Celos

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La mañana había llegado rápidamente. Los elfos estaban convocados en el salón principal sin saber que era lo que les sería comunicado. Los cuchicheos y rumores se escuchaban por cada rincón, todos especulaban posibles noticias. Lo más sobresaliente en las conversaciones era el tema del regreso del príncipe acompañado de Tauriel y lo que más asombraba era que el rey lo permitiera.

Thranduil apareció en el salón situándose justo en el trono y tras él estaban Legolas y Tauriel. El silencio de pronto reinó y ahora las miradas estaban enfocadas en el rey.

-Buenos días con todos. Les extiendo un cordial saludo, estimados amigos. Sé que se preguntarán por qué los he citado de forma urgente esta mañana pues bien: fui cegado por mi ignorancia y por las mentiras de seres envidiosos y con un alma negra -miró a Odys seriamente- y por culpa de eso puse en juego la vida de la elfa que tengo aquí a mi izquierda -señaló a la pelirroja- sin embargo, gracias a su valentía y fortaleza está aquí junto a nosotros. Hoy aquí ante todos quiero dar a conocer que siento un gran respeto y honor hacia ella y que tiene mi total apoyo hoy y siempre.

Se escucharon aplausos.

-He de comunicarles también sobre un asunto que se había perdido en el tiempo pero que ha salido a la luz, ustedes deben saber que Tauriel es hija de Lord Elrond, señor de Rivendel.

Todos se quedaron atónitos. Sus expresiones lo decían todo, nadie se imaginaba aquello. A Odys casi se le cae la mandíbula de la impresión.

-Por lo tanto, si ya merecía respeto antes, ahora lo merece el triple por ser la princesa de Rivendel. Y, no sólo es la princesa de Rivendel porque dentro de dos meses, se convertirá en la esposa de mi hijo. Me complazco en anunciarles que mi Legolas y Tauriel se unirán en matrimonio.

Más aplausos retumbaron en el salón, esta vez eran más fuertes.

-Mirkwood estará de fiesta, una gran celebración como la que jamás se haya visto nunca. Están todos invitados, luzcan sus mejores galas, es todo por ahora, pueden retirarse.

Los elfos ya se estaban retirando, susurrando entre ellos la gran noticia de la futura boda.

-Menos tú, Odys. Necesito hablar contigo, te veré en mi despacho en cinco minutos -dijo el rey con la voz más dura y fría que pueda haber.

Odys se quedó helada de los nervios, ¿qué pasaría ahora con ella?

Caminó a paso lento hasta llegar a la puerta que daba paso al despacho del rey. Tragó saliva. Estaba indecisa, mientras avanzaba para adentrarse al salón un gran miedo iba creciendo sobre ella.

Al lado de la ventana estaba Thranduil observando el paisaje, Odys pensó que el rey no había notado su presencia.

-Mi señ...

-Mereces el destierro -dijo volteándose para verla.

-Lo lamento tanto -bajó su mirada.

-¿Cómo fuiste capaz de mentir de esa manera? Pusiste en juego la vida de tu gente por un simple mortal. Se suponía que ibas a ser duquesa pero ¿cómo podría autorizar yo eso? Has caído en lo más bajo.

-Deme tan solo una oportunidad. Le juro que no fallaré esta vez -dijo llena de angustia.

-¿Estás dispuesta a hacer lo que sea?

-Lo que sea mi señor pero por favor no me destierre.

El rey se quedó observando por unos segundos a la afligido joven -está bien. Si quieres una última oportunidad te la concederé. Serás miembro de las elfas domésticas hasta que yo lo ordene. Cambiarás tus elegantes vestidos por uniformes para hacer tus labores. Tus delicadas manos se llenarán de llagas y tus uñas tan cuidadas se quebrarán. Ordenaré que se te apliquen los mayores trabajos posibles y recuerda que estás a la disposición de todo lo que Tauriel te pida sin importar que sea ¿entendido?

Tauriel, Hija del BosqueWhere stories live. Discover now