33. Chica ideal.

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Isabella.

Me acerqué temerosa a Freddy. Victoria es capaz de cualquier cosa y probablemente ya le dijo que mi tío me ha corrido de casa.

—Hey, te estuve esperando donde siempre y nunca llegaste. —comentó después de darme un pequeño beso.

—Sí, lo lamento. Se me ha hecho un poco tarde. —mentí y él asintió comprendiendo.

—¿Cómo están? —sonrió, era extraño que preguntara como estábamos, pero supongo que podré acostumbrarme.

—Bien. —respondí y me abrazó.

—Me alegro mucho, debemos ir a un doctor para que te de las indicaciones de los cuidados que debes de tener, cariño. —dijo mientras caminábamos hacia mi salón correspondiente.

—¿Por qué platicabas con Victoria? —pregunté inmediatamente, sentía que él quería evitar el tema pero no le daría el gusto, necesitaba saber qué hacía ella con él.

Freddy se detuvo, soltó un suspiro y volteo a mirarme.

—Me contó algo, pero... Yo no le creo. —se encogió de hombros y entrelazó su mano con la mía para continuar guiándome hacia el aula.

—¿Qué te contó? —cuestioné.

Que no le haya contado que me han corrido de casa.

—Son especulaciones suyas, Isa. Ella cree que tú me engañas con el príncipe. —rodó los ojos y yo abrí los míos sorprendida.

Creo que hubiera preferido que le hubiera contado lo que yo creía.

—Le dije que estaba loca pero ella insistía. Comenzaré a tener más confianza en ti, Isa. Y yo sé que tú no me engañarías con ese chico fresa, ¿cierto? —preguntó tomando mi rostro entre sus manos.

—Por supuesto que no. —sonreí y él pasó un brazo sobre mis hombros.

—Me alegra oír eso. —unos cuantos pasos después llegamos a mi salón, Freddy se detuvo frente a la puerta y dio un beso en mi frente. —Te veo en el almuerzo. —asentí y se fue.

(...)

Alonso.

Después de que Bella se fuera detrás de Jos para ir a la escuela fui en busca de mi tío. Él no era el dueño de éste lugar para decidir quien podía o no quedarse en éste lugar.

—Si vienes a tratar de que me disculpe con esa chica olvídalo, sobrino. —dijo mientras se bebía un trago de su licor. —Después de todo tú vas a ser el rey, ¿no? Apuesto a que ella es tu mujer. —soltó una pequeña risa y volvió a beber, sentí mis mejillas arder.

Isabella no se casaría conmigo así fuera el último hombre del mundo. Además, ella no está entre mis opciones.

—No tienes que darme explicaciones, Alonso. ¿Sabes? A tu padre también le pusieron la condición de casarse para poder ascender al trono, así conoció a tu madre. —sonrió. —Él no la amaba. Sólo se casó con ella para poder ser rey. —se encogió de hombros y caminó desde la barra hasta quedar parado frente a mí. —Te queda poco tiempo, querido sobrino. Sabes lo que pasará si no te casas, ¿verdad?

The Prince #1 Where stories live. Discover now