Capítulo 7

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Cuando ella te dijo que no le importa que la llamases Lolo, tus ojos empezaron brillar y se te formó una sonrisa tonta en la cara. Para no mirar a Lauren a los ojos, miraste a Dani, intentando no perderte en ese mar verde de nuevo. De repente, Álvaro se acercó tímidamente a donde estaba Dani y tú le miraste como si fuese un extraterrestre.

— Ho... hola, me llamo... Al... Álvaro —tartamudeó y tú abriste los ojos.

Miraste a Ana, quien estaba alucinando con lo que estaba viendo. Álvaro nunca había sido tímido, pero ahora...

— Hola, yo soy Dani, aleja esa timidez, hombre —le dijo llena de alegría.

— Para ya, luego me andas espetando que mi timidez no tendría que salir a la superficie —una ofendida Lauren se dirigió hacia la cocina.

Fuiste detrás de ella, dejando bien claro que sólo tú podías hablar con ella, a lo que ellos no opusieron resistencia alguna. Caminaste hacia la cocina, intentando no matarte con un skate que había en el suelo. Lo saltaste y entraste a la cocina, encontrándote a Lauren abriendo un armario. Te acercaste a ella y le tocaste el brazo, haciendo que se sobresaltase y se le cayeran las galletas.

— Joder, me has asustando —dijo llevándose una mano al pecho.

— Lo siento, no quería asustarte —te disculpaste.

Mientras te disculpabas, te agachaste a recoger el paquete de galletas. Cuando lo hubiste recogido, se lo diste a Lauren, quien cogió una galleta y se la comió. Salió de la cocina y se dirigió a las escaleras.

— De verdad, me fastidia que Dani diga que mi timidez no tendría que salir a la superficie —dijo desesperada.

Empezasteis a subir las escaleras en completo silencio. Ella te estaba guiando a su cuarto. Tú te intentaste memorizar el camino para próxima vez. Cuando llegasteis, ella abrió la puerta y se apartó, dejándote pasar a ti primero. Cuando hubisteis pasado las dos, cerró la puerta con pestillo y se tiró en la cama.

— Pues a mí me encanta tu timidez —soltaste y ella te miró sorprendida.

— Soy súper tímida y eso hace que nunca cuente mis problemas a nadie, ni siquiera a mis hermanas —confesó con la mirada baja.

Cuando oíste eso, te quedaste helada. Nunca habías pensado que eso pasaría. Te conocías todo, incluida su vida, de Lauren, pero ahora te dabas cuenta de que no era así.

— ¿Qué problemas? —preguntaste queriendo que ella te contase más.

Te miró expectante y volvió a bajar su mirada a sus manos, las cuales estaban unidas.

— ¿De verdad quieres saberlo? —te preguntó tímidamente.

— Claro, a lo mejor te puedo ayudar —soltaste intentando animarla.

Suspiró, levantó la mirada y sus ojos color chocolate te hipnotizaron. Volvió a bajar de nuevo la mirada a sus manos.

— La gente... se mete con mis dedos —te contó y, acto seguido, escuchaste un sollozo.

Oh no, no podías ver ni oír llorar a Lauren, se te partía el corazón. Te acercaste a ella y la abrazaste fuertemente, ella te devolvió el abrazo y se puso a llorar entre tus brazos, mientras tú dejabas que te mojase la camiseta. Tus ojos se cristalizaron y tú también comenzaste a llorar, esto te dolía como nadie lo sabía, te dolía demasiado y más teniendo a Lauren llorando entre tus brazos.

— Esa gente no sabe lo que dice, tus dedos son hermosos, son únicos. Ojalá pille a ese desgraciado que ha dicho eso, se va a enterar. Ellos no se han visto en un espejo, son horribles, parecen unos orcos —comentaste y escuchaste una risita de su parte.

Se separó de ti, se secó las lágrimas y te abrazó fuertemente, haciendo que casi te ahogases. Le devolviste el abrazo y dejaste que las lágrimas que antes no habían salido, ahora saliesen. Estuvisteis abrazadas durante varios minutos, lo que a ti te parecieron horas, se sentía muy bien estar entre sus brazos, hasta que tú decidiste separarte de ella. Ella, al verte llorar, levantó una mano y te quitó las lágrimas que quedaron en tus mejillas, disfrutabas del contacto de sus dedos en tus mejillas.

— Muchas gracias por ayudarme —te agradeció.

— De nada, para lo que sea siempre estaré aquí para ti —respondiste mostrando una de tus sonrisas más verdaderas.

Estabais muy cerca, y, de repente, te entraron unas ganas tremendas de besarla...

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Hola,aquí esta el capítulo 7.

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Un beso

Ainhoa

Juntas Para Siempre (Lauren Cimorelli y tú #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora