Y pasó el tiempo...

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A medida que crecía, me sentía más a gusto en mi nuevo hogar. La labor de las elfas en el Reino del Bosque no es muy entretenido. Limpiar, cocinar, lavar, nada que me interesara mucho.

Mi habitación -pequeña pero acogedora- era perfecta. Tenía una ventana que daba a la armería. Eso me permitía observar los entrenamientos de los elfos cada vez que se preparaban para sus misiones. Ver día a día como se preparaban llamo mi atención, así que sólo con verlos aprendí muchas cosas. Aparte de esos conocimientos útiles, me asomaba a mi ventana para ver al príncipe, si, a Legolas....

Nunca habíamos cruzado palabras, aparte de las reverencias para mostrar mi respeto hacia el. Aún tengo 62 años y el ya va por sus 2000, realmente no creo que le guste. Vamos ¿quien se fijaría en alguien sin importancia como yo?

Decidí que quería entrenarme para cumplir misiones y tratar de tener más contacto con el elfo que me robó el corazón. Así que me dirigí hasta el trono del rey.

-Mi señor- dije haciendo una reverencia.

-Tauriel, ¿que te trae por aquí?

-Venía a pedirle que me concediera el honor de representar al Reino del Bosque en las futuras batallas que se lideren.

En mi corta edad había oído historias increíbles de todas las batallas que se han luchado en la Tierra Media. Me di cuenta de que eso era lo que yo quería, lo que me apasionaba.

-¿Ah Sí? -su rostro demostraba sorpresa.

-Sí mi señor.

-Vaya, confieso que me deja sorprendido tu petición, nunca hemos tenido a una elfa en nuestras filas, ¿Crees que tengas lo necesario para hacer frente a todos nuestros enemigos?

-Sí, tengo valor y fortaleza.

-De acuerdo, empezarás tu entrenamiento mañana, le pediré a mi hijo que te enseñe lo primordial.

-Muchas gracias mi señor, le prometo que no lo defraudare.

-Eso espero, Tauriel.

Hice una reverencia y me dirigí a mi habitación brincando en un solo pie. Tenía una sonrisa de oreja a oreja, no lo podía creer, esto sería una aventura, algo nuevo en mi larga vida y lo mejor es que mi maestro sería el elfo de mis sueños.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora