01. Preparatoria

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Alonso.

Ha pasado un mes después del accidente de mis padres y yo seguía devastado. Me mantenía fuerte por el bien del pueblo, aunque aún no dependían de mí. Aunque próximamente lo harían.

—Príncipe, ya es hora de que se prepare. Recuerde que hoy es su primer día en la escuela, no debe llegar tarde. —anunció una de las señoras que limpiaban el castillo desde el otro lado de la puerta después de anunciar su presencia con dos toques a la puerta.

—Sí, muchas gracias. —respondí educadamente mientras escuché como se alejaba, me senté en la orilla de la cama y me talle los ojos intentando ver con claridad.

Me dirigí al baño para lavarme los dientes y después arreglarme, aún tengo mis dudas sobre esa escuela pública. ¿Seré realmente aceptado? Espero que me traten como lo que soy: un príncipe. Después de todo prácticamente soy el dueño de todo. Merezco un trato especial, ¿o no?

—¡Alonso apúrate! ¡Ya sabes que no me gusta que me dejes desayunando solo! —gritó mi tío Ethan del otro lado de la puerta, de él fue la "gran idea" de mandarme a estudiar a un lugar público.

—En un momento bajo. —le respondí de vuelta cuando abrí la puerta y me encontré con su cara con el ceño fruncido, este hombre nunca me había caído muy bien pero debía aceptarlo, después de todo es el hermano de mi padre y la única familia que me queda.

Resopló fastidiado y se alejó hacia las escaleras. Tenía el presentimiento de que yo tampoco le agradaba pero le daba poca importancia, jamás convivimos por mucho tiempo por lo cual no tenemos un lazo sentimental importante.

Baje las enormes escaleras que conducían a la sala y caminé hasta el comedor, me llene de nostalgia al ver las sillas que mis padres solían ocupar cada día en el desayuno, cuando bajaba alegremente y saludaba a cada uno de ellos. Mis padres siempre llenaban mi vida de felicidad y amor puro, ellos eran la razón de tener una vida realmente buena, y ahora no me quedaba nadie, absolutamente nadie por quien quiera continuar sonriendo, riendo o simplemente demostrando felicidad, porque todas aquellas ganas que me quedaban de vivir la vida se había ido junto con mis padres. Pero no debía dejar de mostrarme fuerte.

—Siéntate, y debes apurarte para que no llegues tarde. —ordenó mi tío mientras se sentaba en el lugar que solía ser de mi padre.

Debía admitir que no agradaba el hecho de que siempre ocupaba las cosas de mi padre, eran muy importantes para mí y que él las tuviera no me parecía adecuado.

—¿Es necesario llegar temprano? ¿Acaso no van a estar esperándome a que llegue? —pregunté para después tomar un bocado de mi comida, no tenía experiencia con esto de las escuelas pero supongo que si soy el príncipe debería tener un trato especial.

—No Alonso. Es una escuela pública, ahí no tienes a tu propia profesora individual, son varios profesores para un grupo de estúpidos adolescentes y ellos no van a estar perdiendo el tiempo en chicos como tú que no se preocupan por llegar temprano. —explicó mientras continuaba comiendo.

—De acuerdo. —dije mientras reanudaba mi desayuno sin tomarle importancia alguna al tono que siempre utilizaba al hablar conmigo.

(...)

El chófer del castillo se encargó de llevarme a mi nueva escuela, el edificio se veía totalmente en buen estado pero no me apetecía entrar y comenzar a tratar de hablar con otros chicos y chicas de mi edad. no era para nada sociable, normalmente la gente se acerca a mi y ellos intentan ser mis amigos pero siempre es por interés. digo... ¿Quién no querría ser mi amigo por el simple hecho de ser el príncipe? Lo odiaba.

The Prince #1 Where stories live. Discover now