Capítulo 34

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Las tres abrieron la boca hasta tal punto que pensaste que sus mandíbulas se iban a desencajar. Camila sacudió la cabeza, atónita y se te quedó mirando fijamente. LaurenJ se sacudió su cabello para acomodarlo y bajó la mirada. Lauren se acercó a ti y te abrazó, haciendo que apoyases tu cabeza en su hombro. Envolviste tus brazos alrededor de su cuello y empezaste a sollozar en su hombro.

— Tranquila, mi amor, ya ha pasado —te intentó calmar acariciándote el pelo.

Te descontrolaste y empezaste a llorar mucho más fuerte. Camila y LaurenJ se acercaron a ti y te abrazaron.

— Es que... —tus sollozos no te dejaban hablar correctamente—, no tendría que... haber sacado ese tema —tu novia siguió acariciando el pelo.

Vitolo se acercó a ti y te agarró por la barbilla, provocando que le mirases directamente a los ojos. Ambos mantuvisteis la mirada y él te sonrió. Te acercó a su cuerpo y te abrazó con fuerza, tú también lo hiciste. Vitolo se separó de ti y se te quedó mirando.

— Oye, tranquila, ya ha pasado. No pasa nada, entiendo que no te acordases —te dijo totalmente sincero.

Carles se posicionó al lado de su hermano, también mirándote fijamente. Él también te sonrió sin problemas.

— Mi hermano tiene razón, tú estate tranquila, no pasa absolutamente nada —dijo el ojiverde.

Le devolviste la sonrisa a Carles y asentiste con la cabeza.

— Perdonad, siento interrumpir, pero ¿qué les pasó a vuestros padres? —preguntó de improviso LaurenJ.

Tú la miraste como si la quisieses matar por haber dicho eso. Ambos hermanos se miraron entre ellos y luego se voltearon para contemplar a la pelinegra.

— Tuvieron un accidente automovilístico. Ambos cayeron por un barranco. Cuando examinaron el coche se dieron cuenta de que los frenos habían sido cortados, evitando así que nuestros padres frenasen por una persecución que les estaban haciendo —reveló Vitolo.

Tú asentiste con la cabeza, dando a entender que lo que decían era totalmente cierto.

— ¿Y qué pasó después del accidente? —preguntó Lauren.

— Pues lograron detener al presunto que inició la muerte de nuestros padres y lo lograron —respondió Carles pasándose una mano por su pelo.

Lauren asintió y se acercó a ti. Apoyó su cabeza en tu hombro y suspiró. No sabías el motivo de ese suspiro pero te hiciste una idea de qué podía ser.

— Bueno, nosotros nos vamos ya. Os vamos a dejar un rato en paz, volveremos para la hora de la cena —os dijo Vitolo y tú asentiste hacia su dirección.

Ambos salieron por la puerta y os dejaron a solas. Camila y LaurenJ todavía seguían algo sorprendidas por la confesión. Sabías que ellas no tenían la culpa de estar así, tú también lo estuviste en su momento.

— Esto es... impresionante —dijo de repente Camila.

Tú te giraste para poder verla de frente. Camila estaba con la mirada fija en el suelo. Levantaste una ceja y la tocaste ligeramente el hombro izquierdo.

— ¿Por qué lo dices? —le preguntaste.

— Por todo lo que le pasó a sus padres, debieron sufrir muchísimo ese día —te respondió y tú sonreíste nostálgica.

— Sufrieron demasiado ese día, como no te lo puedes imaginar —murmuraste muy bajito.

Caminaste hacia el sillón y te recostaste sobre él, escogiendo las piernas para que las demás se pudieran sentar. Lauren se sentó al lado tuyo, Camila al lado de Lauren y LaurenJ se sentó en el respaldo del sillón.

— Esperemos que nunca vuelva a salir este tema a la luz, porque se nota que ellos, aunque hayan pasado los años, todavía están muy mal por lo de sus padres —razonó LaurenJ poniéndose bien en el sillón.

— Tienes razón —dijiste mirando fijamente a la nada.

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Sólo quedasteis en el sillón Lauren y tú.

Camila y LaurenJ os habían dicho que querían dejaros un rato a solas para que volvieseis a estar juntas a solas.

— Cuánto había extrañado estar un rato a solas contigo, mi amor —te dijo Lauren.

Tú inclinaste la cabeza y le diste un beso en los labios. Empezaste a subir la intensidad hasta que ella acabó tumbada sobre ti. Te empezó a tocar los senos por encima de la camiseta y tú te separaste ligeramente de ella.

— ¿Qué pasó? —te preguntó.

— Relájate, fiera, no seas así, espérate —le dijiste levantándote.

— Me temo que no me puedo esperar —te miró traviesa y murmuró tu nombre de manera sensual.

Te encogiste del escalofrío que te había dado al escuchar eso.

— Entonces no se hable más.

Lauren te volvió a sonreír traviesa y se abalanzó sobre ti.

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Hola a todos, aquí está el capítulo 34.

La verdad en el siguiente capítulo quiero hacerlo hot pero no tengo mucha experiencia en eso. Quien me ayude a poder escribirlo se lo agradeceré mucho.

El chico de multimedia hará de Carles en la historia.

Espero que os haya gustado el capítulo.

Votad y comentad si queréis que la siga.

Un beso.

Ainhoa

Juntas Para Siempre (Lauren Cimorelli y tú #1)Where stories live. Discover now