Capítulo 38

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Camila miró la mesa de la cocina y los artículos encima. Había sido un muy largo, aunque productivo día. Había abierto una cuenta en el banco, había ido de compras con Louis y Harry, y había conseguido regalos en cantidad.

Quince mil dólares le parecían más como un millón a Camila. No podía recordar tener tanto dinero jamás a la vez. Por suerte, Harry había logrado refrenarla.

Puso todos los objetos cuidadosamente en la caja, comprobando que la pintura estaba segura dentro del plástico de burbujas.

“Espero que le gusten,” se dijo. Como ocurrencia tardía, había decidido añadir una foto de ella. Pero no podía decidir entre una de ella sola o una de ella y Wesley. Al final metió ambas en la caja y lo precintó todo.

Como prometió, Laur le mandó antes la dirección de su casa, así que Camila copió la información en la caja marrón con un rotulador negro permanente.

“Ooh, un paquete,” dijo Dinah, entrando en la cocina. “¿De quién es? ¿Es de esa señora rica?”

Camila sonrió. “No, es para Laur,” contestó. “Estoy enviándole esa pintura. Y otras cosas.”

Dinah se acercó a la mesa de cocina y miró la caja críticamente. “¿Qué tipo de cosas?” Intentó alzarla. “Es pesada.”

“Sólo cosas,” contestó Camila informalmente. “Cosas que mencionó le gustaban y cosas que pensé le gustarían.”

“Y, uh, ¿por qué exactamente estás haciendo esto?” Dinah se cruzó de brazos y se apoyó contra la mesa, los ojos castaños se entrecerraron levemente.

“Es mi amiga,” Camila contestó fácilmente. “Me gusta conseguir cosas para mis amigos.”

“¿Entonces qué me conseguiste?” exigió Dinah. “¿O he sido reemplazada?”

Camila intentó no reírse. “¿Tienes celos?”

Dinah se encogió de hombros, mirando hacia abajo. “Bueno, algo así. Quiero decir, de repente estás como obsesionada con esta chica que nunca has conocido y haciendo pinturas para ella y hablando con ella por teléfono durante horas sin fin…”

Camila caminó para abrazar a su mejor amiga. “Nadie podría reemplazarte jamás,” dijo solemnemente. “Lo prometo.”

Dinah correspondió al abrazo. “Bueno, ¿qué me conseguiste?” bromeó.

Camila se echó atrás y sonrió, metiendo la mano en su bolsillo para sacar un pedazo de papel.

“¡Tarán!” Se lo entregó.

Dinah frunció el ceño. “¿Me conseguiste un recibo? Uh, no sé qué decir.”

“Léelo, boba.”

Los ojos de Dinah se agrandaron. “¿Pagaste la renta?”

“De seis meses,” le informó Camila, sonriendo brillantemente. “Ahora no tienes que preocuparte por conseguir ese segundo empleo. De hecho, puedes dejar Starbucks del todo y concentrarte en conseguir curro de actriz.”

Dinah sonrió y saltó sobre Camila, abrazándola tan prietamente que Camila no podía respirar. “No puedo creer que hicieras esto. ¡Gracias!”

Camila se rió, regocijada por la reacción de Dinah. Quienquiera que dijo que el dinero no podía dar la felicidad, obviamente tenía demasiado.

“¿De dónde has…?” Dinah se apartó del abrazo y miró a Camila. “¿El cheque?” Una leve inclinación confirmó las sospechas de Dinah. “¿Así que era de verdad?”

Camila sonrió. “Claramente.”

Dinah chilló de nuevo. “¿Cuánto queda?”

“Unos siete mil, eso con renta y todo.” Camila se encogió de hombros. “Voy a regalar parte.”

Dulce Destino - Camren FanficWhere stories live. Discover now