capítulo 28

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Llegué a las mesas y me senté. No sé qué hacía aquí, la verdad. Si mi tío se enterase de esto, muy probablemente me mataría el mismo. Y creo que es por eso por lo que estoy aquí, porque estoy enfadada. Me han tratado fatal y esta es la forma de devolvérselo, juntándome un rato con Liam.

Jódete, Dasio. Buenísima actitud tu actitud de niñata, Leyla.

A los pocos minutos divisé a un Liam sonriente venir hacía mí.

— Hola —me saludó— Pensé que no vendrías.

— Hubieras ido a buscarme si no hubiese venido, no tenía otra opción en realidad... —saque mis libros— Aunque en cierto modo también quería venir.

— ¿Por qué? —preguntó el chico.

— No sé, eres diferente, supongo —le resté importancia— Además, así fastidio un rato a Dasio y sus amigos maleducados.

Liam apestaba a nerviosísimo, pero intenté no echarle mucha cuenta. Puso su libro en el medio y empecé a explicarle el tema de matemáticas, aunque él no parecía muy concentrado.

— Liam, ¿me estás escuchando? —repliqué.

— ¡Eh! Sí-sí, claro —afirmó con una risa tonta.

— ¿Cómo se resuelve una equación de segundo grado incompleta? —le pregunté, ya que sabía de sobra que no iba a saber contestar a la pregunta. Ni si quiera había escuchado nada.

Y en ese momento sentí como algo detrás de mí se movía, y con un ágil movimiento agarré el palo que Stiles me había lanzado en dirección a mi cabeza.

— Muy lento —dije seria.

— Me caes bien, Leyla —oí a mis espaldas la voz de Lydia— Te quiero muchísimo.

Y antes de poder girarme, un golpe en la cabeza hizo que todo a mi alrededor se volviese negro.


🐺



POV Stiles

Teníamos a Leyla atada a una silla. Esto me recuerda a cuando atamos a Liam a una silla en esa ocasión en la que Scott le mordió.

Nota mental: debemos dejar de atar a gente en sillas.

— Ni si quiera se mueve —dijo Liam, quien llevaba asquerosamente alarmado la última hora— ¿Y si la hemos matado?

— Bueno, teóricamente la ha matado Lydia, ¿saben? —dije, pero la mirada asesina de la chica me hizo temblar— Bueno, somos todos complices del asesinato de Lydia.

— ¿Y qué hacemos ahora? —preguntó Theo. Cómo lo odio.

— Esperar —contestó Scott.

Muy ingenioso.

Mi mente volaba de un sitio a otro. Al hospital, dónde Malia seguía en estado crítico, a Lydia, la chica que me gusta todavía y hasta hace poco no me había dado cuenta, a Leyla que es mí mejor amiga, ahora no me reconoce y probáblemente hayamos matado.

Mente, para de pensar, mejor descansa.

— ¿Don... dónde...? —escuchamos a Leyla hablar, así que rápidamente nos pusimos todos a su altura.

Leyla levantó la vista del suelo, ¡y vaya! Si las miradas matasen, estaríamos todos cortados en trozos y en la sartén.

— ¡Qué hacéis malditos locos! —gritó Leyla moviéndose agresivamente en la silla.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora