vii. quiebre

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«QUIEBRE»

La tensión entre Draco y Anastasia era realmente palpable. Incluso el profesor había notado que cuando ambos adolescentes se topaban entre sí, compartían una intensa guerra de miradas que él debía interrumpir antes de que se mataran el uno al otro en medio de la clase.

—¿Por qué no te compras un nuevo cerebro, Rosier? Parece que el tuyo ha dejado de funcionar —exclamó Draco tan pronto como Anastasia echó el ingrediente incorrecto en su caldero.

—¿Por qué no te compras una nueva vida, Malfoy? Así podrás reemplazarla por esa miserable excusa de vida de la que alardeas tan orgullosamente —una sonrisa apareció en sus rasgos tan pronto como la clase rompió en un mar de aplausos, celebrando que finalmente había puesto al chico en su bien merecido lugar.

—Jódete —murmuró caminando al otro lado del aula, hacia la chica.

—Eso desearías —respondió, ya de pie frente al chico y sacando su varita.

En ese momento, el profesor Slughorn ya se había parado en medio del par por tercera vez en la clase del día. Él parecía incómodo de estar en esa posición, pero parecía inevitable ya que Anastasia y Draco se miraban el uno al otro como tirándose dagas.

—Él no lo vale, Anastasia —dijo Harry mientras halaba la túnica de la chica en su dirección, desesperado por hacer que dejara de mirar al chico rubio.

—¿Qué, Rosie? ¿Vas a llorar en los brazos de mami? —Draco se burló de ella, haciendo que se diera la vuelta inmediatamente con una expresión de ira.

¡Flipendo! —Exclamó, su varita apuntando al chico que fue instantáneamente tirado por los aires, cayendo al otro lado del aula.

—¡Señorita Rosier! —El profesor Slughorn gritó, causando que la chica se detuviera y lo mirara con sorpresa. Pero era demasiado tarde, porque pronto ella fue lanzada por los aires justo como le había pasado a Draco.

—¡Voy a matarte, Malfoy! —Dijo tan pronto como se levantó, con la ayuda de Hermione.

—¡Anastasia, detente! —Hermione fue más rápida que ella al tomar la varita de ceniza de madera de la mano de Anastasia.

Antes de que alguien pudiera hacer algo más, Snape entró en el aula con una expresión de diversión. No le tomó mucho darse cuenta que sus dos estudiantes favoritos habían estado a punto de matarse entre sí en el aula.

—Profesor Snape, me alegra que esté aquí —el profesor Slughorn parecía realmente preocupado por la situación ya que caminó apresuradamente hacia el hombre—. ¡Ellos casi se mataron entre sí en mi clase!

—Me aseguraré de que reciban un castigo —los miró cuidadosamente—. Señor Malfoy, señorita Rosier, vengan conmigo —él miró a Draco empujar a un par de estudiantes fuera de su camino y a Anastasia tomar la varita de la mano de Hermione para salir del aula detrás del chico arrogante.

—Lo siento, profesor —ella se disculpó con Slughorn, quien la veía estupefacto—. Trataré de reparar los objetos que rompimos —y con eso, salieron del aula.

Sus pasos hicieron eco en los solitarios pasillos mientras Anastasia usaba todo su poder para no tirar otro hechizo en dirección al molesto chico junto a Snape. A los dos adolescentes les estaban saliendo moretones, pero a ninguno de ellos les pareció importar mientras seguían al hombre.

—¿Qué estaban pensando? —Preguntó, dándose la puerta abruptamente—. ¡Casi destruyeron el aula! —Él estaba más que furioso por lo que vieron, pero eso no los detuvo de argumentar.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora