Vuelve

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NARRADORA POV

Eran alrededor de las seis de la tarde. Los elfos apenas habían cruzado palabras. Era un ambiente muy incómodo para ambos. El invierno estaba cerca. La temperatura era muy baja en el bosque.

Divisaron un pequeño río que se conectaba al más grande. Tanto era el frío que las aguas se habían congelado y la superficie era sólida.

- ¿Es seguro cruzar?

- Eso lo voy a averiguar. Espera aquí Tauriel. Cuando encuentre todo un camino sólido hasta el otro lado vendré por ti y seguiremos adelante.

-De acuerdo. -El príncipe se dio media vuelta y empezó a caminar. -Legolas... - Hoja verde se volteó en dirección a Tauriel. - Ten cuidado por favor.

Sonrió dulcemente. En todo el recorrido ninguno había soltado ni siquiera una pequeña sonrisa. Tauriel se preocupaba muchísimo por su amado. No podría ni imaginar su vida sin él.

Vio como Legolas se alejaba pisando con extremada atención el río. En ocasiones pisaba sobre capas de hielo muy delgadas que ocasionaban que el pie del príncipe se hundiera en las frías aguas lo que provocaba sustos en ella.

Iba a más de la mitad del camino cuando algo alarmó a Tauriel. Alcanzó a divisar a un grupo de cinco orcos acercándose a toda velocidad a Legolas desde el otro lado.

Su corazón se estremeció. El príncipe había dejado todas sus dagas, espadas, arco y flechas con ella para ir ligero. No tenía con qué defenderse.

Por fin Legolas los vio y en vano buscó algún arma con qué hacerles frente pero no encontró nada. Tauriel tomó su arco y sus flechas y se acercó hasta la orilla del río. Apuntó y logró darle a uno, luego a otro. Quedaban tres y estaban a escasos cinco metros del príncipe.

El pánico la invadió y con firme convicción decidió cruzar el peligroso río hasta donde estaba Legolas. En otra oportunidad le disparó a otro orco y después a otro más. Sólo quedaba uno. Vio como la horrible criatura estaba a punto de clavarle una daga a su amado y apresuró el paso. Su mirada estaba concentrada en él.

Hábilmente, el príncipe esquivó el intento de asesinato. Forcejeó cuerpo a cuerpo con el orco. Tauriel estaba desesperada por salvar a Legolas. El orco golpeó con mucha fuerza al príncipe tirandolo sobre el hielo que por suerte era grueso y no se quebró.

- Llegó tu hora de morir principito. - Exclamó el orco en tono de burla mientras levantaba su daga para enterrarsela en el corazón.

Tauriel se acercó lo más rápido posible, estaba tan concentrada en aquella escena y su mente estaba fija en llegar a un lugar en donde pudiera asegurar su tiro para matar al orco. Tal era su concentración que olvidó que no estaba sobre suelo firme.

Mientras corría no pudo darse cuenta que frente a ella había una grieta que daba a las frías aguas. Se escuchó un grito. Legolas vio como Tauriel caía en medio del río en esas congeladas y profundas aguas.

- ¡ Tauriel! - Fue un grito estremecedor.

Tauriel se hundió en un abrir y cerrar de ojos en el helado río. Legolas pudo escabullirse del ataque del orco. Luchó con todas sus fuerzas contra aquel monstruo. El odio y la impotencia recorrían sus venas.

Veía las manos de Tauriel en un intento por sostenerse y lograr salir pero el frío hizo que sus huesos y extremidades se congelaran y no respondieran a sus órdenes.

Con una fuerza inimaginable Legolas tumbó al orco, tomó una de las flechas que Tauriel había lanzado contra otro y se la clavó en la cara, matándolo de inmediato.

Tauriel, Hija del BosqueWhere stories live. Discover now