Capítulo 73: Lágrimas de sangre (1/2)

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Los ojos del demonio se volvieron vidriosos y su mirada quedó perdida en el infinito. Esta vez, la había perdido de verdad.

Kagome y Shippo lloraban junto al cuerpo de la joven, abrazándola y retirándole el pelo de la cara, como si aún pudiera molestarle.

«Ya no eres Rin», se dijo Sesshomaru a sí mismo. «Rin ya no existe».

El corazón se le paró un instante

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El corazón se le paró un instante. Nunca había sentido tanto dolor como en ese preciso momento. Conque eso era querer tanto a alguien que hasta te duele.

Sesshomaru nunca había querido a nadie. Nunca había estado enamorado ni había deseado proteger a nadie con todas sus fuerzas, hasta que la conoció a ella. De cuantas mujeres, humanas o demonios, hubiera conocido, ella siempre había sido, era y sería la persona a la que más habría querido en su vida.

«Escúchame bien, hijo», recordaba que su madre le había advertido una vez. «Puede que ahora pienses que eso nunca pasará, pero ya verás como, si la dejas seguir contigo, acabarás enamorándote de ella. Y el amor entre un humano y un demonio no puede ser. Si persistes en tu empeño, Sesshomaru, que sepas que vuestro destino será destruiros el uno al otro. Nunca ha habido otro camino. El final siempre es el mismo».

Cuánta razón había tenido y qué poco caso le había hecho él. «Eso no va a pasarme a mí», había creído. «Yo no voy a enamorarme de mi pequeña y jamás le haría daño». Pero el destino nunca juega limpio. Humanos y demonios no pueden estar juntos porque siempre ha sido así. No importa cuánto lo deseen, da igual cuánto luchen por ello. «El final siempre es el mismo». Y ahora él lo sabía. Pero para Rin ya era demasiado tarde.

Sesshomaru empezó a caminar para alejarse de allí. Quería irse de ese lugar, olvidarse de todo lo que habían vivido, de todo su pasado, de los problemas, de las dificultades, de ella...

No podía seguir viviendo en un mundo donde ella no existiera. ¿No era precisamente por eso por lo que había empezado todo: porque Rin le había dicho que le quería con todas las consecuencias y él no podía aceptar que ella muriera en cuestión de pocos años?

Ahora se lamentaba por todo: por haberla visitado en la aldea, por no haberla rechazado cuando le confesó que lo amaba, por haberla besado aquella noche junto al lago y haberle pedido que le esperara durante tres días. Tal vez si no le hubiera dicho que la quería, tal vez si hubiera evitado enamorarse de ella, Rin ahora estaría viva.

El demonio sentía que dentro de él ya no había nada. Su corazón sonaba como si fuera un tambor, pero él no lo notaba. Sentía el frío del aire mientras caminaba hacia A-Un para marcharse de allí, para irse y no volver. Para no mirar atrás.

Cuando se acercó, vio algo brillar en el suelo y se agachó a cogerlo. Era una de las mitades de la luna de plata que le había regalado a Rin por su cumpleaños, el día en que la vio a punto de casarse con Kohaku.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant