21. Tercera Chica

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Alonso.

Cuando las clases finalizaron salí de la escuela. Pude divisar a Jos recargado en mi auto esperándome, puse los ojos en blanco ya que yo sabía la única razón por la cual iba a la escuela.

Bella.

—¡Apúrate! Quiero que juguemos FIFA hoy. —gritó cuando aún estaba a unos metros de él.

—No jugaremos hoy, tengo una cita. —dije y caminé hacia la puerta de mi auto para poder subir, unos segundos después Jos llegó al otro lado y subió.

—¿Otra cita? —asentí. —Ya no tienes tiempo para mí. —fingió secarse una lágrima y yo rodé los ojos.

—Sabes que es muy importante para mí conseguir a alguien para casarme.

—Si, lo sé amigo. Sólo bromeaba. —dio un amistoso golpe en mi hombro y sonreí.

Eché el auto de reversa y salí del estacionamiento de la escuela para ir hacia el castillo.

Dirigí la mirada hacia uno de los espejos laterales y vi a Bella abrazando a un chico, quien probablemente es su novio. Él la veía muy seriamente cuando se separaron y ella le tomaba las manos.

¿Estarán teniendo problemas?

Como sea, probablemente eso no me incumbe.

El sonido de un claxon y el grito de mi acompañante fueron los que me hicieron recordar que estaba conduciendo.

—¿¡Qué te sucede!? —me gritó Jos, cerré los ojos con fuerza y me di un golpe mental por no prestar atención a la calle.

Afortunadamente el conductor del otro auto no bajó a expresar su enojo conmigo y siguió su trayecto.

(...)

—¿Sí me dejas ir? Por favoooor. —insistía Jos desde que llegamos al castillo.

—No. Es una cita, no una reunión de amigos. —dije mientras alborotaba un poco más mi cabello, o almenos trataba de dejarlo como la última vez que Bella lo arregló.

—Pero, ¿por qué Bella sí va? —preguntó mientras se cruzaba de brazos y me veía con el ceño fruncido.

—Es diferente. —respondí y caminé hacia la puerta de mi habitación para después salir. —Puedes ir, pero te quedas con Bella. —Jos asintió entusiasmado y bajamos a la sala.

(...)

—¿A qué hora la citaste? —preguntó Jos sentado junto a mí, estábamos esperando a Bella ya que estaba demorando.

—Dijo que estaría aquí media hora antes de la cita. —respondí y ambos soltamos un largo suspiro.

En ese momento una chica se sentó frente a nosotros. No podía describirla ya que estaba usando una chamarra gigante color negro junto con una gorra y unos lentes oscuros.

—Disculpa, esta mesa está ocupada. —le dijo Jos, ella subió la mirada y se quitó los lentes por breve momento.

—¿Por qué te vestiste así? —le pregunté a Bella una vez que volvió a colocarse los lentes.

—Por seguridad. —respondió y noté un leve sonrojo en sus mejillas. —¿Para qué querías que estuviera yo aquí si ibas a invitar al cejon? —preguntó claramente molesta y me encogí de hombros como respuesta.

—Insistió en venir. —dije y ella suspiró.

—Amarás estar conmigo cuando llegue la chica de la rubia. —di un codazo a Jos en las costillas, sabía que se refería a mí cuando dijo "la rubia".

—Lo dudo mucho. —respondió ella.

Segundos después Clarisa entró al lugar. Traía un vestido floreado muy lindo.

—Suerte, Romeo. —dijo Jos levantándose de su lugar siendo seguido por Bella.

—Suerte. —dijo ahora ella y ambos se fueron.

(...)

Isabella.

—¿Quieres algo? Yo invito. —dijo Jos una vez que nos sentamos en una mesa lo suficientemente alejada del príncipe y su cita.

—Bien, ya que insistes me gustaría una dona rellena de jalea, por favor. —pedí amablemente mientras me quitaba los lentes, él asintio y fue a pedirlo.

No podía evitar pensar en qué puedo hacer para que Freddy y yo volvamos a ser la misma pareja de antes. Aquella pareja envidiada por todos ya que éramos cariñosos y cero celosos el uno al otro, con confianza mutua y por supuesto mucho respeto.

Aún debo buscar su regalo, ahora no me preocupa que sea algo que le guste, me preocupa que no sea lo suficientemente bueno como para que me perdone y olvide todo lo que ha pasado y sigamos siendo igual de felices que el primer día.

—¿Por qué lloras? —la voz de Jos me sacó de mis pensamientos.

—No estoy llorando. —respondí pero mi voz salió temblorosa.

—Tu voz y las lágrimas dicen lo contrario. —dijo mientras arrastraba una silla junto a mí y dejaba la dona enfrente.

—No sé qué me pasa. —tapé mi rostro con ambas manos. —Sólo olvida esto, voy a comer mi dona. —dicho esto la tomé y comencé a comerla.

Jos y yo observavamos a los dos sentados a unas mesas de distancia de nosotros. Se veían alegres y parecía que la estaban pasando bien.

Minutos después Clarisa se levantó de la mesa con dirección al baño y el príncipe caminó hacia donde estábamos Jos y yo, inmediatamente me puse los lentes.

—Ella es muy linda. —dijo cuando se sentó frente a nosotros. —Creo que ella será la indicada. —una sonrisa se formó en su rostro.

—Me alegro mucho, amigo. —dijo Jos sonriendo.

—Iremos a caminar un rato al parque, creo que ya no necesitaré de su presencia.

—Oh, claro que la necesitarás. —dijo Jos y volteé a mirarlo. —¿Qué pasaría si los reporteros te encuentran? —el príncipe rodó los ojos.

—Es probable, así que te acompañaremos. —dije yo y él sonrió.

El príncipe regresó a la mesa y segundos después Clarisa también. Ambos salieron del lugar mientras Jos y yo los seguíamos a una distancia considerada.

De un momento a otro los reporteros volvieron a aparecer y rodearon al príncipe y a Clarisa. Mientras él intentaba salir de aquel círculo ella lo jalaba de regreso.

A ésta chica le gusta la atención.

Ella sonreía a las cámaras y en un movimiento rápido tomó el rostro del príncipe y lo besó.

¿Qué es ésta extraña sensación en mi pecho?

Cuando me dí cuenta Jos ya estaba jalando al príncipe fuera del círculo trayéndolo de regreso.

Di media vuelta y comencé a caminar sin rumbo.

Necesito otra dona de la cafetería.

The Prince #1 Where stories live. Discover now