castaña giró la cabeza en su dirección.

—¿Hermana? —Repitió.

—Por supuesto, querida. Eres parte de la familia también —Molly caminó hacia ella y envolvió a Anastasia en un fuerte abrazo.

—Lo que significa que Draco vendrá a la batalla —Kingsley habló.

—¿Qué? —Anastasia saltó ante la declaración del hombre. Sus ojos verdes se encontraron con los ojos grises de Draco mientras buscaba respuestas.

—Quiero ayudar.

—Iré contigo, entonces —asintió cortamente.

—Absolutamente no —el chico negó con la cabeza, sosteniendo sus pequeñas manos en las de él—. Te quedarás aquí con la esposa de Re—

—Tonks. Me puedes llamar Tonks —la mujer sonrió, sosteniendo al pequeño bebé en sus brazos. El chico sonrió a medias—. Y Annie, sé que suena frustrante pero sigues vulnerable para—

—Pero necesito ir —argumentó, girando su cabeza hacia Remus—. Por favor.

Los adultos giraron sus cabezas hacia el hombre, quien bajó la cabeza con frustración y caminó hacia la castaña con pasos temblorosos.

—Sé que necesitas ir, sé que quieres ver a tu hermano de nuevo —dijo calmadamente, sosteniéndola de los hombros—. Pero es demasiado peligroso, Annie. Apenas estás recuperándote de una Maldición Cruciatus, ¿qué si pasa de nuevo?

—¡Pero ustedes no pueden entender! ¡Quiero hablar con William, hacer que entienda! —Rugió con ira—. Quizás si él me escucha, quizás entenderá.

—Lo siento, Annie. Pero te vas a quedar aquí.

Anastasia contuvo el aliento con el ceño fruncido, después exhaló bruscamente y miró a Draco, quien la estaba viendo con preocupación en sus ojos grises. Ella presionó sus labios juntos y asintió titubeantemente.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα