The Prince #1

52. "No lo hagas..."

Isabella.

El momento se vio interrumpido cuando la canción terminó. Volteé a mirar a Alonso quien se notaba avergonzado.

¡Santo cielo, Isabella! Este chico se va a casar y tú lo quieres besar.

—Yo... Me voy. —dije dejándolo confundido mientras me iba a sentar a la pequeña barra que habían instalado en el salón.

Sí, había bebidas alcohólicas aquí. Cabe mencionar que en ningún baile anteriormente ocurrió algún desastre debido a los chicos que decidían embriagarse en esos días.

—¿Vas a tomar algo? —me sobresalté al escuchar a Cassandra junto a mí quien estaba con Alan.

—No. Bueno, no sé. Tal vez sólo un par de copas. —mi amiga me veía con desaprobación.

Yo lo único que necesito es despejarme un poco. Olvidarme de sea lo que sea que Freddy esconde y de los hermosos ojos hipnotizantes de Alonso y aquellas situaciones en las que casi nos besamos.

—¿No te hará daño?

—No lo creo. —respondí a la pregunta de Cassandra mientras le sonreía, le hice una seña al chico que atendía ahí y me entregó una bebida la cual supongo es la única que sirven.

—No te emborraches. —fue lo último que escuché de Cassandra antes de que se fuera.

¿Quién me cree? Yo nunca me emborracharía.

(...)

Perdí la cuenta después de cuatro vasos de aquel líquido. Me sentía en mis cinco sentidos pero algunas veces sentía que el piso se movía.

Me levanté del lugar dispuesta a buscar a Bryan para ahora sí ya irme al castillo, necesito dormir. Siento que mis ojos pesan y sólo quiero estar acostada en la cama.

(...)

Alonso.

Nuevamente estuve a punto de besarla. Extrañamente eso necesito, necesito sentir sus labios con los míos.

El tenerla tan cerca mío me hizo sentir feliz. Ella no se opuso en ningún momento y eso me alegró más. La quiero, de verdad la quiero demasiado. Si tan sólo ella me quisiera como yo a ella probablemente ambos nos casaríamos, pero únicamente tiene ojos para ese otro chico.

Quería irme desde que Bella se separó de mí y desapareció entre la multitud de estudiantes, pero Jos y Bryan se encontraban bailando tan felices con algunas chicas que probablemente los invitaron y no deseaba interrumpirlos, después de todo ellos también merecen un pequeño descanso y no estar todo el tiempo al tanto de mí.

Varias chicas insistieron en sacarme a bailar, pero me negué. Creo que no volveré a bailar igual desde lo que sucedió con Bella hace unos cuantos minutos.

Me levanté decidido a tomar aire fresco, afortunadamente mi auto lo habían dejado cerca de la entrada del salón y no se me dificultó encontrarlo. Cuando llegué me recargué junto a él, miré la luna y las estrellas que se podían apreciar fácilmente gracias a que el cielo estaba despejado. Recuerdo que cuando mi madre vivía salíamos todas las noches con mi telescopio al jardín trasero del castillo para ver las estrellas más de cerca.

Sentí que tocaron mi hombro y bajé la mirada para encontrarme con esos hermosos ojos verdes intenso que me miraban atentamente. Miré como sus ojos brillaban y comenzó a acercarse lentamente a mí, no hice ningún movimiento por impedirlo pero cuando pude oler perfectamente su aliento me separé.

Ésta chica está ebria.

—Bella... Estás ebria. —ella frunció el ceño pero no se apartó completamente de mí, alzó sus brazos hasta rodear mi cuello y continuaba mirándome.

—Estoy en mis cinco sentidos, Alonso. —dijo casi perfectamente, probablemente esté ebria pero no tanto. —Sólo... Debo comprobar algo. —intentó acercarse nuevamente a mí pero lo impedí.

Si la iba a besar quería que ella lo recordara. Que al día siguiente llegara conmigo y me contara lo que sintió con respecto al beso. Pero si está ebria sé que eso no sucederá y será como aprovecharme de su condición.

—Bella, no lo hagas. Tú no... —dije pero ella me calló, con un beso.

Finalmente la estaba besando, no tuve fuerza de voluntad para separarla de mí. Deseaba este momento desde hace mucho, saboreé sus labios tanto como me fuera posible, sabía que mañana no lo recordaría y entonces esto no volvería a suceder.

Rodeé su cintura con mis manos, no quería que se alejara de mí ni un momento más. La quería conmigo, quería que ella fuera mi esposa y futura reina.

Lentamente nos separamos, miré sus ojos y ellos tenían un brillo especial logrando así que me parecieran aún más hermosos de lo que ya son. Bajo las estrellas ella se veía tan hermosa, tan única.

—Prómeteme que recordarás esto mañana. —le susurré en el oído, sentí que me rodeaba la espalda con sus brazos y mi corazón comenzó a acelerarse.

—No pienso olvidar para nada esto. —suspiré, continuaba sin querer soltarla. Su cercanía me agradaba y me hacía sentir completo, ella llenaba ese hueco que mis padres habían dejado cuando murieron.

—Bella... Te quiero. —me atreví a decirle, ella se separó de mí y volvió a besarme.

Me permití cerrar los ojos y disfrutar de éste momento. Mi corazón no dejaba de latir con intensidad, sólo espero que ella no pueda sentirlo ni oírlo porque sería vergonzoso.

De un momento a otro un flash hizo que nos separemos. Continuaban los flashes y entonces abrí la puerta del auto y entré junto a Bella.

—¿Qué pasa? —preguntó ella confundida.

—Hay reporteros afuera. —respondí, afortunadamente las ventanas del auto estaban polarizadas y no podían vernos aquí dentro. —Llamaré a Jos y Bryan. —dije pero fue en vano, ella ya estaba dormida.

(...)

Cuando llegamos al castillo yo mismo llevé a Bella a su habitación. Ignoré las miradas que Bryan y Jos me lanzaban y me llevé a Bella en brazos.

Mientras caminaba me tomé el tiempo de mirarle atentamente. Nunca me cansaría de ese hermoso rostro.

Sinceramente nunca me imaginé mirando de esta forma a Bella, yo sólo le había hablado para que me contara sobre su amiga Cassandra. Ahora ella había tomado parte de mi corazón y no podía sacarla.

Llegué a la habitación de Bella y abrí cuidadosamente la puerta. Caminé tratando de no hacer ruido y la deposité lentamente en su cama. Su respiración era tranquila, me gustaba como lucía cuando dormía.

Dí un último beso en sus labios esperando a que cuando despierte recuerde lo que sucedió esta noche.