Camila inspiró profundamente y se sentó al final de la cama, debatiendo si desempaquetar o encontrarse con Lauren. Era tonto estar ya añorando a la actriz cuando no habían estado separadas más de quince minutos. Por pura cabezonería, decidió desempaquetar. Estaba segura que Lauren deseaba tiempo para acomodarse.

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Lauren se paseaba por la sala sintiéndose frustrada y ansiosa. ¿Por qué devolvía las llamadas de su madre? Ahora parecía tonto, aunque había parecido una buena idea en su momento.

“Esta noche no puedo ir a cena,” insistió por tercera vez en diez minutos.

“Aun has de darme una excusa adecuada, Michelle,” contestó su madre.

Lauren cerró los ojos sabiendo que ahora su madre tenía la mano ganadora. Nunca llamaba a Lauren por su segundo nombre a menos que estuviera a punto de hervir. “Tengo huésped,” aventuró a decir, esperando que quizás sirviese como razón válida para saltarse la cena.

“¿Qué tipo de huésped?”

“Una amistad de Nueva York,”

“¿Ya estás engañando a Keaton?”

La pregunta fue tan inesperada que Lauren se quedó muda unos segundos, hasta que se dio cuenta que su madre debió asumir que era un hombre.

“Keaton y yo ya no somos pareja,” contestó. “Olvidé decírtelo.”

“¿Y ya está? Bueno, espero que este ‘huésped’ tuyo sea digno de tu tiempo.”

Lauren se encontró sonriendo. “Más que digno.”

“La cena empieza a las siete,” contestó su madre.

“Pero, Camil–”

“La invitación es para dos,” dijo su madre secamente. “Llámalo curiosidad mórbida.”

A Lauren no le gustó cómo sonaba eso. Camila merecía más que ser una 'curiosidad mórbida.’

“Ahora voy colgar, Lauren. Sabes que estar demasiado al teléfono me da dolor de cabeza. Por favor, sé puntual.”

“Oh y es vegeta,” dijo Lauren bruscamente sintiéndose resignada.

“Informaré al cocinero. Nos vemos esta noche.”

“Adiós.” Lauren esperó que su madre colgase primero, entonces apagó su teléfono. La cena iba a ser una pesadilla. Se dio la vuelta para encontrar a Camila mirando las vistas de fuera. Era extraño cómo una persona pudiera hacerle sentir desencajada y calmada a la vez. ¿El amor era siempre tan conflictivo?

Camila desvió la vista de las ventanas mientras Lauren se acercaba. “¿Que sea vegetariana es tema candente de conversación estos días?” preguntó. Entonces agitó la cabeza. “Lo siento, no pretendía escuchar.”

Lauren miró un momento al océano y el cielo, sintiéndose momentáneamente aterrada por el concepto de Camila conociendo a su familia. “¿Te interesaría en algo asistir a una cena en casa de mis padres?”

Pareció levemente asustada pero intentó cubrirlo. “Me encantaría.”

“Debo advertirte que son perversos,” dijo Lauren, su tono ligero aunque lo decía en serio.

“Mi madre y hermana sobre todo. Le ganan a Satanás.”

“Estoy segura que exageras,” replicó Camila con una sonrisa.

Lauren se encogió de hombros rindiéndose. “Ya verás. Me disculpo de antemano por la traumática experiencia que probablemente sufrirás.”

“¿Intentas asustarme?” preguntó Camila amablemente.

“¿Funciona?” preguntó Lauren esperanzadamente.

“No,” respondió Camila contestó tras un momento de consideración. “Ahora creo soy mórbidamente curiosa.”

Lauren respingó recordando las palabras de su madre. Había algo inquietante en que su madre y Camila usasen expresiones similares. O quizá era adecuado para la ocasión. Sólo los eventos de esta noche lo dirán. “Curioso que digas eso.”

“¿Por qué?”

“Al parecer mi madre siente lo mismo sobre conocerte,” admitió Lauren.

Esto pareció confundir a Camila, que frunció levemente el ceño. “¿Por qué debería sentirse mórbidamente curiosa por conocerme?”

Lauren se encogió de hombros. “Probablemente porque sentir genuino interés en nada aparte de dinero y cotilleos la elude. Más el hecho de que probablemente cree que estamos saliendo. Y que eres un hombre, me interrumpió exactamente en Camil, debió asumir que te llamas Camilo”

“Bueno, es un interesante añadido,” replicó Camila sonriendo. “¿Significa que quieres que aparezca a la cena de drag-king?”

El pensamiento le hizo sonreír. No podía imaginar cual sería la reacción de su madre a eso. “En realidad creo que me gustas más así”.

“¿Crees?”

“Bueno, aun no te he visto de drag-king para comparar,” bromeó Lauren.

“Buen punto,” concedió Camila. “¿Y por qué pensaría tu madre que estábamos saliendo?”

“Bueno, en realidad no la corregí cuando sospeché que asumió…” Lauren no estaba segura de lo que Camila sacaría de esa admisión.

“¿Intentas provocarle un ataque cardíaco a tu madre, Lauren?” preguntó Camila. “Porque si así es y de veras es tan malvada como dices, gustosamente fingiré ser tu novia durante la velada.”

Le guiñó.

Lauren quiso reírse de la idea, pero era difícil ignorar la punzada de desilusión que acompañó oír la palabra 'fingir.’ “De veras es tan malvada. Pero supongo que no hay necesidad de matarla.” Sonrió.

Camila le devolvió la sonrisa pero no dijo nada, su atención una vez más en la vista de fuera.

Lauren intentó quedarse mirando, intentado no concentrarse en las emociones que la recorrían. Si hubiera tenido una chispa de valor, le habría dicho a Camila que no deseaba que fingiera ser algo. Que lo aceptaría de verdad cualquier día. ¿Pero cómo podía poner en palabras la desesperación emocional en que estaba perdida?

“¿Tienes hambre?” preguntó.

“En realidad no,” contestó Camila mirando de reojo a Lauren. “Mis nervios están un poco de punta por toda la emoción.”

Con frecuencia pasaba que Lauren tenía que dejar de pensar en sí y ponerse en lugar de Camila para entender lo que Camila estaba intentando decir. Era fácil olvidar que su vida no era normal. Le preocupaba el intentar imaginar cómo podían encajar una en el mundo de la otra, si era siquiera posible fusionarlos. Esta amistad entre ellas, ¿cuánto podría durar?

“¿Lauren?”

La actriz miró a Camila, momentáneamente sobre- saltada. “Lo siento.” Había preocupación en los ojos marrones.

“¿Estás bien?”

“Es que tengo mucho en la cabeza,” contestó. Camila asintió. “¿Estás nerviosa por el estreno?”

¿El estreno? Lauren casi había olvidado que era la razón para estar allí. “Um, en parte,” contestó, aunque era la menor de sus preocupaciones. “¿Quieres bajar a la playa?”

Los ojos de Camila se iluminaron ante la sugerencia. “Me encantaría. No he estado en la playa en siglos.”

Extrañas las cosas que se toman por dadas cuando vives junto al mar. Pero Lauren estaba secretamente contenta de poder hacer feliz a Camila. Adoraba su entusiasmo y su apreciación de cosas que Lauren apenas se daba cuenta de tener. Le hacía desear a Lauren darse cuenta. Le hacía desear envolver todo con un gran lazo rojo y entregárselo a Camila. Quizá. Quizá algún día. Le gustaba fingir que había esperanza.

Dulce Destino - Camren FanficWhere stories live. Discover now