La Presunta Elección

33 3 1
                                    

"Yo soy yo. 

Tú eres tú.

Yo no estoy en este mundo para llenar todas tus expectativas

Y sé que tu no estás en este mundo para llenar todas las mías.

Porque yo soy yo.

Y tú eres tú.

Y cuando tú y yo nos encontramos, es hermoso. 

Y cuando tú y yo, encontrándonos, no nos encontramos.

No hay nada que hacer." 

Parecía que fue ayer cuando decidimos empezar a conocernos, y después de un rato, empezar a querernos. El tiempo siempre ha sido relativo, pero me agradaba que contigo fuera más estando juntos, y menos si no nos veíamos porque de seguro la gente normal se quejaría de que siempre es al revés cuando quieres estar con alguien. Con nosotros jamás ha sido así, somos especiales y hasta espectaculares si podemos manejarlo. Pero no podemos. Y eso hace que seamos destructivos y que jodamos todo lo que hemos construido cuando uno de los dos siente más que el otro. ¡Que egoístas! Pero ambos sabemos que no puede haber más de un egocéntrico para cada situación, y eso nos chocaba en el orgullo, la terquedad y las ganas de ser mejor a través del otro.

Supongo que escribo esto porque sonrío ante las ironías de la vida, de que siempre estando con prisas supimos llegar tarde, o tal vez nunca debíamos llegar, o tuvimos que hacerlo y uno de los dos subió al tren cuando el otro recién compraba el pasaje, y estaba acompañado. Fue entonces cuando leí y entendí que hay una extraña teoría acerca de todo lo que creíamos que estaba pasando, y es que el amor es todo aquello que dura el tiempo exacto para que sea inolvidable. Así es como recuerdo cada pieza de este rompecabezas que tenía pies hace unos meses, y ahora otra vez siento que falta un orden, o que faltan partes, o que simplemente la última pieza la llevo colgada en el cuello y la muerdo cuando hablo de ti. Y luego prometes que la nostalgia nos abraza si hablamos por la madrugada, porque es una nostalgia inconclusa, y la verdad es que hay ciertos vacíos que no pueden llenarse más que consigo mismo, pero cuando te encuentras ausente pensando en alguien te ataca la angustia que algo te falta y no sabes si es esa persona, o si eres tú mismo al sentir su compañía. No puedo culpar a las confusiones que se crean a partir de nuestras ambiguedades, pero no puedo dar en el clavo, ni tú acertar en los tiempos. 

Estamos para no ser. 

O somos para no estar. 

La elección no es difícil cuando descubres que no tiene sentido, porque no hay más sentido que ver varias alternativas que conducen a lo mismo que quieres, y no necesitas, o que necesitas, pero ya no quieres. La verdad es sencilla si la miras desde un punto de vista que no es el tuyo, solo que nunca lo verás así, además de que como seres humanos nos gusta complicarnos un poco la vida porque pensamos que no encontramos las respuestas que buscamos o que no formulamos las preguntas adecuadas; pero eso no significa que esas preguntas y respuestas no existan, solo que hay algo que no deja que las veamos realmente y no siempre pretendemos querer saber el porqué de las cosas. Quien sabe si la respuesta necesitamos saberla, pero sé ahora que muchas cosas desearía no haber sabido, y como decían, la ignorancia es dicha. 

Por otro lado, sé de ti lo que no sabes de ti mismo, y sabes de mi lo que no me has permitido descubrir aún. Nos ponemos enigmáticos cada tanto, nos cuesta responder para evitar echarnos de menos, o de más. Y luego queda de nosotros lo que existe cuando te rompen el corazón por quien sabe el número de vez. Pero no es el caso, no con toda la presunta posibilidad de conocernos, y luego de olvidarnos, y luego de tenernos para ser recordados, o recordarnos en el intento de querernos una vez más, primero a nosotros mismos y luego a los demás. Quererte entre los miedos, las desconfianzas, y los sincericidios de la madrugada; tal cual vicio, casi tan adictivo como escribir una y otra vez de lo que ha sido, pero jamás escribir de lo que es. 

La Presunta Posibilidad de ConocernosWhere stories live. Discover now