capítulo 11

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Cada parte de mí quería seguir luchando, pero cada vez me costaba más. Dasio era, evidentemente, más fuerte que yo.

— ¿Ya no puedes más, Leyla? —le escuché decir mientras yo intentaba ponerme en pie— Te creía más fuerte.

Esto había sido un uno contra uno desde un principio, aunque no sé ni como soy capaz de luchar porque nunca antes lo había hecho.

— No tienes que hacerlo si no quieres —dijo Scott, intentando acabar esta pelea de piedras y rayos voladores.

Sabes que puedes hacerlo, crea fuego Leyla, tu puedes hacerlo —habló Diel a mi lado, sujetándome ambas manos y levantándolas un poco— Piensa en fuego, cree en el fuego.

Por un momento, con los ojos cerrados, todo a mi alrededor era fuego, y cuando los abrí, el fuego estaba en mis manos.

Miré a mi tío, quien me miraba entre fascinado y cofuso.

— Lo siento Deaton —dije, después de lanzar violentamente las dos esferas de fuego contra Dasio, consiguiendo prenderle fuego.

Oía gritos, sabía que no eran de mis amigos, eran de Dasio. Él gritaba.

— ¿Te crees que puedes matarme? —gritó— ¡Yo vengo del mismo infierno, donde tú también vas a estar pronto!

Y en un cerrar de ojos, desapareció de nuestro frente, simplemente se desvaneció.

No podía dejar de mirar al lugar en el que se encontraba anteriormente. La que he liado. Esto es demasiado para mi, yo... yo no puedo ser esto, no quiero serlo. Quiero ser una persona normal. Ser un ángel... un ángel caído, se me va de las manos completamente.

Me siento realmente cansada, tanto física como emocionalmente, así que decido sentarme en el suelo, aun sabiendo que será en el sitio en el que empiece a llorar. Estoy derrotada. Mi tío va a matarnos a mis amigos y a mi, y no sé como evitarlo.

— Todo va a salir bien —dijo Stiles a mi lado.

— No me mientas —dije con la voz entrecortada— No me mintáis. Esto es un completo desastre.

— Podemos solucionarlo —afirmó Scott.

— Soy una carga innecesaria.

— No digas eso —dijo Liam— Nosotros vamos a ayudarte, estamos juntos en esto.

Malia me ayudó a levantarme y pasó un brazo por mi hombro.

— Tú tienes la culpa de que todos, incluso Lydia, tengamos los oídos ensangrentados por tu espantoso grito de guerra, pero oye, —río— estamos contigo igualmente.

Sonreí un poquito. Malia y su magia de hacerme sonreír.

Deaton nos avisó de que Theo se va a quedar una noche más aquí para las observaciones, pero aunque todo indica que el chico ya no es un ser sobrenatural, tiene que confirmar que no viene con la intención de atacarnos.

Pero en el momento en el que pensaba que ya estaba más relajada, Diel se coloca enfrente mío, impidiéndome el paso.

— ¿Diel? ¿Qué pasa? —pregunté al ver su destructurada cara.

Tenemos problemas —dijo.

Miré a los demás, que me miraban intrigada.

— ¿Qué clase de problemas? —pregunté.

Pues...-

— ¿Problemas? —preguntó Stiles— ¿Más?

— ¡Stiles! —reprochó Lydia.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora