Uñas y dientes

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No había peleas, aunque ella se quedó con un sabor amargo, había dos opciones, tenía razón y ayudaba a un hombre o...se equivocaba y ahora sí abría problemas pues todo podía caer en una venganza, nadie sabía.

Pero muy en el fondo sabía que podía estar equivocada y cuando ella sabía que tenía razón jamás pasaba eso.

Mejor dejaría eso, al final todo se acomodaba.

Visitaba muy seguido Hogwarts, no sólo para ver a su esposo, sino para ver los alrededores y recordar su época de estudiante, nunca se hubiera imaginado su vida como era pero estaba satisfecha. Y era feliz.

Vale que no es completamente cierto que el tiempo lo cura todo, pero este ayuda y añadiendo que tenía con quién desahogarse todo era mejor, y de alguna manera esperaba ayudar también a su esposo en esos momentos difíciles que si bien el casi nunca decía nada, aprendió a ver sus  cambios de ánimo.

Ese día había salido especialmente temprano del trabajo y fue hogwarts, ya era una costumbre.
Normalmente aprovechaba para saludar a sus ex maestros, todos estaban felices de verla, algunos hasta la invitaban a quedarse un rato en el aula de clases y que les ayudará, muchas veces la ponían como ejemplo a los niños, sobre que podían llegar a ser tan exitosos como ella.

Aunque también era conocida hasta por niños de primero como una heroina de guerra y más que nada como la esposa del temible profesor Snape. Esperaban que con eso él, tal vez, dejara de ser tan estricto, pero todo lo contrario, seguía incluso, algo peor y temible.

El día rondaba las 3 pasado el meridiano, aún faltaba para la cena, sabía que estaría dando clases, así que fue a su despacho privado y escogió uno de los tantos libros que había ahí. Uno de pociones avanzadas.

Salió del castillo hacia los jardines y se sentó bajo un árbol. Se le pasó el tiempo volando como siempre que lo hacía cuando leía y se sumergía en la lectura.

Eran las 5:45 y en quince minutos sería la cena, fue al despacho a dejar el libro, los pasillos estaban desiertos, a veces los maestros dejaban salir antes a sus alumnos dependiendo que clase fuera, pero Severus nunca hacia eso, a menos que alguien acabará la poción antes y en perfecto estado, pero eso era raro que pasara, por algo se quejaba seguido de los inútiles que eran esos niños.

Tal vez por eso se sorprendió cuando lo vio en el pasillo hablando con una mujer joven, de unos 30 tal vez, pelirroja, ojos azules, 1.70 y algo. Se quedó congelada viéndolos, la manera en que ella le sonreía y lo miraba le disgustaba. Estaba, para su suerte detrás de una armadura, no es que se estuviera escondiendo pero justo quedó ahí cuando se paró al verlos.
Severus tenía sus manos en la espalda, parecía escucharla atentamente, con su rostro serio, sin embargo se veía relajado. Estaban justo a fuera de su salón, no escuchaba lo que decía ella, desde ahí podía ver a los alumnos en el aula inquietos, con cara de espanto y frustración.

Pasó como 1 minuto, que se le hizo eterno, parecía despedirse, miro como se iba no sin antes poner una mano en el brazo de su esposo y sonriéndole. Después vio como se iba (afortunadamente al lado contrario donde se encontraba) y como Severus se metía al salón azotando la puerta, tal vez para espantar a los niños, porque no parecía enojado.
Se quedó un momento ahí asimilando que vio y después se puso en marcha al despacho, avanzaba más rápido de lo que esperaba.

Girando una esquina, justo antes de llegar al despacho choco con alguien. Y no pudo ser nadie más.
Ella cayó al suelo y la mujer se balanceó.
- lo siento, no te vi.- le tendió la mano y Hermione la tomó algo indecisa.-disculpa.
H: descuide.
-¿es alguna profesora nueva?
H:no....soy una ex-alumna.
-oh, mucho gusto, soy Melissa Kay, la nueva profesora de DCAO, acabo de trasladarme de Australia.
H:Hermione Gra....Snape.
-¿Snape? ¿Es familiar del profesor Snape?
H:soy su esposa.
-oh, no sabía que tenía esposa....menos alguien como usted.
H:¿alguien como yo?
- no quise ofenderla, pero parece muy joven. Creí que a él, le gustaría alguien.....con más experiencia en todo ámbito.
H:bueno, yo creo que soy lo suficientemente buena en cualquier ámbito.- la miro algo desafiante
-claro....ya veo, fue un placer Hermione.- le sonrió y se fue.

Llegando al despacho se sentó y se quedó pensativa. No coloco el libro en su lugar.
Poco después escucho que llegaba, antes de cada cena iba a su despacho. La vio cuando entro, se acercó y le dio un beso en la mejilla.
S:Hola, llevas mucho esperando.
H:n...no- salió de su trance.
S:¿estás bien?
H:si, estaba leyendo.
S;que raro.

Se levanto y dejó el libro.
S:lista?
Siempre iban a cenar juntos cuando iba, se sentaba en la mesa de los profesores y platicaba con todos. Mientras su marido solo comía.

Cuando llegaron al comedor ella notó que los lugares habían cambiado ligeramente pero aún así la mujer pelirroja estaba lejos de Snape. Suspiro.

Como de costumbre hablaba con Minerva y ella como esperaba la presento a la nueva profesora. Ambas dijeron que ya se habían conocido. Y eso fue todo, Hermione lo agradecía tanto, una ligera tensión se sentía.

No pensaba quedarse, no estaba de humor, se despidió, para la sorpresa de todos muy temprano, pues solía quedarse a hablar con ellos más tiempo y Snape obviamente también se quedaba en vez de ir a su despacho.

La vio pararse y la siguió, no le había dicho nada, apenas y lo volteó a ver en todo la cena.
En el pasillo la alcanzo y la detuvo suavemente.
S:¿que sucede?
H:nada, solo estoy cansada, te veré en casa.- lo miró a los ojos y siguió su camino, dejándolo ahí.

Snape sabía que pasaba algo, y no es que fuera un tonto cursi pero siempre, desde que ella se quedaba a cenar ella tomaba su mano bajo la mesa y esa noche apenas y lo miro.

D:ah mi querido Severus, creo que tendrás una noche larga.- ese viejo siempre apareciendo y entrometiéndose en todo.
S:¿que?
D:Hermione.... parecía enojada.
S:¿te dijo algo?
D:nada muchacho, pero creo que es obvio no.......un Gryffindor, fiel a su casa, suele defender sus "cosas" con uñas y dientes.

Llegando a su hogar  unas horas después, todo parecía encendido. Creí que ya estaría dormida.

Su despacho estaba entreabierto y ella estaba ahí, con una libreta entre sus manos, leyéndola.
S:creí que  estabas cansada.
H:algo.
S:me dirás que te pasa.
H:nada.
Snape levanto su ceja y se cruzó de brazos, apoyándose en la orilla del escritorio.

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Jaja siento que Hermione estuvo tantito así.

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