Capítulo 13: Kohaku, el exterminador de demonios (1/3)

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Había pasado alrededor de una semana desde que Shippo y Rin se quedaron dormidos abrazados en casa de la abuela Kaede. El zorro había convencido a la chica para que se levantara de la cama y comiera un poco, y unos días después consiguió sacarla de la cabaña y llevarla por el bosque. Esos paseos sentaban extremadamente bien a la joven; había recobrado el color en sus mejillas y estaba algo más animada. Sin embargo, sus ojos ya no eran tan risueños y alegres como siempre habían sido. Su brillo se había apagado y no parecía haber forma de que volvieran a lucir.

Al regresar, pasaron por la plaza y se encontraron con un gran alboroto.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Shippo a otro muchacho de su edad. Tendría también unos dieciocho.

- Estamos haciendo un torneo entre los jóvenes. Pueden participar todos los chicos entre dieciséis y dieciocho años. Los ganadores serán considerados los próximos guerreros de la aldea, después del grupo de Inuyasha, claro está.

Los chicos sonrieron.

- ¡Está bien! – anunció Shippo, convencido - ¡Yo también participo!

Rin le dio una palmadita en el hombro y le dijo en un susurro.

- Pues más te vale hacerlo bien; tu amiguita te está mirando.

Shippo se giró, confuso. Entonces vio a la adorable Yuki, la chica rubia de ojos verdes que tanto le gustaba. Era cierto, la joven lo observaba de reojo y después desviaba la mirada. ¿Qué podía significar eso?

- Bien – empezó un chico desde el centro de un cuadrado improvisado con cuerdas - Los participantes serán: Ryo, Lin, Daichi, Hikaru, Kaname y Shippo.

Kaname era un muchacho de la aldea famoso por su atractivo físico. Era el mismo que hacía unas semanas le había regalado flores a la hermosa Yuki. Cuando Shippo supo que le tocaba combatir contra él, se alegró enormemente. Iba a demostrarle a la rubita lo valiente que era y, desde luego, que valía más que el engreído de Kaname.

Los participantes se dispusieron en fila y salieron por orden de dos en dos, dispuestos a demostrar su valía y a impresionar a las jóvenes casaderas de la aldea.

Los primeros combates no fueron demasiado impresionantes. Ryo ganó el primero y Hikaru el segundo. Lo único que llamó la atención de Rin fue Daichi, quien le guiñó un ojo antes de su enfrentamiento con la promesa de que ganaría por ella. No obstante, no tardó mucho en perder.

Shippo y Kaname se pusieron uno frente al otro e hicieron la típica inclinación de respeto de los combates japoneses. Cuando el juez dio la voz de que empezaran, ambos se pusieron en guardia.

Kaname no luchaba nada mal. No sólo era guapo, sino fuerte, alto y atlético. Se había entrenado desde niño y sabía pelear a la perfección. Sin embargo, era incapaz de superar a Shippo. El zorrito, en su condición de demonio, era más bajo que un humano normal de su edad, pero aun así era también muy fuerte y desde luego, mejor luchador que su contrincante. Probablemente podría haber acabado con todos los demás participantes a la vez si hubiera querido, pero no lo hizo. Decidió no poner demasiado de su parte y dejar que Kaname intentara atraparlo, de esa manera se burlaría un poco de él y le serviría además para demostrarle a Yuki lo buen guerrero que era. Al final, Shippo se cansó de jugar y, en cuestión de segundos, inmovilizó al contrincante y lo dejó KO. Todos aplaudieron al instante.

Rin se acercó a su amigo con una risilla divertida.

- Le gustas a las chicas de la aldea – dijo, señalando con disimulo a las jovencitas que cuchicheaban sobre lo mono que era Shippo y lo fuerte que había demostrado ser.

- Puede – se sonrojó un poco el zorrito.

- ¿Por qué no vas a hablar con Yuki? – propuso su amiga.

- ¡¿Qué dices?! No sabría que decirle.

Entonces la morena se sacó una rosa de la manga del kimono y se la ofreció a su amigo.

- ¿Por qué no empiezas diciéndole: "Una flor hermosa para una joven todavía más hermosa"?

Ambos se rieron. Estaba claro que Rin sabía todo lo que necesitaba oír una chica. Shippo tomó la rosa y se alejó en dirección a la joven rubia.

* * *

Por la tarde, Rin se encontraba en el bosque, cerca del río donde habló por última vez con su adorado Sesshomaru. Había estado paseando con una amiga de la aldea llamada Megumi, que vivía en la cabaña de al lado.

Llevaban mucho rato en silencio cuando Megumi se decidió a preguntar.

- ¿Qué te pasa últimamente, Rin? Te noto distante.

- No es nada.

Megumi torció el gesto. No estaba muy convencida.

- Eres la chica más alegre que conozco – continuó – y, de repente, estás siempre seria y pensando en Dios sabe qué. Ya sólo sonríes cuando estás con Shippo. En serio, Rin, ¿qué te pasa?

Las chicas estaban sentadas a la orilla del lago. Rin se aferró las rodillas.

- ¿Qué me dirías si te contara que no quiero casarme?

Megumi la miró algo asombrada.

- Bueno, ya sabía que tenías cierto reparo en escoger chico, pero pensé que era porque no te gustaba ninguno.

- Y no me gusta ninguno, pero no es sólo eso.

- Entonces, ¿qué es? – Megumi estaba cada vez más preocupada.

- Soy muy feliz aquí con vosotros. La abuela Kaede me acogió en su casa y ha sido muy buena conmigo, igual que todos vosotros, pero yo siempre he sentido que este no era mi lugar. Siento como si debiera estar en otra parte... no sé explicarlo.

- ¿Es por algo que te pasó cuando eras niña?

Rin vaciló. En realidad, no estaba segura de por qué se sentía así.

- No lo sé – y se quedó mirando la corriente del río.

Megumi suspiró y decidió dejarlo correr. Rin tenía siempre un gran revuelo de pensamientos en su cabeza en lo referente a los sentimientos. El corazón le dictaba una cosa, pero ella decidía hacer caso a la razón. O puede que el problema fuera que no le dejaban otra opción, empezando por el hecho de vivir en la aldea. No es que no le gustara esa vida, pero sus días con el señor Sesshomaru y su lacayo Jaken nunca quedaban atrás en su memoria, y eso impedía que pudiera sentirse feliz por completo, porque siempre le faltaría algo. Y, por desgracia, no había aparecido ningún chico capaz de suplir ese vacío. Megumi volvió a suspirar.

- Deberíamos volver – anunció finalmente, levantándose.

- Tienes razón.

Y ambas amigas se encaminaron nuevamente hacia la aldea.


Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Where stories live. Discover now