Capítulo 25

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Camila se quedó mirando la pantalla del ordenador y se retrepó en la silla. Estaba intentando pretender que no se sentía defraudada por el hecho que Laur no pudiera encontrarla online esa noche, pero no estaba funcionando muy bien. ¿Compromiso anterior? Hmm.

Había sido un día sumamente tranquilo. Wesley aún no había hecho aparición y se iba en dos días. Sus padres no habían llamado y no estaba segura si eso era bueno o no. Ninguna noticia es buena noticia, ¿verdad? No estaba tan segura sobre eso. No en su familia.

Dinah estaba en el trabajo y no volvería a casa en horas. Camila había estado ansiado todo el día un chat online con Laur pero, al parecer, tendría que arreglárselas sola.

Querida Laur,

¿Otro día? Claro. Hazme saber cuando estarás disponible y entonces me uniré a ti. Es una pena que no pudieras venir esta noche. Estoy realmente aburrida. Pero eso está bien. Ansío oír todo sobre tu ‘compromiso anterior’. Si quieres hablar sobre eso, claro está. ¿Es este uno de los eventos para los que tenías que comprar trajes? Ciertamente estoy inquisitiva esta noche.

Como sea, ya que no estás para entretenerme, voy a encontrar entretenimiento en otra parte. Espero tener pronto noticias de ti.

Tu amiga,

Camila

Camila apagó el ordenador y miró por el vacío apartamento. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? ¿Visitar a Dinah? Na, ya lo hice dos veces hoy. Realmente necesito tener vida propia. Um, ¿ver TV? Nada bueno los viernes. Tamborileó un dedo contra su barbilla y miró a través de las puertas dobles que daban al balconcito. Había pasado un tiempo desde que se había aventurado en la ciudad. Bueno, sin contar las dos veces que había salido con Wesley.

Agarró su bloc de bocetos y lápiz, y se dirigió al gran desconocido.

                                                     ~~~~~

Camila no mintió a Lauren cuando le dijo que era una colgada de la naturaleza. Adoraba todo de la Tierra, desde los árboles y flores a los animales.

Uno de los sitios favoritos de Camila era Central Park. Siempre que tenía tiempo, tomaba residencia en uno de los muchos bancos esparcidos por el lugar y bocetaba. También era buen lugar para sacar fotos, pero esa noche se había olvidado la cámara así que tenía que capturar los momentos a mano.

Varias horas después, se encontró en Bethesda Terrace, dominando el lago y las orillas arboladas del paseo. En su bloc de bocetos estaba una tosca silueta de la escultura de Emma Stebbins, Angel of Waters. La pieza de metal representaba a un ángel cerniéndose en el aire y descendiendo hacia las aguas de la fuente con la esperanza de dar el regalo de la curación.

Poeta y Ángel, pensó Camila, esbozando las alas del ángel en el bloc. Quizá le gustan los ángeles. Me pregunto si vino aquí mientras estaba en Nueva York. Por cierto, ¿por qué estaba en Nueva York? Camila suspiró, mirando sobre la baranda de la terraza. Debajo, los turistas retrataban la fuente, los flashes de las cámaras bañaban la escultura en luz etérea. ¿Por qué siento como si no supiera nada de ti?

Camila metió el bloc de bocetos bajo su brazo y descendió por la gran escalinata. Recorrió los dedos a lo largo de los bloques piedra arenisca en su camino abajo. Era un lugar tan pacífico, a pesar de toda la actividad turística. Varias personas en patines pasaron zumbando junto a ella, casi haciéndole perder el equilibrio. ¡Jesús!

Se quedó paralizada mientras la estampida pasaba, entonces continuó su camino. Un súbito ruido captó su atención y se volvió a tiempo de ver a un tipo que caerse a tierra .

“¡Oh, joder!” se quejó mientras aterrizaba con un gran golpe.

Camila pestañeó un par de veces, entonces corrió hasta el hombre caído. “¿Estás bien?” le preguntó. Notó que llevaba también patines y supuso era parte del grupo le había pasado recientemente.

El tipo miró arriba, los ojos azules pareciendo un poco aturdidos. “Sí, debo haber dado contra una piedra o algo,” explicó, empujándose a una postura sentada.

Camila notó el gran arañazo en el costado de su brazo y se arrodilló para inspeccionarlo, poniendo el cuaderno que llevaba en la tierra al lado de ella. “Probablemente debas hacer que te vean esto,” le dijo. Estaba sangrando bastante y no quería que pillase una infección. “Puedo ayudarte a llegar a un hospital si quieres.”

Una ceja se alzó un poco mientras los suaves ojos azules sopesaban su sugerencia por un instante. “¿Normalmente eres tan agradable con los desconocidos?” le preguntó, mirando su propio arañazo un momento. Gruñó cuando vio la magnitud del corte.

Camila sonrió e hizo una rápida supervisión. Parecía que su brazo izquierdo había detenido su caída. No parecía haber más arañazos en ninguna parte. “Sólo con los que deciden sangrar en mi presencia,” respondió.

Satisfecha de que el tipo iba a sobrevivir, se apartó unas pulgadas. Era un poco incómodo estar tan cerca de un completo extraño. No podía negarse que el chico era sumamente atractivo, pero eso no significaba que no fuera un asesino en serie. Dinah probablemente estarían babeando por este chico. Se detuvo a considerar ese pensamiento un momento. Bueno, ¿por qué no estoy babeando? ¿Debería? ¿No es lo que hacen las solteras? Decidió que el tren de pensamiento estaba más que demasiado cargado para ocuparse de él en el momento presente.

“Es un bonito boceto,” comentó el tipo, volviendo la cabeza para tener mejor vista del mismo.

Repentinamente cohibida, Camila se ruborizó ligeramente y se encogió de hombros. “Sólo estaba perdiendo el tiempo,” dijo. “Pero gracias.” Miró la escultura a unos metros de distancia. “Es preciosa, ¿no crees? Dudo que pudiera hacerle justicia.”

“¿Es lo que la gente normalmente hace en Nueva York?” preguntó. “¿Perder el tiempo?”

Camila sonrió. “Supongo,” contestó. “¿Me tomo que eres turista?”

Él encogió anchos hombros. “No me llamaría turista,” dijo.

Camila asintió. “¿Aquí de negocios?” supuso

“Eso podrías decir,” respondió con una leve sonrisa. “Probablemente debiera lavar esto.” Movió el brazo como si no fuera ya obvio y se puso de pies, equilibrándose sobre las ruedas con facilidad.

Camila agarró su bloc de bocetos y también se levantó, mirándole. “¿Estás seguro que no quieres ir a un hospital o algo?”

“Na,” respondió fácilmente. “Mi hotel está…” Agitó la mano en dirección general detrás de él. “Por allí, en alguna parte.”

Camila sonrió. “Bueno, de acuerdo, si estás seguro,” dijo. “Cuidado con las piedras.”

“Claro.” Le lanzó una brillante sonrisa y, con un rápido saludo, se fue patinando.

Camila le vio desaparecer en la oscuridad y devolvió su atención a la fuente. Puso el dibujo al lado de la estatua real y comparó. No estaba mal.

Cerró el bloc y suspiró, mirando rápidamente la hora. Dinah debería estar ya en casa.

Miró la escultura unos instantes más y entonces se dirigió de regreso a casa.

Dulce Destino - Camren FanficWhere stories live. Discover now