capítulo 27

3.6K 362 42
                                    

Día 1

Cuando llegué a casa de mí tío, se sorprendió al escuchar mis palabras acerca de que había dejado a Malia inconsciente, y probablemente, muerta. Él sonreía orgulloso, mientras que dentro de mí había algo que me hacía pensar que realmente no había hecho lo correcto.

— Te noto pensativa —habló Rahul poniéndose a mí lado— ¿Algo que deba saber?

— Solo... estoy nerviosa por el ataque que haremos en una semana —mentí. Realmente eso no me preocupaba.

— ¿Puedo hacer algo para quitar tus nervios?

Le sonreí. Rahul era un chico muy atractivo, no sé si lo había dicho antes, pero se queda en eso. Atractivo. No siento nada hacía él, pero creo que él está intentando... no sé. Seducirme. Pero yo tengo otro chico en mente, tal vez es algo descabellado, algo imposible... pero incluso siendo del campo rival, Liam pasa por mi cabeza durante todo el día. Es como si le conociese de antes. Y no puedo dejar de sentir que esta mal todo.

— Creo que puedo aguantar —reí.

Rahul me revolvió el pelo y salió de mí habitación, dejándome con mi soledad y mi espacio para pensar en todo. En si me sentía mal por Malia o no, en si estaba bien sentirme atraída por Liam o no... en todo. Me sentía abrumada por todo lo que iba a suceder en cuestión de días. Atacar el mundo Celestial era algo grande. Algo increíble. Estaba entre aterrada y entusiasmada. Por fin cobraríamos venganza.

Unas voces me sacaron de mis pensamientos, no supe de dónde salían hasta que me di cuenta de que eran de la planta de abajo.

No consigo seducirla... es muy terca, enserio, no le gusto —dijo Rahul.

Pues ligatela, ¿no es eso lo qué hacéis los jovenes? —dijo mi tío— La necesitamos aquí, necesito que la beses o algo.

¿Qué quieres, que me parta la cara? No pienso hacer eso —dijo Rahul, ¿de quién estaban hablando?

Después de eso, no escuché nada más, todo quedó en silencio, y yo aproveché ese silencio para ponerme el pijama, cepillarme los dientes e irme a dormir.


🐺


Día 2.

Me desperté cuando la alarma de mi móvil sonó, y muy a mi pesar me levanté. Hoy me tocaría lidiar con toda la manada de Scott, y no es algo que me apeteciera mucho, aunque me había desecho sin duda de la más fuerte de esa manda, Scott era sin duda un genio a la hora de hablar con la gente y llevarla a su terrero... y Liam, no me quiero imaginar su cara cuando me vea.

Me vestí sencilla, si tenía que pelear otra vez, no iba a llevar ropa bonita. Unos pantalones vaqueros negros, una sudadera gris y unas zapatillas blancas.

Bajé con mi mochila cargada al hombro a desayunar, y vi a todos allí.

— Buenos días —dije mientras me sentaba al lado de Rahul y cogía una tostada del plato.

— Buenos días rubia —me sonrió Rouse mientras me ponía zumo en un vaso— ¿estás nerviosa?

La miré, descubriendo que todos esperaban mi respuesta.

— No quiero pelear con Scott —acepté.

Pude notar como mi tío se atragantaba con su café, y me miró sorprendido.

— ¿Cómo no vas a querer pelear con Scott? ¡Es nuestro rival! —gritó Dasio.

Le miré impresionada, no me esperaba para nada esa reacción. ¿Qué se suponía, que tenía que matarlos a todos? Ellos ni si quiera intentaban meterse en nuestro plan.

— Suficiente hice ayer con Malia, no se están metiendo en nuestros asuntos, ¿por qué iba a querer pelear con nadie? —dije molesta.

— Ellos son mala gente —dijo Charls con los ojos más oscuros que de costumbre.

— Tendríamos que acabar con ellos —replicó Rouse.

Los miré realmente anonadada, ¿esto iba en serio? ¿Tenemos que pelear con todos?

— No voy a pelear con nadie hoy—dije, manteniéndome firme en mis palabras.

— Es muy estúpido lo que estás diciendo, sinceramente —dijo Rahul— Tan estúpido como tu comportamiento últimamente.

— ¡Me niego a seguir escuchando vuestra mierda! —dije alterándome, sacando mis garras y levantándome rápidamente de la silla para alejarme— ¡No voy a pelear con nadie!

Todos levantaron las manos hacía mis gruñidos, intentando tranquilizarme o qué sé yo. Ahora me sentía sola: no tenía amigos en la escuela, mi familia quería que asesinara a todo el mundo y me sentía compadecida por la manada rival. ¿Qué mierda me está pasando? Esto me superaba.

— ¿Entonces por qué sacas las garras, gatita? ¿Vas a pelear contra nosotros? —atacó Rahul, vaya, no me esperaba esto.

Gruñí con fuerza, provocando que mi tío mandara a callar a Rahul con insultos y amenazas, y yo sin duda aproveché ese momento para irme sola a la escuela, andando. No iría con Rahul, ni dejaría que ninguno de ellos me acompañara. No quiero matar si no es necesario, no soy una jodida asesina.

Si voy a atacar el cielo es por vengar mi destierro, no pienso cargarme a nadie. Solo atacar.

Después de unos veinte minutos andando y obviamente llegar tarde a la primera clase, me tocó esperarme por los pasillos. Me senté en el suelo de uno y dejé mi mochila al otro extremo del pasillo, y con la telequinésis empecé a moverla. Me aburría, y quería ver cuánto tiempo era capaz de mantener cosas en el aire.

— ¿Jugando con la gravedad, Leyla? —habló la voz de Liam, que me asustó y provocó que la mochila cayese al suelo— ¿Te he asustado?

— Oye, niño perro, que no te haya atacado antes no significa que me parezcas una posible próxima amistad —dije seria— No te acercas ni a caerme mal.

— ¿No?

— No, me caes fatal —afirme— ¿Qué te trae por aquí?

— ¿No era que te caía fatal? —dijo Liam, sentándose al lado mío pero a una prudente distancia.

— Sí, pero me apetece hablar —dije, restándole importancia.

— Llegué tarde porque peleé con mi padre, ¿y tú que haces aquí?

— Peleé con toda mi manada —reí— soy la oveja gris, mala pero tampoco tanto. Soy la mano de la locura.

— No eres mala —dijo Liam, y se puso serio.

— No me conoces —repetí.

Liam pareció pensarse la respuesta, ya que no contestó al momento.

— Es verdad, no te conozco —dijo, y yo misma me sorprendí de ello— nadie te conoce. Pero creo que no eres mala.

Una sonrisa involuntaria salió en mí boca, y aunque intenté disimularla, sé que Liam la vio.

— ¿Sabes hacer el ejercicio que nos mandaron de matemáticas?

Me giré a su dirección ante su cambio de conversación repentino, y porque no me esperaba esa pregunta para nada.

— Sí... ¿por qué?

— ¿Podrías ayudarme? —preguntó a la velocidad del rayo— No tengo ni idea de hacerlo, y no quiero suspender.

— ¿Le estás pidiendo ayuda a tu mayor enemiga? —reí. Él sabía de sobra que iba a aceptar, así también podré fastidiar un poco a Rahul.

— Si no puedes con tu enemigo, hazte su amigo.

Sonreí, otra vez. Otra vez.

— Me tomaré tu silencio como un sí. Te espero a las once y media en las mesas de fuera —me sonrío, y desapareció de mí vista tan rápido que no pude darme cuenta hasta pasados unos segundos de que yo todavía seguía sonriéndo.

Estúpida, estúpida, estúpida.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora