Capítulo especial.

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Capítulo narrado desde Carles.

Carles se despidió de su amiga y bajó las escaleras a toda prisa. Le lanzó un fugaz saludo a su hermano y salió de la casa. No avanzó ni medio paso cuando una voz le hizo detenerse. Se giró y vio a Vitolo apoyado contra el marco de la puerta.

— ¿A dónde vas con tanta prisa? —preguntó curioso.

— Voy a salir.

El joven le dirigió una mirada cargada de desconfianza. Se alejó del marco y se situó cerca de su hermano.

— Ya he visto que vas a salir, pero no a dar una vuelta. Te has vestido muy bien y tu pelo está muy bien peinado. Además está a punto de hacerse de noche. ¿Adónde vas?

Carles bajó la vista y la volvió a levantar a los pocos segundos.

— He invitado a Dani a cenar.

— ¿A la hermana de Lauren?

— Sí.

— ¿Y eso por qué?

— Porque me tiene loco, me he enamorado de ella.

Vitolo le miró atónito pero sonrió mostrando una sonrisa con brackets, los cuales se los pusieron hace poco.

— Mucho ánimo, hermanito —le animó dándole una palmada en la espalda.

Carles le sonrió con toda su sinceridad y puso rumbo a casa de los Cimorelli. Antes de haber dado dos pasos se dio media vuelta y cogió su bmx. Se subió a toda prisa y echó a pedalear con rapidez llegando en muy poco tiempo a la casa.

Se bajó y se acercó caminando agarrando la bicicleta por el manillar. Llamó al timbre y se sentó en el sillín a esperar que Dani bajase. Se oyó un: "¡Ya voy!" muy apresurado y la puerta se abrió de golpe, revelando a la persona que esperaba y a su hermana Lauren.

— Hola, Carles —saludó Dani dándole dos besos en la mejilla—. Perdona por tardar tanto —murmuró apenada por haberle hecho esperar.

— No te preocupes —la reconfortó él sonriendo —. ¿Nos vamos?

— Claro, pero ¿adónde?

— A un sitio que conozco muy cómodo. No tengo coche ni moto, pero la bmx es más o menos lo mismo.

— No te preocupes, mientras llegamos da igual el medio de transporte.

— De acuerdo, entonces sube. Ah, por cierto, yo te aconsejo que te subas a la parte de los tubos, pero si quieres subir al manillar no te lo voy a impedir.

Dani cogió carrerilla y de un salto se sentó en el manillar. Carles la acomodó mejor y se puso de pie para ver mejor.

— Cuídala —le rogó Lauren observando a los dos.

— Tranquila, eso haré —Carles se acercó y le dio un beso en la mejilla.

Empezó a pedalear y Lauren observó como su hermana y su amigo se iban perdiendo en la lejanía. Sonrió por dentro al pensar en la chica que la volvía loca. Volvió a entrar en su casa y cerró la puerta sin sacarse la imagen de su cabeza.

Carles siguió pedaleando mientras observaba por el hombro de Dani hacia donde iban. Al final de la calle giró hacia la izquierda y se adentró por el paseo marítimo y, a continuación, salió de él, llegando a una zona con muchos árboles. Pedaleó más deprisa y llegó a una zona donde los rayos de sol se colaban por las hojas de los árboles.

Dani se bajó del manillar y observó atónita el paisaje. Carles aprovechó ese momento para aproximarse a un árbol y sacar de detrás de él una cesta de picnic. Se acercó lentamente a Dani y ella se giró al notar su presencia. Al ver la cesta en la mano derecha del joven moreno Dani abrió la boca. Se había quedado sin palabras. Carles sacó de la cesta una manta y la extendió por el suelo.

— ¿Ya lo tenías preparado de antes?

— Sí, estaba pensando traerte a este lugar. Ahora siéntate y ponte cómoda mientras yo saco todo.

Dani le hizo caso y se sentó mientras veía como Carles sacaba todo. Unos sándwiches, unas Coca-colas y unas servilletas. Se empezaron a comer los bocadillos sin dejarse de mirarse. Cuando Dani levantó la mirada y se encontró los preciosos ojos verdes de Carles, se sonrojó y miró hacia otro lado completamente avergonzada.

Terminaron de comer, se tumbaron en el césped y Carles apoyó su cabeza en el abdomen de Dani y ella le empezó a acariciar el pelo desordenado que solía llevar pero que para ese día se lo había peinado a la perfección. Pensó que la novia de su hermana le habría ayudado a peinarse y a vestirse.

Se fijó más en él. Piel algo morena sin ninguna imperfección y un lunar en la mejilla izquierda. Nariz bien definida y pestañas largas que ocultaban en este momento sus ojos verdes. Estaba perfectamente afeitado ya que olía a colonia. El pendiente que llevaba en la oreja izquierda le daba un toque de "macarra". Justo en el momento en el que iba a bajar la mirada a su torso se encontró con la mirada fija de él. Apartó la vista muerta de vergüenza.

— Perdona, lo siento... —balbuceó.

Carles se incorporó y se puso de espaldas a ella, llevándose las manos a su camisa. Cuando se giró Dani se dio cuenta que se había desabrochado tres botones y apreció la forma definida de sus pectorales.

— No pasa nada, de verdad —y sonrió mostrando una dentadura perfecta.

Eso fue la gota que derramó el vaso, Dani se dio cuenta en ese momento que estaba loquita por ese moreno de hipnotizantes ojos verdes. Carles se acercó a ella y volvió a sonreír, haciendo que Dani cayese rendida a sus pies.

— De verdad, no sé cómo decirte que cada vez que te veo me vuelves loco. Que cuando sonríes me haces ver que no hay mujer más hermosa en el mundo que no seas tú, que me alegras los días como a nadie. Si te veo mal, o si estás mal, dímelo, que mato al desgraciado que te ha hecho daño. Quiero que sepas que me he enamorado como nunca antes de ti. Dani, ¿quieres ser mi novia? —y cogió su mano a la espera de su respuesta.

Dani lo miró y se mordió el labio inferior algo emocionada.

— Por supuesto.

Carles sonrió, posó su mano en la mejilla izquierda de Dani y acercó su cabeza a la suya. Cuando sus frentes se rozaron Carles posó sus labios sobre los de Dani. Se besaron como nunca habían besado a nadie. Cuando se quedaron sin oxígeno se separaron y se sonrieron mutuamente. Se levantaron y, sin decirse nada, Dani se subió al manillar y Carles se subió a la bici para ir de vuelta a casa.

Dejó a Dani en la puerta de su casa y se despidieron con un dulce beso. Carles llegó a su casa, dejó la bmx en el jardín, sacó las llaves y abrió la puerta. Se quitó las zapatillas y subió corriendo las escaleras.

Entró en su habitación y se tumbó en la cama sonriendo, muy contento porque había sido el mejor día de su vida. Desde la habitación de enfrente, la mejor amiga de su hermano lo observaba sonriendo.

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Perdonenme por no actualizar, de verdad que lo siento.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Votad y comentad si queréis que la siga.

Un beso

Las quiere

Ainhoa

Juntas Para Siempre (Lauren Cimorelli y tú #1)Where stories live. Discover now