Quiero ser de ti una despedida

30 2 0
                                    

Quiero ser de ti
lo que no distingues de tu ropa,
y que poco a poco desnudes
tu alma al tacto de mis dedos.

Quiero que surjas ante los más profundos besos,
y que luego entre la enredadera de mis dudas,
me critiques cada "pero".

Seremos, amor mío, un poco de certeza cada madrugada,
así, en la conquista eterna del conflicto,
te podría arrancar palabras de alivio, o desconcierto.

Siéntete libre de buscarme las espinas del pasado,
pero jamás las toques,
o las admires demasiado
porque ahora es cuando los pétalos brillan con tu nombre,
y riman con ausencia.

Y en las mañanas, cuando yazcas profundamente ocupado,
dime que te sientes perdido e incompleto,
que necesitas un poco de caricia poética en tu café.
Procuraré darte cada día un verso de diez palabras,
sentirte en un abrazo las más oscuras ironías,
solo dime "quédate",
y desisto.

¡O me voy ahora mismo!
Cojo entonces mis maletas de aquel día de enero,
cogeré también las tazas que tachamos de compromiso,
y de repente, en el estropicio, veré que sigue mi carta en el piso
y diré que quiero quedarme,
o desisto.

Sin embargo, no quiero que confundas más lo que yo llamo "despedida"
porque ahora que saliste arrojando algunas ilusiones mías,
también me quedé con tus intenciones en la boca,
entonces tiré la puerta, recogí la toalla,
incluso pensé que estaba perdida la batalla.
Y me miraste.

No hubo mirada más oscura que las últimas noches de tú o yo.
No más nosotros.
No más de un verso.

Y entonces, amor, si esto es más que un adiós,
me despido entonces de las buenas aventuras,
del querer más de ti de lo que me he querido nunca,
poco a poco también dejo el aroma del cenicero,
y lo último a lo que sabía tu sonrisa, ya más amarga.

Ha sido cada invierno una lluvia de recuerdos,
pero ya no llueve,
ahora hay nevadas,
y me siento más completa todavía.

Ya he sellado cada una de tus cartas,
me ha ayudado la sabiduría,
y antes de que cerraras la puerta te lo dije,
te dije que esto no sería una despedida.

Al final, ya el amor está en Roma,
el blanco se ha tornado negro,
ya son horas o días que no estás volando,
y lo único que ha quedado de ti,
es tu sombra robando mi espacio.

Por tanto, y redundo un poco, esto no es una despedida.
porque aun digo que "te quiero",
y aunque quiero ser de ti lo que la vida me permita,
quiero ser más lo que la poesía considera eterno.

La Presunta Posibilidad de ConocernosWhere stories live. Discover now