Hasta las últimas consecuencias

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TAURIEL POV

La hoja de la daga perforó mi piel como si se tratara de mantequilla. Por un momento, perdí la noción de mi entorno y solo volví a la realidad cuando sentí el golpe de mi rostro contra el suelo. Mi vista se hacía nublosa, lo que de algún modo me indicaba que mi vida se estaba desvaneciendo. Aunque, la vida se me había ido desde el instante en que nos emboscaron los orcos y Naerilia se llevó a mi bebé. 

El olor metálico de la sangre se coló por mi nariz, la calidez del líquido rojo llenaba mi abdomen, la pude palpar. Pude también palpar la daga con mis débiles manos. No podía escuchar nada más que un zumbido en mi cabeza. Parpadeé, tratando de aclarar mi vista y entonces vi la milésima de segundo que estaba a punto de quitarle el espíritu a todos mis amigos, incluida yo. Esa milésima de segundo que si no aprovechaba acabaría siendo un genocidio, el exterminio de los elfos del Bosque. 

Valía la pena hacer un último esfuerzo por tratar de girar esta situación a nuestro favor, ¿qué podía perder? Estábamos condenados de todos modos. Si esto iba a terminar, entonces tendría que ser un final digno de recordarse. 

Los dos orcos estaban situados uno a los pies de mi cabeza y el otro del lado contrario. Ambos me apuntaban con sus arcos. Escuché la cuerda tensarse y las flechas parecían estilizarse. Mis sentidos se pusieron al máximo. 

Debe quedar algo de fuerza en mi interior; no estoy muy segura de dónde, ni cómo hacerla despertar. Hace falta algo de acción para que estas alimañas se arrepientan de haber osado meterse con lo más importante de mi ser. Y sobretodo, hace falta cortar el cuello de esa maldita. 

Mi mano derecha agarra con firmeza el mango de la daga, sin que las criaturas se den cuenta. Tengo casi encima al orco que me apunta directo en la cabeza, el otro parece estar vigilando que todo salga bien. Está a punto de soltar la flecha. Entonces, oigo como esta sale disparada en la misma centésima de segundo en el que extraigo la daga de mi interior, me giro boca arriba y con el arma, desvío el proyectil. 

Con una fuerza brutal, que, honestamente no sé de dónde ha surgido, pateo el pecho del otro orco y se cae hacia atrás, llevándose con el al suelo, uno de los orcos que custodiaba a Legolas. Ventaja de unos leves segundos. El orco que estuvo a punto de atravesarme con la flecha, desenvaina su daga y esquivo por un pelo, la puñalada que iba directo a mi pecho. 

Si algo que todos conocemos es la torpeza de estas bestias. Cuando asesté el primer golpe, su atención se volcó hacia mí, olvidando la tarea que debían realizar. Y algo que todos también conocemos es la agilidad y destreza de los elfos para hacerle frente a sus enemigos. Aprovechando la distracción de los orcos, decidieron que era momento del contraataque. 

¡Que empiece la cacería de orcos! 

NARRADORA POV

Los elfos vieron un rayo de esperanza abrirse ante ellos cuando su reina evitó ser asesinada. Esa fue la indicación de que ahora ellos debían actuar y pelear por sus propias vidas. Desarmaron a los orcos de sus arcos, otros no tuvieron la misma suerte y fueron atravesados por flechas. Su sangre comenzaba a hervirse de furor para darle muerte a esas bestias. 

Los guardias que estaban en aquel momento en la celebración por fin pudieron hacer uso de sus espadas, las cuales rebanaban las cabezas de los orcos con una facilidad increíble. Hasta las elfas se armaron de valor y con los cuchillos de mesa apuntaban a los ojos de las espantosas criaturas, brindando a los demás la oportunidad de acabar con esas nefastas vidas. 

Cuando Legolas se vio esta vez solo ante dos orcos, supo que sería tarea fácil acabar con esas escorias. Las bestias se echaron hacia él, pero el elfo tomó uno de los arcos del enemigo e hizo que golpeara en el negruzco rostro del otro. Con un codazo en el pecho tiró al piso al dueño del arco y le clavó la punta de este en el cuello, acabando con él. Se apresuró a tomar una de las flechas del caído y atravesó al que hacia falta con ella. Legolas avistó los dos orcos que hacía un instante estaban en el suelo acercarse a su esposa que luchaba con la bestia que estuvo a punto de matarla.

Tauriel, Hija del BosqueWhere stories live. Discover now