capítulo 29

3.9K 416 171
                                    

Todo era oscuro, hasta que una luz al final de lo que precía un pasillo me iluminó. Y la seguí.

Leyla, ¿puedes escucharme? —le escuché decir en la lejanía a Deaton.

No entendía nada, ¿dónde estoy? Seguí caminando, mirando a todos lados aunque solo viese oscuridad y todo fuese muy extraño hasta que llegué a donde la luz empezaba y distinguí una puerta entre-abierta.

— Sí, te escucho —contesté.

Todo esto era muy confuso.

Leyla, estás a salvo, todo lo que puedas ver ahora son tus recuerdos. Los recuerdos no pueden hacerte daño, ¿entendido? —advirtió Deaton.

— Vale... yo-yo veo una puerta entre-abierta. ¿La paso? —pregunté dudosa.

Adelante —contestó Deaton, animándome a dar el primer paso.

Di un toque a la puerta y esta acabó de abrirse por completo, dejándome ver una habitación que por alguna razón se me hacía conocida pero ahora no sabía de qué.

Otra puerta se abrió, y pude ver con claridad a Dasio cogiéndome a mí y lanzándome contra el suelo. A otro yo.

¿Qué ves ahora? —dijo, pero los nervios me comían por dentro. Dasio estaba sujetando a otro yo y tenía miedo de que me viese ahora y me matara— Leyla, relajate, lo que haya allí no puede hacerte daño.

Respiré hondo.

— Es Dasio —casi susurré— Me esta sujetando, me ha lanzado al suelo pero yo no me muevo.

Dasio se giró a mi dirección, poniéndose enfrente de mí en un abrir y cerrar de ojos. Solo pude aguantar la respiración por el miedo, iba a matarme, yo lo sabía.

Ahora eres de los míos —dijo Dasio— Eres de mí manada.

— Eso nunca —le dije desafiante.

Puso una mano en mi hombro y vi sus ojos ponerse de color completamente negro y sacar unas garras igual de negras:

Voy a matarte, Leyla.

Y grité, grité como si no hubiese un mañana. Desgarrando mi garganta y viendo pasar por mis ojos miles de escenas de ese momento en el que Dasio me lanzó al suelo. Vi como me inyectaba algo, como me decía que iba a estar de su parte... como olvidé todo. Como traté a mis amigos. Como traté a Liam. Como muy probablemente maté a Malia. Mi tío reía de todo, se reía de ver como yo acababa con todo y él me estaba utilizando. Traidor. «Maldita niña», «es un arma de matar», «con ella podemos hacer maravillas», «Rahul, lígatela, así que deje de pensar en el perro», «cuando hayamos governado el Mundo Celestial, la mataré». No dejaba de escuchar como él quería deshacerse de mí, como solo me estaba utilizando. Y me sentí decepcionada conmigo misma.

¡Leyla, qué ves! —oí a Deaton.

— ¡Lo he visto todo! ¡Todo! —grité— ¡Soy jodidamente horrible! ¡Horrible! —respiré entrecortadamente— Quiero salir de aquí, yo... me está dando un ataque de ansiedad.

ángel caído » liam dunbarDove le storie prendono vita. Scoprilo ora