ii. hogwarts

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«HOGWARTS.»

Anastasia caminó dentro del gran y cómodo tren con lágrimas amenazando con dejar sus ojos y bolsas debajo de sus ojos que hablaban por ella. Ella mantuvo la cabeza en alto mientras caminaba por el estrecho corredor lleno de alegres y emocionados estudiantes. Los Gryffindor la miraban como si acabara de ver un fantasma, y ella les sonrió con tristeza, incluso cuando ella ya se había vuelto una entumecida y triste fantasma.

—¡Rosier, toma asiento aquí! —se dio la vuelta para ver a Pansy Parkinson sonreír en su dirección.

—Hola, Parkinson —murmuró la chica mientras, con algo de duda, tomaba asiento a su lado—. ¿Cómo estuvo tu verano? —Anastasia supo que su voz se había quebrado por un pequeño segundo.

—Nada diferente —la alta chica se encogió de hombros, luciendo aburrida—. Le envié a Draco un montón de cartas, nunca respondió. Anastasia no supo qué responder a eso, así que simplemente asintió y miró por la ventana.

Sus ojos se encontraron con los de sus padres por la ventana y un dolor en su corazón hizo que apartara la vista con los ojos entrecerrados. Ella sabía bien que los estaba traicionando sirviéndole al Señor Tenebroso y convirtiéndose en una terrible mortífaga, pero todo era para proteger a su familia de un horrible fin.

—Rosier —alguien sentado frente a ella llamó su atención—. Anastasia —se compuso a sí misma y se encontró levantando la mirada para ver a Blaise Zabini sonriéndole.

—Hola, Zabini —habló educadamente, pero el único y sin igual Draco Malfoy entró en el lugar haciéndola ahogarse con sus palabras.

—Luces bien. El verano te ayudó —la muchacha no sabía que decir, así que sonrió a medias y miró por la ventana.

—¿Fue algo que dije? —oyó al chico susurrar a su lado, Anastasia escogió ignorar la conversación y concentrarse en la vista frente a ella.

Mientras tanto, Draco soltó el diario negro en la mesa frente a él. Sus ojos estaban perdidos en las páginas en blanco mientras las miraba; cada minuto, volteaba su rostro para admirar a la callada chica del otro lado del compartimento.

Desde que la vio salir de su mansión con ojos rotos y mejillas llenas de lágrimas, Draco pensó firmemente que o estaba imaginándolo o su corazón se detenía por un momento cada vez que ella era metida en la conversación. Su verano consistió en prepararse física y mentalmente para la tarea que el Señor Tenebroso le había, y de vez en cuando tratando de hacer que sus padres les dijeran por qué Anastasia Rosier estaba en su mansión.

Él nunca obtuvo respuesta, así que estaba decidido a encontrar la verdad detrás de su repentino cambio de actitud.

En un repentino acto de valentía, se levantó y caminó hacia la mesa donde ella estaba sentada con sus estúpidos e inútiles amigos, burlándose de la gente que pasaba. Draco supo al instante que ella no estaba interesada en la conversación, porque sus ojos estaban puestos en los campos por los que el tren pasaba.

—¡Draco! ¿Cómo estás, amigo? —Zabini exclamó, asustando a la joven chica por su arranque.

El mundo de Draco se detuvo de pronto cuando ella lo miró y él notó el estado en el que estaba, probablemente el mismo que él. Él sintió como si los penetrantes ojos verdes de ella estuvieran vagando dentro de su alma porque de repente sintió como si un rayo lo golpease. Él espero que, en un universo distante o en diferentes circunstancias, ella lo hubiera sentido también.

En ese momento, él la miró cuidadosamente, ignorando las preguntas y bromas de Blaise que nadie encontraba graciosas. El chico rubio platino juró que vio un destello de miedo en los ojos de ella cuando se encontraron con los suyos.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Where stories live. Discover now