18. "Esto fue culpa tuya"

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Alonso.

Bien, solo debo comportarme como yo mismo y tratar de caerle bien.

Vamos Alonso, tú puedes.

—Hola. —saludé a la chica quien estaba sentada en una banca, ella levantó la mirada y me sonrió.

Su sonrisa era linda, debo admitir que toda ella era linda.

—Hola. —me regresó el saludo, se hizo a un lado y me senté junto a ella.

—¿Cómo estás? —pregunté y ella soltó una pequeña risa.

Genial, probablemente esté pensando que soy un tonto.

—Muy bien, ¿y usted? —preguntó ahora ella sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Bien. —respondí, ambos sonreímos pero no volvimos a hablar.

Esto se está volviendo incómodo.

—¿Puedo preguntarle algo? —habló y dirigí la mirada hacia ella.

—Claro, dime. —respondí amablemente.

—¿Por qué Isabella fue la que me pidió que tuviera una cita contigo? —preguntó, me quedé pensando unos momentos.

¿Qué debería decirle?

—Uhm... Pues, dígamos que soy muy malo pidiendo citas y... Ella me... ¿Ayudó? —dije, ella me miraba atentamente hasta que finalmente sonrió.

—Eres muy lindo. —dijo sin borrar la sonrisa de su rostro.

Bien, hasta el momento todo perfecto.

(...)

Mi cita iba perfecta. He estado conociendo más a fondo a Nat y hasta éste momento ella ha sido perfecta.

—¿Quieres que vayamos por un café? —pregunté ya que recordé que Bella iría y ahí me estaría dando apoyo.

—Claro. —respondió ella sonriente y comenzamos a caminar con dirección a la cafetería.

Mi celular emitió un sonido, era un mensaje. Decidí ignorarlo ya que probablemente sea Jos preguntando cómo va todo por acá.

Natalia y yo continuábamos caminando en silencio, pero no era incómodo.

A lo lejos vi una florería.

Debería comprarle algo.

—Aquí quédate, vuelvo en un momento. —le dije, ella asintió y caminé rápidamente hacia la florería deseando que Nat no me siga, quiero que sea sorpresa.

Compré un ramo de rosas hermoso y volví a dónde Nat estaba sentada, se veía realmente linda con el cabello a los lados de su rostro y una pequeña sonrisa que se formó en su rostro al verme, yo llevaba las flores detrás de mí así que supongo que no puede verlas.

—Te traje algo. —le dije y su sonrisa se volvió más grande pero cuando saqué las flores abrió los ojos sorprendida.

—¿¡Acaso me quieres matar!? —preguntó.

Probablemente sea porque el detalle le pareció hermoso.

—¿Te gustan? —pregunté sonriendo.

—No. —respondió seca, dio media vuelta y comenzó a caminar rápidamente.

¿Debería ir detrás de ella?

Me quedé confundido y la dejé ir.

Recordé que mi celular había sonado minutos atrás y lo saqué, tenía un mensaje de un número desconocido.

The Prince #1 Where stories live. Discover now