xiii. conversaciones

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«CONVERSACIONES»


Anastasia entró en su nueva habitación con los elfos domésticos siguiéndola, con sus maletas en sus brazos diminutos. La castaña notó como el par luchaba por cargarlas, una media sonrisa se alzó en sus rasgos mientras cargaba el baúl en brazos y lo llevaba al otro lado de la habitación. Se volteó para ver que sus grandes ojos la miraban con incredulidad. La hizo extraña a Willow.

—Se pueden ir ahora —sonrió y ambos elfos domésticos salieron de la habitación.

La chica estaba a punto de saltar hacia la cama cuando notó un vestido rojo puesto sobre el cobertor. Un ruidoso jadeo dejó sus labios mientras lo tomaba en brazos y lo miraba cuidadosamente, era más que hermoso. Una larga lista de palabras para describir al vestido apareció en su mente mientras sus dedos rozaban el suave material.

Alguien tocó la puerta y la hizo darse la vuelta, sus ojos encontrándose con los de Narcissa del otro lado de la habitación, mientras la mujer la miraba con una media sonrisa que hizo a Anastasia sentir escalofríos en los brazos. Puso cuidadosamente el vestido de vuelta en la cama y miró a la mujer frente a ella.

—Veo que te gusta el vestido —habló Anastasia, manteniendo su mentón en alto mientras sus ojos viajaban por la castaña.

—¿Usted envió el vestido? —Preguntó Anastasia, alzando sus cejas con diversión.

—De hecho sí, Anastasia. Noté que no tenías un vestido para el baile de esta noche, y no dejaré que la cita de Draco luzca como una mendiga —si esas palabras hirieron a Anastasia, hizo un trabajo increíble ocultándolo, porque Narcissa alzó las cejas.

—¿Soy la cita de Draco? —Preguntó, frunciendo el ceño—. Pensé que no estaba invitada.

—No seas tonta —la mujer rio amargamente—. Mortífagos respetables y magos vendrán hoy, ¿vamos a ocultar nuestra arma secreta de nuestros invitados? Por supuesto que no.

—¿Arma secreta? —Repitió Anastasia. La situación había tomado un giro inesperado—. Discúlpeme, Madame, pero no sé exactamente de qué está hablando.

—Eres una bruja muy inteligente, Anastasia. Todos saben eso —fue un instinto de Anastasia retroceder cuando Narcissa entró en la habitación con una sonrisa presumida en sus rasgos—. El mismo Señor Tenebroso confía en ti, él sabe que dentro de esa cabecita tuya están las repuestas para derrotar a ese muchacho insolente.

—Harry- —Anastasia comenzó, pero fue rápidamente interrumpida.

—No me interrumpas, por favor —la manera en la que lo dijo hizo que Anastasia se quedara callada, mientras miraba a la mujer caminar por la habitación—. Como estaba diciendo —tomó asiento en un lujoso sofá cerca de la gran ventana—. Por eso es que tienes que hacerte su amiga. Ahora, necesito que me digas lo que sabes, o tu hermano pagará las consecuencias.

El miedo permaneció dentro de su cuerpo mientras mantenía los ojos en la malvada mujer frente a ella. Sus ojos fueron hacia el baúl donde sabía que estaba su varita, pero sin ella era inútil para hacer algo. En vez de eso, se paró derecha y alzó sus cejas.

—Justo como dijiste, Harry es un chico insolente que ni siquiera sabe cómo hacer una poción sin seguir las instrucciones de un jodido libro. Será fácil derrotarlo —Anastasia no sabía por qué, pero ya le estaba mintiendo a la madre de Draco.

—¿Estás completamente segura? —La mujer se levantó, caminando cautelosamente hacia la chica.

—Lo he visto, Madame. Él es simplemente estúpido —mintió mirando directamente a los fríos ojos de la mujer—. Dudo que se le ocurra una idea para derrotar al Señor Tenebroso.

NUMB ° DRACO MALFOY (ESPAÑOL)Where stories live. Discover now