Capítulo 60: El Monte Fuji (1/1)

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Rin cabalgaba por el aire a toda velocidad subida a lomos de A-Un.

- ¡Más deprisa! – le apremió – No sé cuánto más aguantará Sesshomaru en tierra sagrada – y el animal aceleró el paso tanto como pudo.

Iban a tanta velocidad que el viento enredaba los cabellos de la chica y las migajas del aire le arañaban la cara, pero no le importó. Rin sonreía, no porque estuviera feliz, sino porque estaba decidida.

«¿Quién soy? ¿Para qué he nacido?».

Esas eran dos de las grandes preguntas que la joven siempre se había hecho.

«Si el destino me ha dejado morir varias veces, me ha arrebatado mi casa, mi aldea, a mi padre, a mi madre y a mis hermanos, ¿por qué sigo viva? ¿Qué misión tengo en este mundo?».

Ahora lo sabía. Daba igual quien fuera y de dónde venía. Daba igual su aspecto, su figura, su procedencia, su todo. Ella había nacido para amar a Sesshomaru y para estar con él, para acompañarlo en cada trecho del camino y darle la felicidad que siempre se había merecido. No había nada más importante para ella en ese momento, ni en ese, ni en ninguno.

Rin quería mucho a las personas de la aldea: a Kaede, Inuyasha, Kagome, Sango, Miroku, Shippo, Kirara, Yuki, Megumi, Kohaku... Su corazón no podía albergar odio ni rencor por ninguno, nada más que alegría y felicidad.

Shippo, Megumi y Yuki se habían internado en el bosque sólo para conseguir alejar a los demás de ella y que pudiera hablar de una vez por todas con su demonio; Shippo la había cuidado y protegido tantas veces y de tantas formas diferentes que había perdido la cuenta; Megumi la había acogido de noche en su casa y la había aconsejado sobre cómo descubrir a quién amaba y poner orden por fin a sus sentimientos. La quería como a una hermana y no podía más que estarle agradecida por todo lo que había hecho por ella; pero Kaede y Sango... en realidad no estaba enfadada con ellas. Habían sido las dos personas que más presión habían puesto sobre ella para forzarla a escoger pretendiente y a casarse rápido, pero no podía odiarlas, ni culparlas de ningún modo.

Rin comprendía perfectamente el poder y el peso que tenían las tradiciones y lo arraigadas que podían vivir las costumbres en algunas personas, pero aún así, la chica sabía que no lo habían hecho por su mal. Sólo querían asegurarse de que Rin tuviera un futuro agradable y sin preocupaciones, con un buen marido, una buena casa y además, que fuera alguien que pudiera protegerla. No habían pretendido nunca hacerle daño.

Y Kohaku... quería odiarlo, deseaba poder hacerlo con todas sus fuerzas y con todo su corazón, pero no pudo. No pudo porque, en el fondo, le entendía. Puede que Kohaku hubiera sido demasiado protector, posesivo, y un idiota, pero a veces, cuando se ama a alguien, no se piensa racionalmente lo que uno hace.

«Si alguien quisiera quitarme a Sesshomaru, si alguien quisiera hacerle daño o alejarlo para siempre de mi lado, yo sería posesiva», se dijo Rin a sí misma, comprendiendo la gravedad de la situación.

Cuando se quiere tanto a alguien que hasta te duele el pecho, cuando lo miras y parece que a través de sus ojos estás rozando un pedazo de cielo, cuando sólo con un simple contacto te late el corazón desbocado hasta hacerte creer que no existe nada más en el mundo, sólo esa persona y tú, entonces sientes que ya no puedes vivir sin ella y te aferras a ese sentimiento con toda tu alma. Y si alguien se atreve a intentar arrebatártelo, es como si te faltara el aire y tu mera existencia estuviera perdiendo sentido.

Rin no sabía hasta qué punto Kohaku la había amado a ella. No sabía si había sido un mero encaprichamiento o si de verdad había llegado a estar profundamente enamorado de ella, pero fuera como fuese, ahora Rin entendía que, cuando no puedes conseguir aquello que más deseas en el mundo, tu mundo se vuelvo pequeño y hostil y todo carece de sentido. Así que, no, no podía odiar a Kohaku. Puede que lo hubiera odiado antes, pero ya nunca más podría volver a hacerlo. Kohaku y ella eran iguales: luchaban con una voluntad imparable para conseguir el destino que tanto anhelaban sus corazones.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Where stories live. Discover now