Me dejaré llevar

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NARRADORA POV

La fiesta continuaba, todos se estaban divirtiendo, ya sea que estuvieran bailando, bebiendo o simplemente conversando y riendo.

Arwen miraba en todas las direcciones buscando a su prometido, ya tenía rato que se había ido y aun no volvía.

Reindel y Link estaban preocupados, hace más de una hora que Tauriel se fue al baño y tampoco regresaba. De pronto Reindel vio entrar por la puerta principal a Legolas todo hecho una furia, no dudó en acercarse a él y preguntarle por Tauriel.

-Mi señor Legolas, mis más sinceras felicidades por su compromiso con Lady Arwen, no tengo duda de que formarán una hermosa familia. -Reindel conoció a Legolas desde el momento en que nació, lo conocía casi a la perfección y siempre quiso lo mejor para él, ella sabía que algo le ocurría al joven, algo relacionado con su pequeña estrella Tauriel.

- Gracias Reindel.

La vieja elfa en seguida notó la frialdad en la respuesta del príncipe por lo que sólo se limitó a preguntar:

-¿De casualidad, has visto a mi niña Tauriel?

El rostro del joven se tornó más firme y sus ojos se abrieron aun más, su cuerpo se tensó. Recordó que había dejado sola a la pobre en el bosque y que algo podría ocurrirle. Aún así, el desprecio que Tauriel tuvo hacia él hizo que ignorara cualquier pensamiento de piedad.

- La verdad es que no la he visto en toda la noche, ahora si me disculpa, debo ir con mi prometida.

Reindel era muy entrada en años, incluso era mayor que Thranduil y conocía muy bien tanto a el como a su hijo y estaba completamente segura de que el sabía que pasaba con Tauriel.

Decidió que pasaría muy temprano en la mañana por la habitación de Tauriel para ver que ocurría.

Mientras tanto, Legolas caminó entre toda la gente hasta llegar a la mesa principal donde Arwen lo esperaba con mucha intriga y rabia.

-¿Dónde estabas?

-Debía atender unos asuntos allá afuera, nada de que preocuparse.

- ¿ Y por qué tardaste tanto?

Legolas se quedó callado, realmente le molestaba mucho que le hicieran tantas preguntas, no se sentía con ganas de hablar con nadie. En ese momento, Elrond, para suerte de Legolas se acercó a ambos.

- Mi princesa, me concedes este baile?

Arwen no podía decir que no, era su padre quien se lo estaba pidiendo.

- Sí padre, vamos a bailar.

Legolas se sintió aliviado, y pronto Tauriel invadió sus pensamientos. La había tenido a escasos milímetros de sí, a pocos milímetros de besar aquellos labios rojos que lo invitaban a probarlos, se reprochaba a sí mismo no haberse atrevido a besarla. Su conciencia le recordaba que se estaba comprometiendo con Arwen y que sólo a ella podría mostrarle ese tipo de afecto. No tenía claro si lo que sentía por Tauriel era un simple gusto o si se había enamorado de ella. Luego recordó que su padre no permitiría que un compromiso entre él y Tauriel se llegue a consolidar. Pensar en eso lo hizo sentir muy triste y desconsolado.

Es curioso pero aquella noche que prometía ser especial se tornó triste y desalentadora, tanto para Tauriel como para Legolas. Parecía que todo se acababa entre ellos, incluso la rara amistad que habían llegado a tener, esos pícaros encuentros, aquellas miradas y aquellos deseos de explorar el bosque juntos se borraban poco a poco de la mente de ambos. De ahora en adelante las cosas serian muy distintas y eso los hería muy dentro de su corazón. Al parecer, están condenados a olvidar lo que sienten el uno por el otro.

Tauriel, Hija del BosqueWhere stories live. Discover now