03. Ropa Sucia

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Alonso.

Al finalizar las primeras clases, las cuales también compartía con aquella chica castaña de ojos verdes, me dirigí a la cafetería en la que decían que tomaríamos nuestro desayuno.

—Y dígame príncipe... ¿Cómo es su vida? —preguntó la chica rubia llamada Victoria que me topé en la mañana.

—Talvez escuchaste que mis padres murieron... —suspiré. —Dígamos que no es muy buena desde eso.

—Lamento mucho su pérdida. —suspiré, de verdad que mis padres me hacían mucha falta. —Dejando a un lado la depresión... —tomó mi mano. —, cuénteme, ¿tiene novia? —preguntó mientras me miraba.

—Eh... No. —respondí un poco incómodo.

Pregunta típica de todas las chicas.

—Eso es bueno —respondió coqueta. —, pensaba que... Tal vez... Usted y yo... Podíamos... Salir. —dijo mientras acariciaba mi mano con su dedo índice.

—Victoria, regresame mi celular. —interrumpió una chica castaña, extrañamente la misma que me encontré en la mañana y que es mi compañera en clase de Historia.—¡Rápido, lo necesito!

—Yo no tengo tu cosa esa... —respondió la rubia haciendo una mueca de desagrado. —Bella, largate de aquí, ¿no vez que estoy ocupada? —me dio una sonrisa y se la regresé un tanto incómodo.

—Solo dame mi estúpido celular, tengo que hablarle a Renata ahora. —Victoria rodó los ojos y le entregó el celular a la castaña la cual ahora sé se llama Bella.

—No vuelvas a molestar, disculpate con el príncipe. —dirigí la mirada a ella esperando su disculpa pero esta nunca llegó ya que la castaña dio media vuelta y se fue.

Suspiré y Victoria me dedicó, nuevamente, una sonrisa de disculpa. Continué platicando con ella, cuando pasas mucho tiempo con una persona a veces suele caerte bien, y otras veces todo lo contrario.

Minutos después llegaron más chicas las cuales, en resumen, me hicieron preguntas como: ¿Su castillo es enorme? ¿Cuántos sirvientes tiene? ¿Tiene muchos autos lujosos, cierto? Pero la pregunta que no se cansaban de repetir era: ¿Tiene novia?

Tantas voces chillonas comenzaban a irritarme, este día tendría un dolor de cabeza terrible.

(...)

Isabella.

Una vez que Victoria se dignó a regresarme mi celular, salí al patio de la preparatoria para avisarle a Renata que debía venir a pagar. Ella dijo que iría en cuanto pudiera y colgó.

Regresé a la cafetería y dirigí la mirada hacia donde estaba Victoria sentada con el dichoso príncipe.

¡Ja! ¿Ella quería que yo me disculpara? No tenía razón para hacerlo.

—¿Estás bien, Isa? —preguntó Cassandra pasando su mano frente a mis ojos. —Estás muy perdida. —hizo una mueca y yo reí.

—El príncipe es insoportable. —me quejé y ella bufó.

—Te he dicho que no hables así de él. —murmuró. —Él podría desterrarte o mandarte a la cárcel fácilmente. —rodé los ojos.

—No lo estoy diciendo frente a él, Cass. —rodé los ojos y ella mordió su manzana.

—Y no pienses hacerlo. —habló con la boca llena, volví a rodar los ojos y centré la mirada en mi celular.

—Hey, hola. —saludó David sentándose junto a mi, él es un amigo de Freddy.

The Prince #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora