PRÓLOGO

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1996

Anastasia Rosier no sabía en lo que se estaba metiendo cuando rápidamente escribió su nombre en la lista de la Armada de Dumbledore. Sus ojos se encontraron con los de Hermione Granger mientras retrocedía con una expresión de culpa en todos sus rasgos y su mente llena de pensamientos sobre todo lo que podría salir mal.

Se sentía como si estuviera traicionando a su casa y su familia, por el amor de Dios, ella era una Slytherin tratando de aprender hechizos de un chico larguirucho que aseguraba saber sobre Defensa Contra las Artes Oscuras y que había visto al Señor Tenebroso con sus propios ojos. Pero Anastasia tenía su fe puesta en él; después de todo, él era el Elegido.

Mientras tanto, sus compañeros de casa se habían unido a la Brigada Inquisitorial de Dolores Umbridge. Ella no era de las que seguían las reglas, así que inevitablemente no estaba atraída a la idea de correr por los pasillos persiguiendo estudiantes por, básicamente, razones estúpidas.

Draco Malfoy sonrió orgullosamente a su grupo de amigos después de que la profesora Umbridge le diera el imperdible oficial de la Brigada Inquisitorial. Todos lo miraron con sus sonrisas de superioridad y le dieron una palmada en el hombro. Ahora, eran poderosos entre los estudiantes.

—¡Hey, Malfoy! —Blaise Zabini exclamó tan pronto como salieron de la oficina de Umbridge—. Juguemos un poco con los estudiantes menores, ¿deberíamos hacerlo? —ofreció, y el chico lo miró traviesamente.

—¿Qué estás esperando, entonces? —salieron del pasillo con la rubia adolescente guiándolos. Su mano se cerró fuertemente sobre la de Pansy Parkinson, quien dejó besos húmedos por toda su cara.

Aunque la idea lo tentó, el caminar sin rumbo por los pasillos en busca de estudiantes rompiendo las reglas, Draco estaba cansado. Todos podían verlo. Él no le dijo a nadie, pero después de su último viaje a Hogsmeade, se sentía perdido y distraído todo el tiempo.

—Estoy aburrido. Me voy a tomar un descanso —se dio la vuelta, su grupo de amigos deteniendo sus pasos ante el repentino cambio de planes.

—Vamos al baño de los prefectos, Draco —Pansy sonrió pícaramente, sosteniendo al chico por la túnica. Su agarre era firme pero eso no detuvo al chico rubio de apartarla.

—Me refería a solas, Parkinson —frunció el ceño, poniendo los ojos en blanco—. De cualquier modo, los veré en la cena.

Él nunca los vio en la cena.

A partir de ese momento, Draco se aisló a sí mismo, y trabajó solo tratando de derrocar a Harry Potter y sus amigos. Él acabaría vagando por los pasillos a media noche en busca de estudiantes, aparte de él mismo, que estuvieran fuera de la cama o rompiendo las reglas.

Mientras tanto, Anastasia luchaba para descubrir cuál era el lado en el que estaba. Tratando desesperadamente de empezar una amistad con el Trío de Oro, mientras que la oscuridad empezaba a controlar su alma. No es todos los días cuando sientes que algo malo va a suceder. Harry Potter sabía que algo en la tímida Slytherin estaba cambiando, y su teoría se confirmó cuando le pidió que pensara en un recuerdo feliz para conjurar un Patronus, y ella no pudo pensar en uno.

Draco haló a Cho Chang por la ropa y la arrastró por los pasillos, siguiendo a Umbridge en la búsqueda de la Sala de Menesteres que sólo Cho les podía decir donde estaba. Él la oyó lloriqueando pero él estaba tan concentrado en encontrar la Sala que no notó la gran puerta frente a ellos.

—Bombarda Máxima —exclamó la mujer y la pared explotó ruidosamente, revelando a Harry Potter y el resto de sus amigos.

Pero en lo que Draco estaba concentrado era en ese par de ojos verdes que lo miraban con miedo y sorpresa. Anastasia Rosier era una de ellos.

—¿Rosier? ¿Qué en el jodido infierno estás haciendo aquí? —Goyle exclamó, entrando a la sala.

—Yo –uh —pero las palabras no fueron capaces de dejar su boca mientras sus ojos estaban fijos en los grises de Draco.

—Ven aquí, Rosier —la chica no pudo evitar soltar un chillido cuando el gran adolescente la sujetó fuertemente del brazo.

—Goyle, déjala en paz —Harry lo amenazó, frunciendo el ceño, pero ya era muy tarde porque Goyle había empujado a la chica fuera de la Sala.

—Déjale ir, Goyle —las palabras de Draco hicieron eco en la habitación y todos miraron al rubio y alto chico—. Yo me encargaré de ella —tomó el brazo de la chica y la sacó de la vista de todos y fuera de la escena.

Mientras Draco y ella se alejaban de los otros estudiantes, Anastasia no pudo evitar notar lo preocupado que él lucía y lo amable que era por no apretar más el agarre en su brazo.

—Ahora, explica —ordenó—. ¿Qué estabas haciendo allí? ¿Con Potter y sus jodidos amigos? —Esta vez, él gritó—. ¡¿Estás loca?!

—No me grites —ella respondió rápidamente, tomando al chico por sorpresa—. Solo trataba de encontrar el lugar donde pertenezco.

—¿Dónde perteneces? —Él repitió con una sonrisa burlona, sus cejas alzadas y su mano aun sujetando su brazo—. Querida, no perteneces con ellos. Ellos son los buenos.

—¿Y qué si no quiero ser la mala? —Ella exclamó, esta vez las lágrimas amenazaron con dejar sus ojos—. ¿Alguna vez has pensado en eso? —y con eso, ella se marchó.

Dejando a Draco exaltado por su repentino ataque.

En la soledad del pasillo y lejos de la presencia de todos, Draco susurró: —Por supuesto que lo he hecho.


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Aquí tienen el prólogo. Espero que les haya gustado, que voten y den su opinión:) estaré actualizando cada martes esta historia.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن