La corte

732 49 5
                                    

Salimos de la habitación con dirección a las escaleras principales. Mientras bajaba cada escalón dirigí mi atención al salón principal, habían muchos elfos yendo de un lado para el otro, recibiendo a quienes iban llegando, sirviendo copas de vino a los presentes y acomodando en sus asientos a los invitados. Era una verdadera locura. Cuando estuvimos ya en el salón principal se nos acercaron dos elfas vestidas elegantemente, dignas de ser servidoras del rey Thranduil, quienes estaban haciendo su trabajo excelente y es que así debía ser, no se celebraba una fiesta en el Reino del Bosque hacía muuucho tiempo, los comentarios no se hicieron esperar :

- Tauriel, pero que hermosa te ves, vas a opacar a cualquier ser que pise este salón con tanta belleza. - Dijo Sambei, una de las servidoras.

- No hay duda de que dejarás con la boca abierta a más de uno. - Bromeó Keiral.

- De eso pueden estar seguras mis queridas, Tauriel va a deslumbrar a quien la vea. - Reafirmó Reindel.

Sus cumplidos realmente me hicieron poner roja de la vergüenza, a mi no me interesa deslumbrar a nadie que no sea mi príncipe Legolas... espero que pueda verme esta noche, con tantas almas aquí dudo que note mi presencia. Hay desde elfos de Rivendell y otros lugares más allá de la Tierra Media hasta el gobernador de la Ciudad del Lago y otros hombres importantes y respetables.

- ¿ Ya saben cual es la sección en donde deben estar? - Nos preguntó Keiral mirando hacia el salón.

- La verdad es que no, ¿ serian tan amables de llevarnos por favor? - Suplicó Reindel a ambas.

- Síganme por favor.

Fuimos detrás de Sambei, paso a paso, observaba detenidamente a los invitados, pronto sentí cientos de ojos sobre mí, aquello me intimidaba un poco, se escuchaban rumores, no podía entender exactamente lo que decían pero estoy segura de que hablan de mí. Aún así ignoré por completo aquello y me dispuse a seguir caminando con la frente en alto, con elegancia, demostrando quien soy yo y como una capitana de la guardia también puede convertirse en una hermosa reina sin corona por la noche. Así que me sentí como una reina, reina de mi vida y de mis sentimientos, me sentía inexplicablemente poderosa, aun sabiendo que simplemente soy una elfa silvana. Pero lo importante es la confianza en ti misma y esta noche me siento una estrella que va a brillar más de lo que nadie espera.

- Por aquí, tomen asiento y pónganse cómodas, ¿ desean algo de beber?

- Por mi lado si eres tan gentil, me gustaría una copa de vino.

- Para mi también por favor Sambei.

Sambei se perdió entre los elfos y los hombres, estábamos ubicadas en una posición estratégica que me permitiría ver perfectamente la entrada de la corte, con Thranduil, Elrond, Arwen y Legolas. En la mesa con nosotras estaban otros elfos del Reino del Bosque, charlamos un poco mientras esperabamos la entrada de la futura familia real. Llegaron con el vino, reímos, tomamos, conversamos, todo era muy ameno. De nuevo con sus comentarios provocaron que me sonroje, parece que por esta noche me tendré que acostumbrar a eso.

Transcurrieron alrededor de treinta minutos desde que llegamos a la mesa cuando se escuchó el sonido del cuerno, anunciando que la corte estaba a punto de ingresar al salón principal... mi corazón comenzó a latir a mil por hora, mis manos se tornaron heladas y mi respiración agitada... había llegado el momento de ver a mi príncipe entrar junto a su prometida, eso le duele mucho a mi corazón, me duele a mí, pero por esta noche, está prohibido derramar una sola lágrima, está prohibido para mi estar triste... Reindel me miró con preocupación, sabía que lo que estaba a punto de ver no me iba a gustar, sin embargo me armé de valor y me tranquilice y pensé: nadie va a arruinar mi noche, ni siquiera la corte.

Tauriel, Hija del BosqueWhere stories live. Discover now