~~~~~

“Es bellísima,” murmuró Lauren, cayendo sobre el sofá con un sordo golpe. Se puso uno de los cojines del sofá sobre la cara y le gimió. Entonces lo tiró al lado. “Tiene los ojos más hermosos del mundo. Y su sonrisa… oh, uau… y su voz.. Es como… como miel… o algo que es dulce y…” Perdió el hilo y volvió a gemir.

“Mm, oh, sí, justo ahí,” Keaton gimió con dicha desde la mesa de masaje. “Abajo… abajo…aaaaah…”

“Y me dio la pintura,” continuó Lauren. “Sólo porque sí. ¿Por qué haría eso? Quizá sintió una conexión entre nosotras, ¿sabes? Como algún tipo de empuje…” Lo consideró y agitó la cabeza. “O quizá sólo es la persona más dulce de todo el mundo. Y yo soy la idiota que está mintiéndole.”

Un continuo gemir fue la contestación.

Lauren echó una mirada por encima del sofá y entrecerró los ojos. Keaton estaba espatarrado en la mesa de masaje llevando nada más que una toalla mientras una pizpireta rubia trabajaba sus músculos. “¿Me estás escuchando?” le exigió.

Ninguna respuesta.

“¿Keaton?”

Los soñolientos ojos azules se enfocaron en su dirección. “Oh, eh, Laur. No me di cuenta que estabas en casa.”

Lauren tiró el cojín del sofá en su dirección. Falló y, en su lugar, le pegó a la masajista. Uups. Irritados ojos verdes se entrecerraron, mientras la rubia se inclinaba para recuperar el objeto.

“¿Perdió algo?” preguntó, sosteniendo el cojín del sofá.

Lauren sonrió dulcemente. “¿Te importaría atizarle en la cabeza con él?” preguntó.

“Eh, eh, no hay necesidad de violencia,” exclamó Keaton.

“Su hora acabó,” anunció la masajista, devolviendo el cojín a Lauren, que logró cogerlo a pesar del hecho que sus habilidades atléticas eran más que escasas.

Keaton rodó fuera de la mesa de masaje, cuidadoso en mantener la toalla alrededor de su cintura. “Soy feliz, feliz,” comentó. “Lauren, lo que fueras a pagarle a esta mujer, dóblalo.”

Lauren miró al cielo. “¿Oíste algo de lo que dije?”

“¿Cuándo?”

“Antes.”

Keaton arqueó una ceja. “¿Estabas hablando?” preguntó. Se encogió de hombros y pareció notar la pintura por primera vez. Estaba apoyada contra la parte de atrás del sofá, a medio metro de donde él estaba. “¿Qué es eso?”

Detrás de él, la masajista plegó la mesa y se preparó para irse. Keaton fue momentáneamente distraído por la salida de la mujer.

Lauren miró de nuevo al cielo y reemplazó el cojín de sofá antes de ponerse en pie. “Eso es una pintura,” le informó. Se acercó a él para también contemplarla.

Keaton le lanzó una mirada indescifrable y se arrodilló para inspeccionar el lienzo. Agitó la cabeza y pasó un dedo por la esquina inferior derecha. “¿C. Cabello?” miró sobre su hombro. “¿Qué hiciste?”

Soltó un largo suspiro y se apoyó contra la parte de atrás del sofá. “La conocí, Keaton,” dijo.

“Quiero decir, ella no sabía quién era yo. Ninguno de mis yos. Pero yo sabía que era ella.”

“¿Y?”

“Uau,” musitó Lauren.

Keaton se puso de pie, asintiendo. “¿Así que fuiste a ella y le compraste otra pieza de arte?” adivinó. “¿Peluca…. gafas…?”

Dulce Destino - Camren FanficWhere stories live. Discover now