Lauren tan solo deseaba meterse en cama al instante que llegase a casa y quedarse allí para siempre. Desafortunadamente, a pesar de su agotamiento, no tenía especialmente sueño.

El primer día de rodaje había ido relativamente bien, considerado su co-estrella estaba dándole el tratamiento silencioso. A pesar de eso, Lauren disfrutaba actuar con Dinah. Se veía totalmente atrapada en sus momentos de diálogo.

En momentos, era suficiente para hacerle olvidar que Dinah realmente no era su hermana. Y que en cuanto la director gritaba, “Corten,” regresaban a una realidad silenciosa.

En cuanto a Ally, Lauren disfrutaba la técnica de la director. Cuantas veces Ally les paraba, siempre tenía algo importante que contribuir. Siempre era clara en lo que deseaba, pero todavía daba suficiente margen a los actores para hacer lo que les pareciera correcto.

Lauren había pasado gran parte del día observando a la director en acción. No había visto ni una vez a Ally perder la paciencia ni gritarle a nadie. No significaba, sin embargo, que la joven director no pareciera a veces frustrada o estresada. Pero de algún modo, lograba superar las cosas de forma calmada y profesional.

Innecesario decirlo, Lauren se sentía intrigada. Volviéndose de costado, Lauren examinó las pinturas de la pared y la realidad se le echó encima. Era tan tentador desaparecer en su personaje. Elizabeth Doyle no tenía que preocuparse por un amor no correspondido. A pesar de todo lo demás, al menos Lucy la amaba.

Los ojos verdes examinaron los cuadros, preguntándose si era correcto dejarlos allí. ¿Debería devolverlos? ¿O simplemente descolgarlos?

Lauren no estaba segura de que pudiera separarse tan fácilmente de ellos.

Suspirando, se puso de espaldas, deseando poder dejar de pensar en Camila cinco minutos. Se había terminado; tenía que dejarlo marchar. Sentándose, alcanzó el ordenador, asegurándose que la línea telefónica estaba enchufada. Una vez online, revisó su correo de negocios. Como esperaba, varios correos de Liam atestaban su bandeja de entrada. Los repasó, aliviada al encontrar que no se había perdido nada importante.

Cuando terminó, vaciló. Normalmente revisaba su dirección personal junto con la de negocios. Pero, ¿cuál era el sentido de hacerlo ahora? Aún así se encontró llevando el ratón en esa dirección. Imaginó que, al menos, podría borrar el correo basura.

Mientras esperaba que el correo se cargase, su atención fue desviada del ordenador por el sonido del timbre. Frunciendo el entrecejo, apartó el ordenador y se dirigió hacia la puerta delantera. El pensamiento de que quizás Camila había pensado pasarse aceleró sus pasos.

Pulsando el botón del interfono, dijo, “¿Sí?” con una voz que esperó no pareciera tan esperanzada –o desesperada– como se sentía.

“Hola. Pasaba por el barrio.”

Desilusión fue la reacción inicial de Lauren. Pero fue reemplazada rápidamente por algo semejante a timidez; o quizá nerviosismo, o quizá ambos. “Sube,” dijo.

Mientras esperaba el toc, Lauren se preguntó a donde se había ido su filosofía de vida. Simplicidad. Tenía que regresar a la simplicidad.

Toc. Toc.

Desafortunadamente, Lauren tenía la perturbante sensación de que estaba a punto de invitar en su vida a más complicaciones. “Hola,” saludó.

La director sonrió. “Espero que no pienses que estoy acosándote.”

“Si lo creyera no te habría permitido subir,” contestó Lauren. “¿Quieres entrar?”

Ally asintió y pasó dentro. Echó una mirada alrededor.

Dulce Destino - Camren FanficWhere stories live. Discover now