capítulo 9

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Ya había pasado un mes desde la última visión en el limbo que tuve, y la verdad, es que todo va bastante mejor de lo que me esperaba.

A veces me dan algunos espasmos, visiones pasadas, y mi segunda luna llena, que por raro que suene, ni si quiera me afectó. Todos se quedaron asombrados y extrañados cuando no sentí nada de efecto sobre la luna llena en mí. A mi también me extrañó, pues Deaton me dijo que a los ángeles caídos nos costaba más controlarnos en días de luna llena, y, también, según él, yo se supone que debía haber enloquecido y haberme transformado en mi oscura mitad, o bueno, demonio, más coloquial, pero no fue así. Y eso que mi primera luna llena fue bastante... caótica.

Mi relación con todos es genial, la verdad. Con Melissa tengo una afinidad increíble, le cuento todo y ella siempre sabe sacarme una sonrisa. Casi cada dos días estoy dándole las gracias por haberme adoptado. Con Scott igual, es como mi hermano mayor, siempre se preocupa por mi y también puedo hablar con él de todo, es muy cariñoso y siento que la mayor parte del tiempo que intento controlarme es gracias a él.

Con Stiles... dios, Stiles. Ese chico no tiene remedio. Es el gracioso del grupo, y el detective. Sinceramente, es con el que más me río y él que sabe sacarme una risa siempre que me dan bajones. Aunque su sarcasmo me abruma, es algo que tenemos en común.

Mason es increíble, es como el mejor amigo gay que, según Stiles, todas las chicas desean tener. Y yo lo tengo. Y me siento afortunadísima. Sin duda, él es uno de mis mejores amigos, incluyendo a Liam. Con Mason hablo absolutamente de todo, he dormido en su casa y él en la mía, cotilleamos mucho y hablamos sobre lo guapos que son los del equipo de Lacrosse. Es como mi otra mitad.

Malia es mi mejor amiga, literalmente lo es. Ella fue la que primero puso atención en mi, la que se preocupó por mi en todo momento. Y lo sigue haciendo. Siempre me dice "yo nunca me habría preocupado por alguien como lo estoy haciendo contigo, probablemente lo hubiera dejado morir". Ella es bastante... agresiva cuando se pone en modo coyote, no sabe demostrar muy bien sus sentimientos, pero poco a poco lo está haciendo. Y me siento afortunada de saber que ella daría la vida por mi, como yo la daría por ella.

Lydia es muy buena persona, también se preocupa mucho por mi, aunque ella normalmente está más metida en su mundo. Ella es extremadamente lista, es más, me está ayudando a ponerme al día con todas las tareas y estudios, es como mi profesora particular. Y la verdad es que me entero de todo. Es muy profunda, madura, calculadora y prudente —dentro de lo que cabe— y, la verdad, es que esta muy bien que dentro de esta manada de locos haya una chica que ponga orden.

Y Liam... no sé que decir de Liam exactamente, porque tengo mucho que decir. Él se preocupó por mi desde el primer momento, y siempre ha sido todo diferente con él. Es cierto que Liam me atrae mucho, tanto su forma de ser como su físico es algo que me tienta mucho, pero es mi mejor amigo, y no creo que él quiera pasar esa línea. Él me acompaña a todos lados, me envía mensajes todo el día, también me ayuda con la tarea... y al igual que con Scott, tengo una confianza especial con él. Liam ha dormido varias veces en casa, porque con él me siento muy segura. Cuando tengo pesadillas o visiones pasadas de mal gusto, le llamo y no tarda ni sesenta segundos en llegar a mi ventana. Es... increíble, sin ninguna duda.

Ahora mismo estoy con Diel, mi consejero celestial, en mitad del bosque para practicar con mis poderes.

Piensa en el fuego, y crearás fuego —dijo él, apareciendo a mi lado— Venga, hazlo, no es tan difícil. Llevamos practicando unos días.

Y eso hice, pensar en fuego, y nada apareció en mi mano. Maldije en voz alta.

Vale, probemos otra cosa... —Diel caminaba sobre el aire de un lado a otro— ¡bingo! Leyla, ¿qué hizo que crearas esa esfera de electricidad el otro día?

— Me enfadé porque mi tío había vuelto a aparecerse en mis sueños y me amenazaba.

¡Genial, pues enfadate! —dijo él como si nada.

— ¿Y cómo se supone que me voy a enfadar? Como mucho estoy frustrada.

¿Quieres que llame a tu tío Dasio al que sacaste del infierno porque no pudiste controlarte en la Luna Llena y ahora intenta mataros, para que te saque de control? —dijo, dejandome completamente en shock.

Que cabrón, pensé. Pero también me enfadé, porque tiene razón. Fui yo quien la lié parda. Toda la pelea que hay, y habrá con mi tío, es por mi culpa. Y cuando volví a ver mi mano, encima de esta flotaba una esfera de fuego enorme.

Suspiré y cerre los ojos, y cuando los abrí, la esfera había desaparecido.

Bueno, al menos ya vas controlando tus estados de ánimo —me animó Diel— Mañana seguiremos, no quiero que te metas en Insane.

— A mi tampoco me apetece mucho estar en eso, la verdad —reí.

Nosotros, los ángeles caídos, solo podemos utilizar nuestros poderes parcialmente, por lo que si utilizamos de más nuestros poderes, entramos en modo Insane. El modo Insane es cuando perdemos el control de nosotros mismos, la oscuridad nos poseé aprovechando que estamos debilitados, y causa una fuga brutal de locura. La primera vez y la última «hasta el momento» que he estado en ese estado, casi no lo cuento, y lo peor es cuando intentas controlarte... te mata, literalmente, por dentro.

¿Vas a ir con Liam ahora? —me preguntó Diel.

— ¿Por qué? —noté que me sonrojaba.

Supuse que habías quedado con él, dado que te gusta y tal...-

— ¡No me gusta! —le interrumpí— ¡No digas eso!

Diel río. La verdad es que al principio él me resultaba molesto, pero ahora es una gran ayuda y un gran apoyo para mi. Sin él, creo que estaría más perdida de lo que ahora estoy. A demás, es uno de mis grandes confidentes, y dado que es un ángel, lo sabe todo.

Podrás mentirte a ti misma, pero no a mi. ¿Sabes qué? —dijo— Llámale y dile que venga a por ti, yo me voy a ver que está haciendo Celia.

Celia es su hermana, de la cual siempre me cuenta que quiere conocerme.

Y después de despedirme, Diel desapareció. Como estaba sola, me di el gusto de ir paseando hasta el final del bosque para luego llamar a Stiles para que me viniera a recoger.

Pero escuché unas ramas crujir detrás de mi, y la curiosidad me invadió.

Miré a todos mis lados, para luego caminar en dirección contraría a donde iba en un principio.

Mis ojos vieron a una persona, y contra más me acercaba, pude reconocer que era un chico. Un chico mirando a todos lados, como si estuviera perdido.

— ¿Estás bien? —pregunté, el chico se giró bruscamente hacía mi dirección y dió un pequeño bote hacía atrás— Perdón, no quería asustarte.

Me acerqué más a él, y parecía que se estaba relajando un poco. Pude ver su cara, y no era un chico joven, muy guapo. Pelo castaño, ojos claros y azules, y unos labios finos pero bonitos.

— ¿Estoy en Beacon Hills? —preguntó el chico.

— Si... ¿oye, te encuentras bien? —dije— Estás un poco pálido.

Él me miró.

— Estoy mareado... ni, ni si quiera sé cómo he llegado aquí.

Me recuerda a mí.  Y sentí la necesidad de ayudarle.

— ¿Puedes decirme como te llamas? —le pregunté.

— Theo, Theo Raeken.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora