Nuestro 25

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"¿Qué te detiene? - le pregunté de repente.

Él me miró sorprendido, como si le hubiera formulado un enigma de la vida. Le volví a susurrar...

- ¿Qué te detiene?

Y con sus labios sobre los míos obtuve la respuesta."

Era de noche nuevamente y volvía entre mis pasos para figurar que podía entender lo que estaba pasando. Di vueltas en círculos varias veces hasta que finalmente me senté en el césped frío cerca de su casa, sabía que él aún me esperaba pero quería que estos nervios cedieran antes del momento más esperado de mi día: Estar con él. Me senté impaciente abrazando mis piernas y preguntándome si el frío sería suficiente para que pudiera controlar estas mariposas incandescentes de los últimos días.

- ¿De verdad ha pasado? - escuché a mis espaldas.

Regresé la mirada asustada y me encontré reflejada en unos ojos verdes impactantes que miraban a la deriva de mi respuesta.

- Señorita gata - la saludé posando mi mano sobre sus orejas. 

Ella se inclinó ronroneando y se apagó suavemente a mi lado propagándome la calma que necesitaba. Me quedé viendo hacia atrás por si alguien más venía pero únicamente estábamos ambas, sentadas, pensativas. 

- Señorita... - susurró un rato después. 

- Lo siento señorita gata, solo quiero aclarar mi cabeza. ¿Usted que hace por aquí?

Sus ojos franceses me miraron cómplices mientras se acostaba en mi regazo. 

- Estamos aquí por las mismas razones entonces... - suspiré -  Pensé que usted estaba huyendo del señor gato.

- No puedo seguir haciéndolo, no quiero. El señor gato ha hecho mucho por mí últimamente, y sé que me negaba pero cada vez que lo veo...

De repente noté un brillo nuevo en sus ojos, algo que no estaba antes, algo que no había estado un tiempo allí y ahora yacía como que nunca se hubiera ido. Entonces entendí que había cedido, que yo también había cedido ante ello y eso me hacía que esté aquí esperando a darle sentido.

- Señorita gata ¿Es que acaso, ese brillo de sus ojos...?

- ¡Tonterías señorita! - respondió decidida.

- ¿A qué llamas tonterías amor?

Ambas giramos de un salto y la señorita gata se erizó de golpe. Un gato canela con blanco venía elegante hacia nosotras. Se acercó a la gata francesa y ronroneó lamiéndole los bigotes divertido, lo que me sacó una sonrisa entre toda esta confusión. ¡Era eso! Allí estaba la respuesta a lo que estaba buscando y, sin embargo, empecé a temblar. Me invadió el pensamiento al creer que eso podía ser verdad, o real.

- Así que ¿Ha pasado? - preguntó el gato enfrentándose a mí. La señorita gata acudió a su lado acicalando su pelaje continuamente. 

- Ya le pregunté eso señor gato, y el silencio ha sido una respuesta muy acertada. - dijo ella. 

Miré a ambos y negué con la cabeza. ¿Por qué me seguían preguntando eso? 

- No es así - dije indiferente - Este ha sido sin duda de los mejores días y ahora estoy aquí afuera de su casa pensando si ha sido real.

- ¿De los mejores días? - continuó la gata - ¿Nos alimenta con un poco de sus historias?

Suspiré cansadamente y vi el reloj. Tenía dos minutos de ventaja aún así. 

- Hoy definitivamente fue de los mejores - empecé - Saqué una nota increíble que me recuperaría de un cero en la materia más complicada de ahora, y luego un examen que me fue bastante bien. Cerré con una última hora de amigas, joda, música, canto, comida, un par de cervezas... En realidad es la sensación de estar con las personas que quieres siendo feliz. Sin embargo, desde ayer es que llevo esperando este momento y por eso se me hace tan irónico que esté mordiendo frío cuando la respuesta a eso es estar con él...

La Presunta Posibilidad de ConocernosWhere stories live. Discover now